Ventajas y desventajas de ser un trabajador independiente

Bienvenido a la economía de los 'freelance', en la que usted es su propio jefe. Un modelo en crecimiento que está imponiendo nuevas reglas en el mundo laboral.
 
Ventajas y desventajas de ser un trabajador independiente
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POR: 
Cristina Lucía Valdés Lezaca

La diseñadora gráfica Alejandra Rodríguez Lozano arrienda su apartamento desde hace dos años a través de la plataforma Airbnb. Aunque esta joven profesional vive de su trabajo como diseñadora de libros y otros productos editoriales, su calidad de freelance no le permite contar con un ingreso fijo todos los meses.

En el último año Alejandra debió concentrarse en su tesis de maestría, por lo que decidió alquilar por temporadas el apartamento que tiene en el barrio El Nogal, ubicado en Bogotá, para contar con una entrada extra de dinero. Su experiencia con esta plataforma ha sido buena, pues “casi siempre lo arriendan extranjeros, y durante el tiempo que llevo alquilándolo, solo he tenido una mala experiencia con una familia”, dice.

Indica que todo el proceso de alquiler debe hacerse a través de la plataforma de Airbnb y que únicamente se contacta con los huéspedes vía WhatsApp cuando llegan a su casa. Cobra cien dólares por cada noche de alquiler y recibe el pago en una cuenta que tiene registrada en Payoneer, una compañía de servicios financieros que permite a los usuarios enviar o recibir dinero sin disponer de una cuenta bancaria. Aunque Alejandra dice que no se ha planteado vivir por completo de ese ingreso, sí le ayuda a solventar muchos de sus gastos, sobre todo en su calidad de independiente.

El caso de Édgar Sarmiento* es distinto, pues a sus 37 años tuvo que acudir a Uber para sostenerse, luego de que la empresa en la que trabajaba como especialista en automatización fuera absorbida por una firma extranjera. “Me liquidaron al cabo de diez años de vinculación y aunque recibí indemnización, ya casi no me quedan ahorros”. Cuenta que cada mañana se levanta a las cinco y comienza su jornada como conductor entre seis y nueve de la mañana, que son las horas con mayor demanda. Luego regresa a su casa y sale de nuevo después de las tres de la tarde y trabaja hasta las diez de la noche. Indica que recibe en promedio 600.000 pesos al mes. Por cada carrera Uber le descuentan el 30 %, que es la comisión por el uso de la aplicación, y el porcentaje restante le corresponde a él.

Crecen los gigs

Al igual que Alejandra y Édgar, miles de colombianos forman parte de la llamada economía gig, conocida también como economía de los freelancers o trabajadores independientes, que en el resto del mundo está creando una gran cantidad de opciones laborales desde hace más de una década, y que se fortalece a medida que surgen nuevos desarrollos tecnológicos que generan plataformas para que los usuarios intercambien bienes y servicios al margen de las empresas tradicionales.

La expresión gig surgió en la industria musical para referirse a un toque o concierto y se incorporó recientemente al mercado laboral para denominar las tareas desarrolladas que cumplen con un encargo específico.

El informe Trabajo independiente y la economía gig, realizado por McKinsey Global Institute, centro de estudios de la firma consultora, define este tipo de trabajo como “la gama cada vez más amplia de formas en que los individuos obtienen ingresos fuera de la relación tradicional entre empleador y empleado”.

El informe aclara que la fuerza de trabajo independiente incluye trabajo por cuenta propia, contratistas, freelancers, algunos propietarios de pequeñas empresas y muchos trabajadores temporales, incluidos los que reciben asignaciones a corto plazo a través de agencias de personal.

El estudio muestra que entre 20 y 30 por ciento de los trabajadores en edad laboral en Estados Unidos y Europa –cerca de 162 millones de personas– son empleados autónomos o independientes, y estima que al menos el 15 % de la fuerza de trabajo independiente ha usado alguna plataforma digital bajo demanda para generar ingresos, porcentaje que se incrementa sustancialmente cada año.

De acuerdo con el informe, existen cuatro categorías de trabajadores gig, dependiendo del trabajo que realizan (si es por tiempo completo, si se hace por elección o por necesidad):

  • Trabajadores ocasionales, que utilizan el trabajo independiente para recibir ingresos suplementarios y lo hacen por elección. Un ejemplo de esta categoría son los profesionales que realizan consultorías.
  • Agentes libres, que como la diseñadora Alejandra Rodríguez eligen activamente el trabajo independiente y esta es su fuente primaria de ingresos.
  • Individuos con problemas financieros, que complementan su trabajo con fuentes suplementarias por necesidad. En esta modalidad se encuentran los conductores de Uber que prestan el servicio en su tiempo libre.
  • Personas reacias, cuya fuente de ingresos es el trabajo independiente, pero que como Édgar Sarmiento preferirían empleos tradicionales.

Avanzan en el país

En Colombia, aunque esta tendencia es incipiente, viene ganando terreno, pues cada día se incrementa el número de trabajadores que deciden empezar su negocio (emprendimientos) o laborar por su cuenta. Según registros de la Unidad Administrativa Especial de Gestión Pensional y Parafiscales (UGPP) del Ministerio de Hacienda, en el país existen 3,5 millones de trabajadores independientes, cifra que viene en pleno ascenso.

También se debe tener en cuenta que en las épocas de crisis y despidos laborales, las personas no pueden dejar de generar un ingreso para solventar sus necesidades y por eso acuden a trabajos gig como Uber y Rappi, arriendan su apartamento o hasta un cuarto de su casa, o alquilan un espacio de coworking para desarrollar su trabajo.

 

Según el administrador de empresas Juan Carlos Sanclemente Téllez, director de posgrados de Mercadeo en la Universidad Eafit, esta forma de trabajo, “en la que muchos individuos se dedican a la consultoría o a ofrecer servicios específicos a sus clientes, sin necesariamente estar empleados tiempo completo, está cambiando la manera que tienen las personas de ocuparse y la relación con los espacios físicos denominados oficinas”.

¿Cómo afecta esta tendencia las reglas de juego tradicionales del mercado laboral? La División de Mercados Laborales y Seguridad Social del BID explica que el aumento de los trabajos gig en Latinoamérica ofrece una oportunidad para desarrollar plataformas locales que permitan que nuestros países se posicionen en la economía digital. “La innovación y el emprendimiento que subyacen en las plataformas de trabajos gig están unidas a la competitividad futura de la región en los mercados globales de prestación de servicios digitales”, indica la entidad multilateral.

En este sentido, en Colombia están surgiendo iniciativas como Sharecollab, un laboratorio de economía colaborativa que promueve el desarrollo de nuevos negocios y que por medio del programa Connecting the dots se encarga de seguirles el rastro a las nuevas empresas que forman parte de esta tendencia. Hasta el momento se han identificado 58 empresas disruptivas en siete categorías, que cuentan con un sólido modelo de negocio y con una solución clara para el usuario final. Las categorías con más empresas son las de Coworking y Short Rentals, seguidas por las categorías de Carsharing, CrowdInsurance (compartir seguros entre amigos), P2P Lending (créditos e inversiones entre personas), Recycling & Gift (gestión de residuos sólidos) y Second Hand (compra responsable).

Los analistas consideran que este tipo de empresas y sus respectivas modalidades de contratación se extenderán a muchos sectores de la economía, lo que demandará el ajuste de los marcos normativos de contratación, así como transformaciones en los modelos educativos y tributarios tradicionales.

Y aunque las ventajas de esta nueva economía son innumerables, tanto para empleadores –reducción de costos laborales, flexibilidad en los esquemas de contratación, oferta de mano de obra calificada– como para los empleados –manejo de sus horarios, disponibilidad de trabajar desde la casa, diversificación de ingresos– (sobre todo para los jóvenes que no se ubican con facilidad en el mercado laboral), uno de los temores es que esta modalidad de contratación acentúe las cifras de informalidad que existen en el país, así como la evasión en los aportes al Sistema de Protección Social.

La tasa de evasión llega hoy al 50 %, lo que significa que cerca de 1,7 millones de personas independientes no están cotizando para salud y pensión.

Bajo este modelo, además, las personas tampoco cuentan con vacaciones pagas, su flujo de trabajo es incierto, no tienen acceso al seguro de desempleo ni cobertura por accidentes laborales.

Por todo eso, aunque es imparable la consolidación de nuevas economías como la gig, la colaborativa o la digital, el BID considera que los gobiernos deben promover modelos de regulación y prestación de servicios de protección social adaptados no solo a esta realidad, sino a un mercado laboral que está migrando hacia relaciones laborales cada vez más flexibles y cambiantes.

*Nombre cambiado por solicitud del entrevistado

         

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octubre
23 / 2018