17,9 millones de personas mueren al año por enfermedades cardiovasculares

La mayoría de las enfermedades cardiovasculares son prevenibles y aún así son la principal causa de muerte en el mundo. Hablamos con una internista vascular.
 
17,9 millones de personas mueren al año por enfermedades cardiovasculares
Foto: Karolina Grabowska en Pexels / C.C. 0.0
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Revista Diners

Si el 80 % de las enfermedades cardiovasculares son prevenibles, ¿por qué siguen siendo la principal causa de muerte en el mundo dentro de las enfermedades no transmisibles? Según cifras de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), alrededor de 17,9 millones de muertes cada año son por complicaciones relacionadas con el corazón.

Cabe aclarar que las enfermedades no transmisibles (o crónicas) son afecciones de larga duración con una progresión generalmente lenta, de acuerdo al Ministerio de Salud. Estas son las responsables del 71 % de las muertes que se producen en el mundo, según indica la OPS, y entre ellas están la diabetes, las enfermedades respiratorias crónicas, el cáncer y las ya mencionadas enfermedades cardiovasculares.

Hablemos del corazón

Hay muchos factores que dan una idea del porqué el número de muertes es tan alto en el mundo. Uno de ellos son los ingresos económicos: la OMS explica que más del 80 % de las defunciones por enfermedades cardiovasculares se producen en países de ingresos bajos y medianos.

“Estas enfermedades tienen que ver con varias cosas, como la pobreza y la falta de acceso a la salud. Además, hay algunos factores de riesgo inmodificables como la edad, el sexo y la carga genética”, comenta la doctora Ana Cristina Montenegro, internista y médica vascular angióloga del Hospital Universitario Fundación Santa Fe de Bogotá.

Agrega que hay múltiples características cardiovasculares que inciden sobre estas patologías, como la enfermedad cerebrovascular, la enfermedad arterial periférica (afección circulatoria), la dislipidemia (niveles muy elevados de colesterol en la sangre) y la diabetes.

Sin embargo, Montenegro también menciona que hay muchos otros casos en los que se puede actuar de forma preventiva para brindar una atención primaria y modificar hábitos saludables. “En el caso de que la enfermedad ya esté instaurada, se debe tener controlada la presión arterial, el colesterol y el azúcar, además de mantener un peso saludable y practicar actividad física”, puntualiza.

Empezar a temprana edad

Montenegro hace énfasis en la importancia de implementar programas de prevención de enfermedades cardiovasculares desde la primera infancia. “Es necesario cuidar los hábitos de alimentación de nuestros niños para que no sean obesos, incentivarlos para que salgan de las pantallas y que vuelvan a jugar al aire libre y a hacer actividad física”.

“Hemos visto que cuando incidimos poblaciones desde la primera infancia, logramos evitar el desarrollo de enfermedades crónicas en los adultos. Si podemos influir sobre los grupos etarios, como que niños de familias obesas puede que sean obesos, vamos a tener un beneficio importante para nuestros pacientes”, agrega.

En cuanto a los adultos, lo principal es disminuir el riesgo de desarrollar la enfermedad cardiovascular. “En el caso del colesterol alto, por ejemplo, debemos mantener una alimentación saludable, rica en verduras y frutas, y hacer actividad física aeróbica para evitar que se eleve”, dice la especialista.

Enfermedades cardiovasculares en la pandemia

Un estudio publicado en 2020 por el presidente de la Sociedad Colombiana de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, Fernán Mendoza Beltrán, en la Revista Colombiana de Cardiología, concluyó que los pacientes con Covid-19 y con enfermedad cardiovascular previa tienen un riesgo mayor de enfermedad severa y muerte.

Frente a este tema, la doctora Montenegro agrega que “lo que pasa en la pandemia es que los pacientes dejaron de ir al médico y de consultarse. Como se cerraron los servicios de consultas ambulatorias, aumentó el descontrol de estas enfermedades crónicas. Entonces, estos pacientes mal controlados también se mueren más de covid y se vuelve un círculo vicioso muy difícil de manejar”.

Montenegro explica que si las cosas siguen como van, sin un control adecuado, “se calcula que en el 2030 van a ser más o menos 23 millones de muertes por enfermedades cardiovasculares, o sea muchísimo más de lo que ha matado la pandemia”.

La cifra que Montenegro menciona sería casi 8 veces más del total de muertes que ha ocasionado el Covid-19 en todo el mundo, teniendo en cuenta que al momento de escribir el artículo van más de 3,1 millones.

“La invitación es a que los pacientes regresen a hacerse sus exámenes de control, que vayan a consulta y sigan tomando sus medicamentos”, destaca la especialista.

Años potencialmente productivos, desperdiciados

Las enfermedades cardiovasculares han modificado la esperanza de vida en muchos países. Según un estudio realizado en el 2005 por el Instituto Nacional de Endocrinología (INEN) y publicado en la Revista Cubana de Higiene y Epidemiología, “la enfermedad cerebrovascular representa un reto para la medicina moderna, tanto por su alta mortalidad como por las secuelas invalidantes que produce en los pacientes que sobreviven, con la consiguiente inversión de numerosos recursos para su tratamiento, tanto en la fase aguda como en la de rehabilitación”.

A su vez, Montenegro explica que esto está relacionado con la morbilidad y la cantidad de años potencialmente productivos que se van a perder, “porque vas a tener que enfocarte en tratar de sobrevivir y mejorar tu condición clínica. Por ejemplo, un paciente tiene un infarto cerebral y no se muere sino que queda con la mitad del cuerpo paralizado, eso significa que no va a poder trabajar, que va a ser una carga importante para la familia y que se van a gastar un montón de recursos económicos y no económicos en su proceso de recuperación”.

Recomendaciones generales para prevenir las enfermedades cardiovasculares

Para no llegar a esos extremos, explica que hay muchas maneras de evitar las enfermedades cardiovasculares y disminuir el riesgo de muerte. Algunas de ellas son:

– Limitar la cantidad de licor que se bebe y dejar de fumar.
– Hacer actividad física aeróbica y realizar deporte al aire libre, “ya que el contacto con la naturaleza mejora la condición de salud de los pacientes”, explica Montenegro.
– Controlar el estrés.
– Reducir el consumo de cafeína.
– Tener una alimentación saludable, consumir alimentos frescos y variados que incluyan frutas y verduras.
– Evaluar historial familiar para generar un control más estricto en aquellas personas con antecedentes de enfermedad coronaria o enfermedad cardiovascular en primer grado.

“Si todo esto se cumple a cabalidad, desde la consulta y prevención con un especialista, hasta la alimentación saludable y el ejercicio, podremos encontrar unos indicadores positivos a futuro”, concluye.

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abril
30 / 2021