Vinos: pequeños gigantes

Hugo Sabogal
Hagan la prueba: cuando encuentren un vino de alto precio, no duden de que se trata de algo similar a una pequeña joya tallada cuidadosamente con las manos, en un diminuto y bucólico taller artesanal. Nada de metales de fantasía ni de enormes plantas industriales.
Los grandes vinos también proceden de pequeñas bodegas que han ganado su prestigio a lo largo del tiempo gracias a una celosa y paciente labor para convertir cada botella en una obra de arte. Por eso valen lo que cuestan.
Uno de los ejemplos más representativos es el Domaine de la Romanée Conti, en la Borgoña francesa, cuyos vinos se confeccionan, principalmente, con la delicada uva Pinot Noir, en una diminuta propiedad de 1,6 hectáreas. La producción total de esta afamada bodega es de 3.500 botellas. Nada que ver con los 10 millones de unidades anuales que envasa una planta industrial de vinos. ¿Por qué, por ejemplo, una botella de Romanée Conti Grand Cru, Cote de Nuits, 2004, vale el equivalente de 25 millones de pesos, y un vino ligero y sencillo de cualquier productor masivo no cuesta más de 15.000 pesos?
La respuesta es sencilla: un Romanée Conti basa su estrategia en el pequeñísimo tamaño de su predio, la exclusiva ubicación de su viñedo (en el distrito de Vosne-Romanée), la orientación de las parras con respecto al sol, la existencia de un suelo calcáreo único, su tradición centenaria y un número de compradores mayor a la escasa oferta del producto.
Lo mismo puede decirse del bordelés Château Petrus Grand Vin de Pomerol, 1983, cotizado en más 22 millones de pesos la unidad. El Petrus exhibe unas credenciales similares al Domaine de la Romanée Conti, y siempre le sobran interesados.
Pero toquemos tierra. Mis “pequeños gigantes” en esta ocasión no se acercan, en lo más mínimo, al valor de esos colosos franceses. Sin embargo guardan con ellos una estrecha relación en lo que tiene que ver con la calidad de la fruta, la ubicación geográfica del viñedo, el tipo de suelo, el profundo deseo de elaborar un vino sublime y un diestro juego de manos maestras.
Estos son mis elegidos.
Bodega Noemía
Valle Azul
Río Negro, Patagonia, Argentina, 2008
$240.000, Inverleoka
Para llegar a esta pequeña finca, se recorren, por aire y por tierra, más de 1.300 kilómetros desde Buenos Aires. Allí, Hans Vinding Diers y Noemí Marone Cinzano elaboran su ya célebre Malbec, además de este Noemía Due, hecho con Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec y Petit Verdot. Sacan 2.000 unidades. Expresivo, frutado, mineral y floral, y con gran potencial de guarda.
Bébalo: hasta 2020. Alc.: 12,5 %.
Viña Matetic
Valle del Rosario, Chile, 2010
$87.500, Viñas Boutique
Es un equilibrado Syrah, producido a escasos kilómetros del océano Pacífico. Viña Matetic se especializa en la elaboración de vinos trascendentales a partir de técnicas orgánicas y biodinámicas. Sus suelos arcillosos y graníticos entregan un carácter profundo y difícil de imitar. Frutado, especiado, cárnico y floral a la vez, este Syrah de clima frío (algo poco común) deja huella. Bébalo: hasta 2020. Alc.: 14%.
Bodegas y Viñedos Artadi
Tempranillo 100%
La Guardia, Alava, Rioja DOCa, España, 2006
$280.000, Importado por Germán Naranjo Domínguez
En la Guía Peñín 2014, la casa riojana Bodegas y Viñedos Artadi aparece como la mejor del año en España. Y como si fuera poco, Robert Parker ha calificado el Artadi Viña El Pisón con 100 puntos. Pero Pagos Viejos no se queda atrás. Valiéndose de viñedos viejos, su gestor, Juan Carlos López de la Calle, ha hecho un vino complejo y cautivador desde la vista y la nariz, hasta el retrogusto. Bébalo: hasta 2020 o más allá. Alc.: 14%.
Duoro, Oporto, Portugal, 2011
$190.000, Clos Importaciones
Uno de los encantos de este sugestivo vino es el uso de cuatro variedades nativas: Touriga Nacional, Touriga Franca, Tinta Barroca y Tinta Roriz. Fundada en 1877, esta bodega sigue en manos de los descendientes de Antónia Adelaide Ferreira, la gran dama del Duoro. Profundo, complejo y elegante, este vino atrapa por su amplia paleta de sabores, su sedosidad y su largo final. Bébalo: hasta 2020. Alc.: 14,5%.
Haywood Estate Primitivo
Viñedos Los Chamizal
Valle de Sonoma, California, EE. UU., 2007
$108.000, Importaciones 90 Puntos
Primitivo es una variedad de uva italiana, asociada por muchos a la Zinfandel, cepa emblemática de California. Este viñedo, de baja producción, se encuentra en una de las zonas más altas de Sonoma. Por eso, su mayor encanto es su sugerencia a fresas salvajes. Pero también exhibe recuerdos a flores, especias y chocolate negro. Es elegante y complejo a la vez. Bébalo: hasta 2015. Alc.: 15,5%.