Lujo sobre ruedas
Élkin Chávez
Decía Coco Chanel que “el lujo es una necesidad que empieza cuando acaba la necesidad”. Y es que siempre hemos utilizado objetos que nos permiten diferenciarnos de los demás, bien para reafirmar nuestra personalidad o para demostrar la posición que ocupamos dentro de la sociedad.
Con todo, “el lujo es un concepto maleable, adaptable a las circunstancias de cada uno y que incluso cambia en función de la geografía”, afirma Juan Hernández Aguirán, autor de El marketing del nuevo lujo. Por eso, en el caso de Colombia, si bien actualmente hay marcas reconocidas que hacen parte del llamado segmento Premium, también hay fabricantes empeñados en competir allí, con productos cuya oferta de equipamiento, calidad y amenidades a bordo evidencia que cada vez es más estrecha la franja que los separa de las marcas consideradas tradicionalmente como top.
Por ello vale la pena fijarse que el lujo también tiene categorías; así, en la parte más alta está el lujo elitista, cuyos altos precios hacen que realmente sus productos sean para muy pocos. En segunda instancia hallamos el lujo selecto, cuyos productos no resultan tan costosos como los más exclusivos, pero que aún se encuentran lejos de estar al alcance del consumidor promedio; y finalmente está el lujo asequible, integrado por bienes al alcance del consumidor medio que resultan tan significativos para el consumidor, que se declara dispuesto a pagar el precio máximo de su categoría. Es en los dos últimos escenarios donde se compite en Colombia por seducir a los compradores de autos lujosos. A continuación lo que algunas marcas interpretan como lujo y cómo se evidencia en los modelos que se ofrecen en nuestro mercado.