2016: año de equilibristas en las finanzas
Cristina Lucía Valdés Lezaca
¿Sabe usted qué tenemos en común con Zambia, Ucrania y Kazajistán? Pues a primera vista pareciera que nada nos enlazaría con estos países, salvo que, junto a la colombiana, sus bolsas de valores fueron las que tuvieron el peor desempeño en el mundo en 2015. También competimos con Rusia y Brasil por el hecho de que sus monedas, el rublo y el real, sean, junto al peso, las más devaluadas del planeta. En efecto, el peso colombiano se ha depreciado 75% desde agosto de 2014.
Para aguar aún más la fiesta, la inflación en 2015 terminó en 6,77%, la más alta de los últimos siete años. Los alimentos fueron los que más se encarecieron (11 %), entre ellos el tomate, cuyo precio subió 78 % (sí, está leyendo bien), la cebolla, el fríjol y la papa, rubro seguido por los costos de vivienda, es decir, los arriendos, que son el gasto básico de mayor peso dentro de la canasta familiar.
¿Y qué tiene que ver todo esto con las perspectivas financieras para este año? Es sencillo, la pérdida de valor de la moneda colombiana, aunada al alto costo de vida de bienes y servicios y la caída de las acciones que se cotizan en la bolsa contribuyen en buena medida a nuestro empobrecimiento.
Los verdugos de la economía tienen nombre propio como precios del petróleo por el piso, lo que presiona la depreciación del peso frente al dólar y encarece las importaciones y materias primas, así como el fenómeno de El Niño, que afecta el costo de los alimentos. Y como la misión del Banco de la República consiste en atajar la inflación, la respuesta ha sido un alza de las tasas de interés, que se traducirá en el encarecimiento del crédito para empresas y consumidores y golpeará el crecimiento económico. Esta es, a grandes rasgos, la radiografía.
Y por si fuera poco, los colombianos amanecimos este 2016 con la nueva de que es posible que tengamos que pagar impuestos más altos –en el segundo semestre del año– si el Congreso aprueba la propuesta de la Comisión de Expertos Tributarios de incrementar la tarifa del IVA en tres puntos, al pasar del 16 % al 19 %.
Para ANIF, los mayores desafíos macroeconómicos provendrán de los riesgos externos, por los faltantes que genera el fin del auge minero-energético; las presiones inflacionarias, ya que el país continuará enfrentando altos costos de los importados; riesgos de desaceleración económica local, y repuntes en la tasa de desempleo hacia niveles del 9,4 %-10 %, dada la mencionada desaceleración.
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CINTURÓN APRETADO
¿Cómo hacerle frente a este año que se ve duro por dondequiera que se le mire? Los puntos básicos para actuar son prudencia en las decisiones de gasto, sobre todo si se trata de compra de bienes durables; ahorro, y priorización de planes. Lo primero que recalcan los expertos en el equilibrio de las finanzas es evaluar qué tan estable se considera la fuente de la cual deriva sus ingresos, pues los sectores más golpeados son las industrias extractivas y mineras y las que tienen algún componente de importaciones.
Por eso es clave, si aún no lo tiene, crear un fondo para cubrir posibles dificultades económicas, tal y como lo recomienda Raúl Cardona, jefe del pregrado en Finanzas de la Universidad Eafit, “para así soportar las épocas de fragilidad económica que pueden derivarse de perder el empleo actual, ante el menor crecimiento, debido a las estrategias de reducción de costos que las empresas más golpeadas puedan tomar”.
De igual manera, según Cardona, un dólar alto nos debe llevar a postergar las decisiones de compra de bienes importados, cuyos precios se están encareciendo por el aumento del dólar; entre ellos bienes de consumo suntuario, durables, electrodomésticos o tecnología, y a posponer planes de turismo al exterior. Así que, si es factible, compre de contado, pues muchos almacenes otorgan descuentos considerables por compras en efectivo, postergue para mejores épocas sus viajes afuera y aproveche para conocer destinos nacionales que aún no ha visitado.
Entre las recomendaciones para protegerse del aumento de la inflación se sugiere, en la medida en que su ingreso lo posibilite, adelantar compras de elementos de aseo e higiene personal, así como de alimentos no perecederos. Con la devaluación, por ejemplo, algunos de los productos que más aumentan son los que tienen algún componente importado, como las latas.
También es clave recurrir a mayoristas y plazas de mercado. Por ejemplo, puede realizar en un hipermercado las compras del mes con otros miembros de su familia o con amigos cercanos y luego dividir las cantidades y, por supuesto, acudir a la plaza o centro de abasto, donde los precios son más bajos. Y también sustituya entre alimentos de acuerdo con su estacionalidad o su oferta.
Como las frutas y verduras tienen grandes variaciones de precio según la época del año, compre las que estén más baratas en cada momento. Es clave también ir a mercar con una lista en la que solo incluya los productos que necesita realmente, comparar precios, optar por las marcas propias y llevar un registro de sus compras.
OJO CON LOS PRÉSTAMOS
Por las altas tasas de interés y debido al aumento de las tasas de intervención del Banco de la República como mecanismo de control a la inflación, Cardona sugiere que lo mejor es “guardar las tarjetas de crédito y tratar de postergar decisiones de compras con préstamos, hasta que tengamos una situación más favorable en tasas de interés y desempeño de la economía”.
Pero si la urgencia no le permite esperar, el profesor de posgrados en Ciencias Administrativas de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, Édgar Jiménez Méndez, recomienda diferir las compras con tarjeta de crédito a un plazo largo, como 12 meses o incluso más. “Esto le evitará en el futuro solicitar nueva financiación y ampliaciones de plazo en caso de que se presente una situación difícil. Si, por el contrario, cuenta con recursos suficientes para pagar anticipadamente, puede hacerlo sin problema, lo que en últimas le permitirá cumplir con la entidad financiera y mantener un buen perfil de crédito”.
Es ideal, de acuerdo con el experto Raúl Cardona, tener disponible dinero para al menos seis meses, con el que pueda cubrir gastos necesarios como educación, alimentación, servicios públicos, transporte, salud, arriendo o pago de cuota de préstamo hipotecario. “De hecho, este es uno de los primeros objetivos del ahorro, estar cubiertos ante las dificultades, pero la realidad demuestra que la mayoría de las personas vive al día, quizás gastando más de lo que recibe de ingresos y cuando sobrevienen las épocas de vacas flacas, no están preparadas económicamente para afrontarlas”.
Asobancaria, por su parte, sugiere que cada usuario evalúe con detenimiento el nivel de endeudamiento que tiene hoy y si puede seguir cumpliendo sin problema con el pago de sus deudas, antes de embarcarse en un crédito nuevo.
Siempre es bueno hacer una pausa en el día a día, sobre todo cuando hay aterrizajes forzosos en la economía como el actual y analizar con cabeza fría nuestra situación financiera. Las herramientas más importantes son llevar un presupuesto de ingresos y gastos, priorizar las compras, ahorrar y también buscar nuevas fuentes de ingresos como consultorías o asesorías. Piense que nunca es tarde para tomar medidas que le permitan llegar a fin de año sin tener un colapso nervioso, producto de un mal manejo de sus finanzas.