¿Por qué todo el mundo ama a Apple?
Mauricio Jaramillo
El nuevo iPhone 13 Pro Max es el lanzamiento más esperado de celulares en 2021. Con su chip A15Bionic, pantalla super retina XDR y la actualización de 120 Hz, traspasó los límites de innovación, tecnología y diseño, que por el momento está muy difícil de alcanzar.
Y por si fuera poco, son cuatro versiones de iPhone: el 13, mini, Pro y Pro Max, los cuales tienen mejoras importantes de cámara, batería y velocidad. También hay que mencionar un motor neural engine de 16 núcleos, capaz de realizar 15 billones de tareas por segundo. Algo jamás visto en la industria de los móviles.
iPhone de Apple, lo ha hecho de nuevo
Con este lanzamiento, Apple volverá a tener largas filas en sus tiendas, con su debida distancia por bioseguridad. Tan equiparables como las de los equipos de fútbol, músicos y estrenos de Hollywood. Y claro, en Colombia no es la excepción.
Aquí Apple genera simpatía y admiración, pero todo eso es posible gracias a su durabilidad, diseño y fanaticada global: fiel, emotiva y en constante crecimiento.
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A pesar de la partida de Steve Jobs, su fundador y máximo líder, la firma sigue sorprendiendo a los analistas con sus productos, los niveles de ventas y el valor de sus acciones, al punto que ya ha alcanzado la valoración nominal en la bolsa más alta de la historia, y continúa incrementándose.
Viento en popa
Todo suena muy bien para la compañía de la manzana. Pero así como ocurre con las religiones y sectas que pasan de tener unos cuantos miles de seguidores a ser fenómenos masivos, Apple podría ver minados en su iglesia el nivel de compromiso, el conocimiento de sus ideas e historia y la capacidad dialéctica a la hora de dar una batalla en defensa de la compañía y sus productos. Sé por qué lo digo, pues fui uno de los primeros evangelistas de la marca en el país.
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Y es que los fanáticos de Apple de toda la vida vibramos con la segunda venida de Steve Jobs en 1997, en los años noventa poníamos mil argumentos –y nuestro pellejo– en foros, sitios web y en nuestras universidades y oficinas para defender a la empresa cuando los ‘expertos’ y muchos profetas vaticinaban la muerte de la compañía, y comprábamos un Mac a pesar de que era más caro que un PC y de que tendríamos que enfrentar las burlas de las mayorías y los comentarios ignorantes de quienes pensaban que solo había un mundo posible, el de Windows.
La relación con mi iPhone
Podría narrar mi propia vida a partir de mi relación con la manzana: el día que conocí el primer Mac, un Classic, en la universidad, a finales de los ochenta; el primer Mac que tuve en casa.
Los años oscuros de Apple, la alegría por el regreso de Jobs, la emoción por el lanzamiento del primer iMac –para mí, el equipo que impulsó la resurrección de Apple–.
El lanzamiento del iPhone, que puso a Apple en primer plano en la industria; las batallas por demostrar la superioridad del Mac OS y luego el Mac OS X ante el omnipresente Windows, la animadversión por los enemigos reales o imaginarios de Apple y de Steve Jobs –Bill Gates, Michael Dell y otros–, las lágrimas por la muerte de Jobs en 2011, y la transformación y el crecimiento de su “secta” en estos años gloriosos del iPhone y el iPad.
Disfrutar de un iPhone, no tiene comparación
Y justamente por esto último, los viejos evangelistas de Apple, esos que nos enfrentábamos solos contra un mundo que no nos quería entender, ahora tenemos sentimientos encontrados: disfrutamos al saber que siempre tuvimos razón y estábamos del lado “correcto”, celebramos que más y más personas se nos unan como usuarios de la manzana, pero a la vez miramos con desdén cómo los nuevos fanáticos son light:
Compran un iPhone por moda o estatus; cambian un PC por su primer Mac, pero aún no entienden las ventajas y las diferencias para hacer las cosas; creen que Excel nació en los PC y que “el sistema del Mac se parece a Windows” –y no al revés, como los fanáticos “duros de matar” lo dirían–.
Y en los blogs y foros en línea no tienen argumentos técnicos, históricos, de satisfacción o usabilidad para defender a Apple y sus productos, sino el triste comentario de “ustedes critican al iPhone porque no tienen la plata para comprarlo”.
Soy un fanático de Apple
Este evangelista colombiano asegura que nada de esto hará cambiar su amor y fidelidad a Apple, que es su religión y su estilo de vida, pero sí lanza un lamento: “Tal vez sí deje de ser evangelista, de luchar para defender la causa: miles de nuevos ‘fans’ ahora lo hacen a su manera, y Apple está en la cima del mundo.
Tal vez ya no me necesita”. Y es verdad. El mejor ejemplo de mercadeo voz a voz es Apple que permanece en el top of mind del mundo entero y que ha colado sus productos hasta el más recóndito lugar de la Tierra.