Víctimas y excombatientes aprenden para ser baristas con Nestlé
zamira caro grau
Desde hace un tiempo muchas de las historias que hacían parte de la construcción de guerra se han convertido en relatos de superación y paz. De viajes. De transformación.
Así fue como Jorman, un joven de 19 años de la comunidad indígena Uitoto, resultó participando en una guerra que lo superaba a él, muy jóven para comprender tantos conflictos, y a sus compañeros.
Quizás por eso mismo ese no fue el final de su camino, sino únicamente una parte que ahora dejó atrás. Dice que vivió en el Amazonas y de allá se siente, aunque nació en Caquetá.
Cuando llegó a Bogotá como parte del proceso de reincorporación a la vida civil comenzó a vivir con su tía, la mujer que lo apoya en “todas las cosas buenas” que hace. Comparten juntos en el barrio La Macarena, y desde allí él ha tomado las clases virtuales de lo que es su nuevo proyecto de vida: ser un joven barista.
Aunque en un comienzo no sabía nada de café, como él mismo lo dice, la propuesta de aprender sobre algo tan representativo de Colombia fue lo que más le llamó la atención. “Yo dije ‘necesito aprender cosas que sean de aquí’, entonces apenas me dieron la propuesta me interesó”, le comentó a Diners.
El programa es una iniciativa de Nestlé en alianza con la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) y la Agencia para la Reincorporación y Normalización (ARN) para darle la oportunidad a 125 jóvenes en situación de vulnerabilidad, entre ellos 65 personas en procesos de reincorporación y reintegración, para convertirse en baristas.
Son clases virtuales y presenciales en donde aprende sobre los orígenes del grano del café, la extracción, distintas preparaciones, beneficios para el día a día o las técnicas para decorar cada una de sus bebidas. Antes de eso, la rutina de Jorman solo estaba planeada hasta eso de las 7 de la mañana, cuando terminaba de hacer su recorrido diario trotando.
Desde que comenzó el curso su mentalidad ha cambiado y sus proyectos a futuro parecen mucho más claros. “Yo sé que lo primero que voy a hacer es terminar este programa” comienza.
Luego, explica cuál es su plan eventualmente: “Después quiero montar un café donde los productos sean colombianos e incluir a mis compañeros en el negocio para que trabajemos todos juntos”, concluyó.
Y así, como la de él, hay 124 historias más alrededor del programa. 124 oportunidades de trabajo, además, porque el programa se asegura de que los participantes queden vinculados a empresas aliadas de la marca. 124 vidas que cambian completamente su rumbo.
La realidad de Colombia es que la paz es un proceso que se construye diariamente y eso es lo que hacen Jorman y sus compañeros todos los días cuando deciden reemplazar las armas por el café.
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