Édgar Perea: El campeón de la narración

Daniel Zamora
Édgar José Perea Arias no fue un hombre de una sola profesión. Fue boxeador, futbolista, senador (1998-2002), candidato a la alcaldía de Barranquilla (2003), embajador en Sudáfrica (2008-2011) y narrador de fútbol (desde 1966). Esta última pasión fue la que más trabajó. La narración le dio a Perea no solo el reconocimiento que lo llevó a escalar peldaños en la política, sino que lo convirtió, para muchos colombianos, en el narrador deportivo más importante de Colombia.
Su voz era potente; la dicción, típica barranquillera. No solo cantaba goles y narraba jugadas, Perea sabía narrar de todo “boxeo, ciclismo, baloncesto, béisbol y fútbol. Ahora los narradores creen que basta con narrar fútbol y ya”, refuta Sebastián Vargas, periodista deportivo. Para Vargas ese es un hecho que convirtió a Perea en el narrador que fue, es que además del gol de Rincón contra Alemania en 1990 y el penalti de Leonel Álvarez con el que Nacional ganó la libertadores, el chocoano grabó en la retina de la audiencia el primer título mundial de boxeo para un colombiano: la victoria de “Kid Pambelé” sobre “Peppermint” Frazer, en 1972.
Las narraciones de Édgar Perea a Kid Pambelé
El mismo año que transmitió el campeonato conseguido de Pambelé, Perea fue testigo de otra hazaña del deporte colombiano: la primera medalla olímpica. Se trató de la conseguida por el deportista de tiro Helmut Bellingrodt, quien obtuvo la presea de plata durante las Olimpiadas de Munich.
Édgar Perea, poco a poco, se fue quedando en el imaginario de los colombianos. La gente se fue acostumbrando a su estilo, a su pasión, a sus críticas, porque fue un hombre controversial. Bastaba con sentarse a ver La Telepolémica, uno de los tantos programas de debate deportivos en los que participó, para comprobar el humor picante y el comentario crítico del narrador.
Las discusiones que se daban en el programa, principalmente con Óscar Rentería -periodista deportivo de Cali-, eran la chispa que seducía al televidente harto de oír opiniones políticamente correctas que esperaba con expectativa la noche del domingo para ver con qué cuento saldrían Perea y Rentería.
Perea cambió la forma de narrar el fútbol colombiano
Édgar Perea enfrentó uno de los temas que se considera tabú en el mundo del periodismo futbolero. Se cree que cuando el público sabe de qué equipo es hincha el narrador o comentarista, la opinión o el relato será parcializado; sin embargo, Perea no tuvo miedo en decir: soy hincha del Junior.
Y no solo se proclamó fanático, sino que hizo famosa la frase más popular del hincha “tiburón”: Junior tu papá. “Fue ese primer narrador en Colombia que demostró su pasión por un equipo, al que respaldó narrando las acciones de un compromiso.
Hizo lo que hizo en Barranquilla por amor a su equipo y lo demostró durante las transmisiones en el estadio Metropolitano, creó lo que critican muchos narradores “jóvenes” de 40 años para abajo: ser parciales a la hora de narrar un gol”, explica Vargas.
Amante del Junior y el gol de Freddy Rincón
Ómar Sánchez, productor de El Alargue y el Carrusel Deportivo, de Caracol Radio, conoció a Perea en 1994 cuando este último hacía dupla con Hernán Peláez en las transmisiones deportivas. Por esa época, Perea también hacía parte del equipo de La polémica de los Deportes, que también dirigía Peláez, y tenía un programa en Radiodeportes que se llamó comentando Los Deportes.
“Sin duda una voz prodigiosa de la costa norte. Era serio pero de buena chispa, un hombre puntual y siempre bien vestido, que amaba a su Junior del alma como a la selección Colombia; y para quienes vivimos el Mundial de Italia 90, jamás olvidaremos ese relato del gol de Freddy Rincón, en el empate ante los alemanes” recuerda nostálgico Sánchez.
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Un amante de todos los deportes
Para Ómar Sánchez, Édgar Perea fue el narrador más grande de la radio colombiana, y lo mismo piensa Eugenio Baena, narrador-de béisbol y boxeo, principalmente- y comentarista deportivo. “Fue un monstruo, el primero en combinar la narración con la emoción, lógicamente con su patriotismo a marca mayor y su carisma. Fue el mejor de todos los tiempos en la escala que él narraba: primero, fútbol; luego, béisbol; y después boxeo y los otros deportes”.
La anécdota de Baena con Édgar Perea
Baena recuerda con agrado una anécdota que habla de lo curioso, apasionado y hasta ingenuo que fue “El Campeón”, como apodaban a Édgar Perea. Ocurrió en las calles de Nueva York. Un equipo de periodistas viajó a la capital del mundo para transmitir la pelea del barranquillero Mario Miranda contra Juan Laporte. Era septiembre de 1982.
Salieron del hotel y hallaron una calle de ventas ambulantes, donde sirios y libaneses-como en Barranquilla-, poblaban los andenes. “Uno de esos turcos llamó:
-Mire, mire, mire. Lo nuevo, lo novedoso, un teléfono que puede llamar a cualquier parte del mundo, no cobra nada, no le cuesta nada. Usted puede llamar a donde quiera.
Y a Edgar le gustó siempre lo nuevo, lo novedoso, y dijo: ‘erda, yo con ese teléfono en Barranquilla salgo al terreno de juego, Dios mío, y todo el mundo escuchándome, sería lo máximo’.
– ¿Lo quiere probar?- le dijo el turco- ¿Quiere llamar a Colombia?
– Sí, sí, yo quiero llamar- contestó Édgar. En ese momento él vivía con su esposa Celia. El turco hizo la llamada:
– ¿Aló?, oh, Celia, estoy en la mitad de las calles de Nueva York con un teléfono, esto es increíble, yo tengo que comprar este aparato, yo con esto me paro en cualquier parte de Barranquilla y llamo. ¿Cuánto vale?
– 500 dólares.
– Mierda, jueputa, yo no tengo esa plata, préstame, préstame-les decía a sus compañeros.
Édgar compró el teléfono, nosotros decíamos: ‘no puede ser que puedas llamar a todo el mundo y gratis, eso es imposible’. En Colombia no había teléfonos inalámbricos.
Luego llegamos al hotel, creo que después fuimos a ver béisbol, jugaban los Cerveceros de Milwaukee con los Yankees de Nueva York. Regresamos y como en esa época en un cuarto nos metíamos 10 periodistas, alguien dijo: ‘Édgar, vamos a probar el teléfono, son las 10 de la noche. vamos a llamar a todas partes’.
– Sí, sí, claro, vamos a armar esto, esta es la bacanidad, voy a ser sensación en Barranquilla.- se repetía Perea. Así que comenzamos a armar, conectamos la corriente pero ese teléfono tenía que tener una conexión como los inalámbricos ahora, y todos se burlaban y burlaban: ‘viste, te estafaron’, le decían
-Maldito turco, mañana voy por él- dijo… Cuando fuimos ya el cambuche no existía…”
Édgar Perea murió a los 81 años. Quedó en la memoria de los colombianos como el más grande narrador de fútbol; y sobre todo dejó una frase que se convirtió en su leitmotiv- y no, no es Junior tu papá-, se trata de una que repitió durante casi todas sus emisiones: “sigan siendo felices Edgar, les dice”.
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