Restaurante: Primi

El Chulo
Primi 1
Cra. 13 # 85-85
Tel. 571-744 4369
Ranking: 4,3 / 5
Después de varios meses de adecuaciones y montaje se abrió, en lo que hoy podríamos llamar la Zona DLK, el nuevo restaurante del grupo de Jaime Escobar y Luis Carlos Piñeiro, ubicado en la esquina de la calle 86 con la carrera 13, al lado de Agadón. Con este, Jaime y Luis Carlos abren su quinto restaurante en la cuadra y su séptimo en la zona.
El proyecto, que comenzó con la idea de montar una tienda con un pequeño restaurante, terminó en un agradable espacio arquitectónico repartido en diferentes salones y terrazas con una capacidad actual de 119 puestos y total de 160 cuando entren en operación el salón y la terraza del segundo nivel.
La entrada, sobre la carrera 13, conduce directamente a la tienda en la que se pueden conseguir vinos, licores, salsas, pastas, quesos, charcutería, aceites, condimentos y algunos otros productos, muchos de ellos importados por el grupo. Desde allí se accede a los diferentes espacios del lugar que, montado con gusto y sencillez, es práctico y amable. Se usaron materiales rústicos, techos de parales de madera a la vista, muebles y estanterías de madera, lámparas de bronce, agradables mesas y sillas, un amplio espacio de barra con muy cómodos butacos y mesas altas, para terminar en una gran terraza.
No escatimaron esfuerzos para reunir un equipo humano de primer nivel como base operativa del lugar. Algunos de ellos ya bien conocidos por la clientela del grupo: Johana Roa, la hostess; Eduardo Uribe, el chef; Charles Larrahonda, el “director de orquesta”, y Daniel Morales, el sommelier, son los líderes de un grupo de servicio amable y claramente muy bien entrenado.
La carta, con acento mediterráneo, ofrece diferentes opciones, muchas de ellas para servir al centro de la mesa, método que particularmente me gusta bastante y cada día es más frecuente. Quesos, ensaladas, pizzetas, bruschetas, charcutería, carpaccios y crudos de pescado, sopas, algunas pastas, pescados, carnes, en fin un gran número de opciones que invitan a compartir y regresar.
Comenzando por las pizzetas, realmente delgadas y crujientes, probé la de anchoas y alcaparras mini, extraordinaria mezcla de sensaciones que se complementa de gran manera con la textura crocante de la masa; la de tres quesos con cebolla caramelizada, bien lograda aunque el excesivo dulzor de la cebolla apaga un poco la expresión de los quesos y a mí, en particular, me hostigó un poco.
Probé el “tomaquet”, picadillo de tomate que acompaña las raciones y me pareció muy fresco, pero un poco simple, falto de personalidad y contundencia. Seguí con los crudos, fantásticos, el de atún mediterráneo con minialcaparras y picadillo de tomate, sápido, apetitoso y el de pescado blanco con emulsión de limón y cascos de naranja, pleno de frescura, con sabores que se complementan de gran manera, difícil escoger; la crema de arvejas con quenelle de ricotta, imperdible; los raviolis de rabo de toro con salsa de queso gruyère simplemente fantásticos, llenos de gusto; el arroz cremoso con filete de pescado, en perfecto punto de cocción; mariscos, habas verdes y puntas de espárragos, diferente y de gran sazón; la tagliata, magnífico trozo de Sirloin steak americano, cortado un poco más grueso de lo usual lo que les permite darle término a la carne, contundente y sabroso; el asado de tira en cocción lenta acompañado de “corn bread”, tierno, muy apetitoso, excelente.
Probé dos de los postres, la “Pavlova”, un crumble de merengue con helado de vainilla y frutos rojos apropiado para los amantes de los postres con sensaciones muy dulces y la pizza de nutella con mascarponne, sutil y agradable.
En fin, una magnífica experiencia que seguiré explorando cotidianamente.
LO BUENO
Empresarios que le apuesten de una forma tan decidida al desarrollo, con calidad y buen gusto, de una zona determinada de la ciudad.
LO MALO
Eduardo debería revisar el uso del azúcar en algunas recetas ya que termina, en mi concepto, restándoles personalidad y contundencia.