Crónicas desde Rusia: Mis hábitos alimenticios en el mundial

Encontrar buena comida y a buen precio en Rusia puede ser un dolor de cabeza. Nuestro corresponsal nos cuenta cómo han sido sus hábitos alimenticios durante el mundial y los platos típicos que ha probado.
 
Crónicas desde Rusia: Mis hábitos alimenticios en el mundial
Foto: Pixabay/ CC 0.0
POR: 
Adolfo Zableh

Expectativa: llegar a un restaurante en el centro de Moscú y que te sirvan en fila los mejores platos de la comida típica rusa.

Realidad: matar el hambre a deshoras en el KFC de las estaciones de tren, antes y después de los partidos.

La comida rusa no es lo que esperaba. Entre su sabor, la falta de tiempo y los precios, me he vuelto un habitué de Burger King (no he caído tan bajo como para entrar a un McDonalds), pero sobre todo de KFC. Yo, que en Colombia no te piso un sitio de esos porque no creo que clasifique como comida, en Rusia veo uno y entro llorando de rodillas agradeciendo al cielo. Y no es muy difícil dar con uno por acá; en Rusia, KFC es tan frecuente como Subway en Colombia y muchas veces se suelen encontrar dos y hasta tres a pocas cuadras de distancia.

Ha causado furor entre los visitantes, y de hecho he visto varias notas al respecto, una sopa de remolacha llamada ‘borsch’, que es de origen ucraniano. Y la han reseñado como de lo más raro, cuando en Colombia comemos remolacha un día sí y otro día también, y sopas ni se diga. El plato lleva además, de remolacha, carne molida, mantequilla, nabos, crema agria, laurel, zanahoria, y en algunos casos, papas.

Y no es la única, la sopa es la piedra angular de la comida rusa por barata y por calentar el cuerpo durante el invierno. La ‘rassolnik’ está hecha a base de pepinillos, la ‘uja’ lleva pescado y la ‘shchi’ tiene el repollo como ingrediente principal

Otro plato muy frecuente acá es el ‘blini’. Blini es un crepe baboso con el que se envuelve lo que sea. Vegetariano, de res, pollo, cordero (mucho cordero se come en Rusia), hasta de salmón y caviar. No soy muy fanático por su textura, pero es un buen reemplazante de los sánduches. Salmón y caviar son dos cosas que en Rusia se encuentran como agua y no son tan caros. El primero es tan apetecido que en el supermercado se pueden encontrar buenos filetes por 300 rublos, unos quince mil pesos y en los supermercados hay hasta papas fritas con sabor a salmón altamente recomendables.

Para matar la gana, en Izmailovo, el famoso mercado de las pulgas de Moscú, me comí tres pinchos (llamados acá Shashlik): uno de res, otro de cordero y el restante de salmón, los tres por mil quinientos rublos (algo así como setenta y cinco mil pesos colombianos. No solo lo hice por curiosidad, sino porque llevaba muchos días comiendo cualquier cosa y necesitaba consentirme. Por los lados del caviar, he comido blinis con el ingrediente por 350 rublos, algo parecido a lo que puede costar una comida en el querido KFC.

Una referencia que he utilizado para medir el sabor de la comida rusa es la comida árabe o mediterránea, otro tipo de cocina muy común acá. Mientras en Colombia y otros países de Europa como Alemania, España y Suiza es deliciosa, en Rusia es más bien discreta y le falta sazón. Pinchos de Kibbes, arroces de almendra, kebabs, donners y demás dejan mucho que desear. A lo que no le he metido el diente es al sushi ni a la comida oriental, que también es muy frecuente en Rusia.

Entonces lo que se impone es la comida internacional, que supera con creces los 350 rublos de promedio. Un buen almuerzo puede estar entre los 800 y los 1500 rublos, y ya exagera, puede llegar a los 2500 (entre $35.000 y $110.000).

Mucho restaurante italiano, mucha comida gringa tipo TGI Friday’s y mucha hamburguesa fina, lo que en Colombia es cada vez más popular, se le llama hamburguesa gourmet y viene engalanada con tocineta, varios tipos de queso y pan más fino, entre otros detalles.

Por su lado, la carne en Rusia es cara y no es de la mejor calidad. Por un buen filete pueden sacarle $90.000, el doble de lo que puede costar en Colombia. Por eso y otros detalles, las porciones de la comida en Rusia no es que sean muy generosas.

¿Comida latina? Exótica. En Kazán fuimos a un restaurante llamado Cuba Libre antes del juego contra Polonia y no pedí nada por el estilo, pero sí un pedazo de carne de hamburguesa (sin el pan ni los demás ingredientes) por el que pagué 500 rublos ($23.000). Exótico también fue el desayuno que comí en San Petersburgo, no por feo, porque el sánduche de jamón y queso estaba bien. Lo pedí con chocolate y me trajeron una especie de masa densa de color oscuro, más o menos una Nutella caliente y espesa, pero de color más oscuro, servida en una taza.

Por todo eso, me quedo con mi balde de alas picantes y papas fritas de KFC, que me cuesta los mismos 500 y me alcanzan para almuerzo y comida. Acá me estoy matando con la alimentación, pero no me preocupa, ya habrá tiempo de llegar a Colombia a comer un poco mejor.

         

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julio
13 / 2018