¿Por qué cuesta tanto concentrarse durante el confinamiento?

Óscar Mena
Concentrarse durante el confinamiento es todo un reto. Seguramente usted también ha estado en su silla mirando al infinito, a pesar de tener dos informes, una reunión, una auditoría pendiente y seguro se ha preguntado ¿podré con toda esta avalancha de trabajo?
No importa si usted es un programador, escritor, relacionista público, o incluso coach, la mayoría de personas están pasando por la misma situación.
“No hay día en el que mis pacientes no me hablen sobre lo complicado de concentrarse durante el confinamiento. Unos me llaman angustiados, otros me dicen que no saben qué hacer, pero a todos se les dificulta realizar hasta una tarea sencilla”, comenta la doctora Annie de Acevedo.
Con esto ya se puede sentir un poco más tranquilo, pues no se trata de un problema aislado en ciertas ciudades ni una racha de mala suerte.
La teoría de Acevedo
La doctora Annie de Acevedo, con más de 40 años de experiencia en el campo de la psicología en temas de familia y crianza, le contó a Diners su teoría sobre este problema global que generó el confinamiento.
“Si a usted le cuesta concentrarse durante el confinamiento es porque hay más distracción, dispersión y capacidad de mantenerse enfocado. Esto se debe a la amenaza permanente del virus, que despierta la amígdala del cerebro, el centro que maneja las emociones”, comenta Acevedo.
Entre otra de sus funciones, este centro de control se activa cuando hay peligro, por ejemplo, en un robo o ante la presencia de un animal feroz.
“En esta cuarentena, la amígdala está hiperalerta y no encuentra la calma. Súmele que el cerebro no es racional, sino emocional. Entonces se acumulan sentimientos de preocupación, tristeza y rabia más el peligro constante de contagiarse del COVID-19. Esto termina en una hibición de nuestros centros de atención y productividad”, explica Acevedo.
La hipervigilancia también produce tensión muscular, fatiga e insomnio. “Además, nos mueven la fecha de hasta dónde va el aislamiento y esto genera más preocupación monetaria, emocional psicológica”, comenta la experta.
Cuestión de disciplina
Por otro lado, la doctora Sonia Clavijo, con más de 40 años de experiencia en inteligencia emocional, nos comenta que este es un fenómeno para el que nadie estaba preparado.
“Hay que adaptarnos porque esto es parte de la vida y del oficio. Aunque no podemos ignorar esta etapa en la que parecemos niños curiosos, tenemos todo el tiempo del mundo y podemos caer en la procrastinación, que nos lleva a la falta de atención”.
De ahí que concentrarse durante el confinamiento pueda ser posible si retomamos los horarios que teníamos antes de la llegada del COVID-19 al país.
“Desarrolle un plan de actividades y póngase metas claras y medibles. Y hasta que no cumpla la primera tarea, no sigo con la otra”, comenta la experta.
El secreto para llegar a este nivel de disciplina, según Clavijo, está en vivir el presente.
“Esto es algo que siempre decimos los psicólogos, pero es muy cierto, porque si empezamos a sacar conjeturas del futuro estamos desarrollando una ansiedad anticipatoria, que solo le traerá problemas a la mente y cuerpo por igual”.
Aspersión involuntaria
El cerebro es bastante emocional, y es normal que en esta época más de una persona esté soñando despierta. “Las emociones alteradas tienen un impacto directo en la atención. Si usted está sufriendo de angustia y temor por su vida y la de su familia, no va a poder encontrar la atención que necesita para desarrollar su trabajo”, comenta.
Entre tanto, la experta también recuerda que al estar privados de los estímulos exteriores, es mucho más fácil perder la concentración. “¡Cómo quiere concentrarse durante el confinamiento si ve las mismas cuatro paredes todo el tiempo!”.
“No hay un nivel de alerta corporal. Por eso es importante que haga ejercicio, que camine, que vea otras cosas, porque esa rutina lo convierte en un autómata”, comenta Acevedo.
Aprendamos a vivir con la pandemia
Cuando una persona vive evitando un tema que sabe que le genera conflicto, lo mejor que puede hacer es enfrentarlo. La doctora Clavijo lo invita a que si se siente estresado constantemente por la situación y no puede ni trabajar, solucione el problema.
“Todos estamos aprendiendo a caminar con esta pandemia. Ahora usted se debe hacer responsable de sus emociones, actitudes y pensamientos, es decir, las cosas que usted puede controlar. Y si nos llega a dar ansiedad, tómese un minuto, respire y pregúntese qué es lo que le está pasando”, aconseja Clavijo.
Programe al cerebro para ser productivo
Si usted ya hace parte del club de aquellos quienes admitieron que no pueden concentrarse durante el confinamiento, las doctoras Acevedo y Clavijo le recomiendan lo siguiente:
Desarrollar el manejo de la resiliencia
“Se tienen que decir a sí mismos que van a estar en lo que están y no permitirán que nada se los interrumpa. Permítase de vivir ese momento sin estar pensando en la pandemia, los contagiados y el futuro económico”, explica Acevedo.
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Escuche al cuerpo
“El cuerpo le va a pedir que se tome un momento de descanso, un respiro o cerrar los ojos un minuto. Si usted omite esto que le pide su organismo, no va a poder rendir. Es diferente si su cuerpo se lo pide todo el día, ahí ya tiene que revisar qué está pasando”, comenta Clavijo.
Ser lo más conscientes que podamos
“A veces no somos conscientes de lo que estamos sintiendo y dejamos que eso se convierta en parte de nuestra normalidad. Por ejemplo, si el enojo y la preocupación pasan a ser una constante en nuestra vida, hay que tomarnos un minuto para entender el porqué y volver a ser los mismos”, dice Acevedo.
Turnar labores
“Si tiene hijos es su responsabilidad criarlos. Pero hable con su pareja para establecer horarios en los que la otra persona pueda trabajar mientras el otro está atendiendo a su familia”, cuenta Clavijo.
Poner el celular lejos
“Si no necesita el celular para esa tarea específica, déjelo bien lejos, que necesite levantarse si lo quiere ver. A esto le sumo que si aún no se puede concentrar, realice un poco de ejercicio o algo que plique que todo el cuerpo se mueva para que produzca serotonina e inmediatamente se alerte al cerebro en el sentido que buscamos”, comenta Clavijo.