Estos son los 6 emprendimientos colombianos finalistas en DiDi Lab
Maria Camila Botero
El pasado 19 de marzo se estrenó el primer episodio de DiDi Lab presentado por Shark Tank Colombia. Se trata de un laboratorio para la reactivación económica del país organizado por DiDi y Sony Channel con el apoyo de la Universidad de los Andes y presentado por Carolina Gómez.
Para esta convocatoria se postularon más de 700 emprendimientos y quedaron seis semifinalistas. Su labor es buscar estrategias para impulsar tres negocios de socios DiDi que se vieron afectados durante la pandemia.
Foto: Cortesía DiDi
Para ello se conformaron tres grupos de a dos personas que capítulo tras capítulo deberán resolver juntos diferentes retos referentes a la reactivación económica. El equipo que logre más puntos se enfrentará junto a su compañero a través de un pitch donde hablará de su propio emprendimiento.
Al final, el emprendimiento ganador recibirá 50 millones de pesos para impulsar su negocio y una consultoría exclusiva del Centro de Emprendimiento de la Universidad de los Andes.
Foto: Cortesía DiDi
Serán seis capítulos que se publicarán todos los viernes en la página de DiDi Colombia y en el canal de YouTube de Shark Tank Colombia.
Diners lo invita para que conozca estos seis emprendimientos colombianos que van desde un software para identificar errores en la medicación de pacientes, hasta una bicicleta fabricada a base de plástico para cargar en su maleta.
Alquile lo que no usa con Akirento
¿Cuántos no guardamos todo lo que encontramos pensando que tal vez un día nos servirá? De pronto nunca llegue ese momento, pero si no queremos deshacernos de nuestros objetos, Akirento es la solución. Con ellos podrá rentar por días o semanas desde un vestido y una guitarra hasta un masajeador muscular para la cara y una propiedad para vacacionar.
Foto: Cortesía Akirento
La plataforma es intuitiva. Lo único que necesita es registrarse y comenzar a publicar los productos que desea alquilar. O, por el contrario, buscar lo que necesita. Por ejemplo, si tiene algún evento y no tiene traje, puede pagar 18 mil pesos al día por un vestido satín para hombre. Así mismo, si quiere plan de películas en casa, por 70 mil al día obtiene un proyector.
“Lo que hacemos es ayudar a que las personas generen recursos con lo que tienen y además, que en un solo sitio consigan todo lo que necesitan, algo que fue muy importante para la gente durante la pandemia. Por eso estamos muy felices de ser los pioneros de una iniciativa como esta en Bogotá”, explica Hans Ardila, cocreador de la plataforma.
Foto: Cortesía Akirento
Giro inesperado en DiDi Lab:
Él y su pareja Leidy Araque son los creadores de este emprendimiento. Sin embargo, días antes de las grabaciones del reality, dieron positivo en la prueba del Covid-19. Por tal motivo, fue Diego Araque, gerente de marca y publicista, quien los representó en el programa.
“Se genera mucha adrenalina porque no hay casi tiempo y aunque para todos era nuevo, principalmente para mí, que no tenía conocimiento de cómo era el formato ni tuve tiempo de prepararme. Sin embargo, fue una experiencia formidable”, comenta Diego Araque respecto a su participación en DiDi Lab.
Griky, educación al mismo precio de un café
Andrés Núñez ha estado en el sector educativo toda su vida. Pasó de ser rector de la Unipanamericana (ahora UCompensar) a presidente de Ilumno Colombia y, posteriormente, Vicepresidente Senior de la Red Ilumno, que llegó a manejar más de 15 universidades en Latinoamérica y que, en Colombia, lanzó el Politécnico Gran Colombiano y la Fundación Universitaria del Área Andina.
En ese proceso se dio cuenta de que para democratizar la educación, que es el objetivo de Griky, empresa que ofrece sistemas digitales de aprendizaje permanente, se necesitaba algo ágil. Para ello debía aprender de organizaciones digitales como Spotify y Netflix, que aprovechan lo que ya existe para hacer listas de música o distribuir películas.
Foto: Cortesía Griky
“Lo que hacemos es un proceso de curación para crear listas de aprendizaje muy al estilo Spotify”, explica Núñez.
Para lograrlo reunieron más de 10 mil profesores en América Latina, quienes, según su especialidad, crean contenido y lo comparten en la plataforma. Al principio fue gratuito, pero luego tuvieron que pensar en cómo monetizar, por lo que ampliaron sus catálogos de contenidos y empezaron a ofrecerlo en universidades y empresas por 2,50 dólares ($9.200) al mes por usuario. El mismo precio que usted pagaría si desea suscribirse a la plataforma.
Foto: Cortesía Griky
Al hacerlo, un universo de aprendizaje se abrirá para usted. Hay más de 500 cursos digitales en nueve áreas, más de 100 en habilidades humanas, 75 carreras universitarias digitalizadas y ocho idiomas.
Experiencia en DiDi Lab:
Para Andrés, participar en el reto de DiDi fue una experiencia que va muy ligada a su modelo de negocio y según él, no le queda nada más que aprendizajes.
Foto: Cortesía Griky
“Era el mayor de todos y había unos muy jóvenes. Eso me ponía a pensar ‘yo por qué estoy acá, yo ya pasé por esto’, pero al mismo tiempo dices bueno, es un proceso de aprendizaje permanente, así como lo hablamos en Griky. No importa cuánto hayas estudiado o qué cargos hayas logrado, debes ponerte nuevamente en la arena y volver a ser vulnerable”.
Quick Domi, una solución en Bosa
Jhojan Stiven Garner tiene 22 años y a punta de videos en YouTube hace un año creó Quick Domi. “No tenía conocimientos de cómo crear una aplicación o desarrollar una página web, así que fue un tiempo que me tomé para aprender y adquirir muchas habilidades útiles para emprender un negocio”, recuerda.
Quick Domi es una plataforma de domicilios y favores, como Rappi, que surgió porque ninguna otra aplicación llegaba a muchas zonas de la localidad de Bosa. “Queríamos que ese mercado que no estaba atendido tuviera la experiencia y el placer de disfrutar estos servicios”, agrega.
Foto: Cortesía QuickDomi
Por el momento se encuentran en el proceso de vinculación de restaurantes, pero muy pronto comenzarán a mostrarle a toda la localidad que existe esta alternativa.
En cuanto a su experiencia en DiDi Lab, fue uno de los participantes más jóvenes, sin embargo, asegura que pudo transmitir mucho de lo que ha aprendido en este proceso con Quick Domi, pero principalmente, desarrolló habilidades de negocio.
“Fue gratificante para mí el hecho de estar rodeado de otros emprendedores porque me hace sentir que estoy haciendo las cosas bien. Adquirí mucho conocimiento y valor para mi proceso en la creación de empresa”, puntualiza.
Planet Oliver y su cruzada contra el desperdicio de alimentos
1.300 millones de toneladas de alimentos se desperdician en el mundo cada año, según el informe más reciente de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). A su vez, una publicación del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), asegura que si el desperdicio alimentario fuera un país, sería el tercer emisor mundial de gases de efecto invernadero.
Por su parte, Colombia desperdicia casi 10 millones de toneladas de alimentos anualmente, lo que serviría para alimentar a todos los habitantes de Bogotá durante un año. Eso significa que un tercio de la comida termina en la basura.
A raíz de esta problemática nació Planet Oliver, una iniciativa que le permitirá disfrutar más, pagando y contaminando menos. “¿Cómo aportar al medio ambiente sin que me salga más costoso? Con Oliver puedes aportar tu grano de arena haciendo algo que haces todos los días: comer”, explica Manuel Oliva, cocreador de este emprendimiento que permite comercializar productos que supermercados, restaurantes y cafeterías no alcanzaron a vender.
Foto: Cortesía Planet Oliver
La aplicación
¿Cómo funciona? Sencillo. Un pandebono que se hizo a las 10 de la mañana estará perfecto a las 5 de la tarde. Sin embargo, si no se alcanza a vender ese mismo día, amanecerá duro y terminará en la basura. Planet Oliver permite que el cliente encuentre ese producto en buenas condiciones y lo compre con un descuento del 30 al 70 %. Así ganan todos: el restaurante no bota el producto ni pierde el dinero, el cliente consigue su comida favorita con descuento y el planeta se beneficia al reducir la huella de carbono.
La aplicación saldrá al mercado después de Semana Santa y es muy fácil de usar. Lo único que debe hacer es ingresar, escoger su restaurante preferido de la lista y ordenar. Planet Oliver no hace domicilios, así que le da la opción de pedir por la plataforma e ir a recoger su producto. O, si el restaurante tiene domiciliarios, ellos se lo llevarán hasta su casa.
Manuel Oliva es politólogo y economista de la Universidad de los Andes y este proyecto es el resultado de dos años de investigación académica de su tesis de grado de MBA, en la que trabajó con sus dos socios y de 10 meses de estudios en temas comerciales.
Foto: Cortesía Planet Oliver
“No vendemos sobras”
Para él, Planet Oliver tiene tres pilares: primero, es un reflejo de cómo las empresas pueden ser más rentables y competitivas mientras son sostenibles. Segundo, ayuda al cliente final a encontrar buena comida a un precio más económico. Y, por último, es medioambientalmente sostenible.
“Hay dos cosas importantes por resaltar: En Oliver no vendemos sobras y los restaurantes no necesitan hacer descuentos para salir de sus productos, lo hacen porque se identifican con la marca y quieren aportar en la disminución del desperdicio de alimentos”, agrega Oliva.
En la aplicación podrá pedir sushi, hamburguesas o pizza, por mencionar algunas, pero también nuevos productos que los restaurantes crearon para evitar el desperdicio. Por ejemplo, la cola y la cabeza del salmón no sirven para hacer sushi, por lo que en muchas ocasiones se botan. Sin embargo, la idea con Oliver es que todo se aproveche y por ello, ese mismo establecimiento podrá ofrecer una ensalada de salmón sin tirar nada a la basura.
Bagcycle, bicicletas en su maleta
¿En serio se puede guardar una bicicleta en la maleta? Pues tal parece que sí. Eso es lo que plantea el prototipo desarrollado por Bagcycle, que está creado a partir de plástico reciclado que se puede plegar y cargar en una maleta como si nada.
“Mi hermano compró una bicicleta plegable hace un tiempo para cubrir sus necesidades de movilidad porque el sistema masivo no es práctico. Sin embargo, fue demasiado costosa y tampoco es que fuera completamente portable, ya que solo se doblaba a la mitad y seguía siendo incómoda”, cuenta David García, diseñador industrial, administrador de empresas y cocreador de este este emprendimiento familiar.
Foto: Cortesía Bagcycle
Identificando necesidades
Pensando en su experiencia personal y en buscar una solución para la disposición final del plástico de un solo uso decidieron crear Bagcycle. ‘Bag’ significa maleta y ‘cycle’, bicicleta, ya que es fácilmente portable en una maleta. Pero también tiene otro significado: bag por bolsa y cycle por ciclo, lo que hace referencia al ciclo del plástico que ellos quieren transformar positivamente.
“Estamos creando un transporte limpio de bajo costo que le da un respiro al planeta. Es una solución para la movilidad, para el medio ambiente e incluso para la inseguridad, porque al ser tan económica como se planea, puedes andar tranquilamente por la calle con ella”, agrega.
Foto: Cortesía Bagcycle
Hasta el momento la bicicleta sigue como prototipo porque si se sacara ahora serían muy pocas unidades y no daría el costo que necesitan para venderla económicamente. Por lo tanto, siguen a la espera de recolectar los fondos restantes para producirlas en masa y así reducir muchos gastos.
“Es una solución con una utilidad prolongada que evitará que una parte de estos elementos contaminantes termine en nuestros mares y ríos, pero también permitirá que sea accesible y no sea un lujo tener una bicicleta plegable”, puntualiza.
Foto: Cortesía Bagcycle
Wolke Kumpels, un software para evitar errores en la medicación
Cuando Natalia Medina estaba haciendo su práctica hospitalaria como química farmacéutica de la Universidad Nacional se dio cuenta de que había procesos poco eficientes en su profesión y que se cometen muchos errores, no por mala praxis, sino por falta de verificación al momento de prescribir.
Por eso, junto a su socio y compañero de prácticas, Kevin Castañeda, decidieron crear un software para automatizar la validación de los procesos de prescripción y así permitirle a las entidades prestadoras de salud identificar errores en la medicación de pacientes y disminuir los costos asociados.
Foto: Cortesía Natalia Medina
“El proceso normal en un hospital es que un doctor prescriba, eso va a la farmacia, debería ser revisada por un químico farmacéutico y ahí si se le dispensa al paciente y la enfermera suministra”, explica Medina.
Sin embargo, eso no pasa. Según ella, son muy pocos los profesionales en su campo que se dedican a trabajar en hospitales porque la industria les paga muy bien. Por lo tanto, llegan puntos en los que uno o dos químicos deben revisar 300 prescripciones, lo cual no es “humanamente posible y se cometen muchos errores con las dosis o indicando medicamentos incorrectos por no alcanzar a revisar”, asegura.
Foto: Cortesía Natalia Medina
La decisión final está en manos del farmacéutico
De esta manera, lo que el software hace es priorizar, por medio de algoritmos, cuáles pacientes deberían revisarse primero. Así, de 300 se pasaría a 10 que es mucho más sencillo y sería el farmacéutico el que toma la decisión.
“Nuestro software solamente hace la tarea más sencilla para evitar costos administrativos, costos en cuanto a las vidas de las personas y costos para el sistema de salud, porque pequeños errores como que se vaya un 10 en vez de un 100 pueden ser muy graves y son fácilmente evitables”, puntualiza.
¿Ya conocía alguno de estos emprendimientos finalistas en DiDi Lab?
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