Camboya, un viaje para que los colombianos recuperen la calma

La marca de la monarquía de hoy se evidencia en la capital, Nom Pen, y se une al misticismo de los templos de Angkor, para completar el panorama de un país que tiene un color especial, gracias a la serenidad del budismo, la armonía de su música y el sabor especial a coco, pescado y fideos dulces.
 
Camboya, un viaje para que los colombianos recuperen la calma
Foto: Perfect Lazybones / Shutterstock
POR: 
Rosa Cárdenas

Tierra de paz y prosperidad”. Eso es lo que significa en sánscrito la palabra Kambuja, que se ha asociado con “Kampuchea”, el nombre que recibió el reino de Camboya en los primeros años de su historia. Quizás quienes lo bautizaron de tal modo en aquel tiempo no sabían cómo este emblemático país del sureste de Asia, enmarcado por sus vecinos Tailandia, Laos y Vietnam, viviría en la dualidad de lo majestuoso de su entorno y la crueldad de algunos episodios de su calendario. Su nombre tomó fuerza en el panorama mundial de manera reciente, al salir del ostracismo que les dejaron la herencia de ser colonia francesa, los episodios con los vecinos de su territorio y el recuerdo de un régimen fatal.

Con cerca de 16 millones de habitantes, un clima en el que reina el sol y una economía basada en el turismo, la producción de textiles y la agricultura, Camboya cautiva por el corazón de su gente. Parte de ese espíritu noble y sereno que se percibe en los camboyanos podría tener un vínculo con el budismo theravada que se practica hoy en día, y que fue antecedido por el hinduismo.

Esta rama del budismo, entendida también como “el camino de los mayores”, tiene la particularidad de permitir que, a cualquier edad, se pueda experimentar la vida monástica, sin que esto implique una cláusula de compromiso permanente. Es quizás esa forma particular de vivir el budismo la que otorga ese componente adicional de calma en los camboyanos que han llegado a ser monjes en algún periodo de su vida.

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Camboya era considerado un pequeño reino budista que dependía de sus vecinos, Tailandia y Vietnam, pero fue a mediados del siglo XIX cuando los conflictos entre esos reinos llevaron a que pidiera protección a Francia, lo que se transformó en una relación colonial que finalizaría en la década de los cincuenta.

Años más tarde, a finales de los sesenta, el país fue víctima de la guerra de Vietnam. Sin embargo, un periodo aún más duro llegó en 1975, cuando las fuerzas comunistas, los Jemeres Rojos, tomaron el poder. En esta época, más de un millón de camboyanos murió en un régimen en el que la enfermedad, las ejecuciones y los excesos fueron permanentes.

Este episodio de la historia llevó a que Vietnam invadiera a Camboya en 1979 y a que se estableciera un protectorado por una década. La protección de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1991, y posteriormente la llegada de la democracia con la celebración de elecciones, ha logrado que ese pasado doloroso empiece a desdibujarse.

La esencia de la capital de Camboya

Si bien es claro que la razón por la que muchos visitan Camboya es Angkor, el espacio que alberga los templos que hacen recordar el esplendor del Imperio jemer, llegar a la capital puede ofrecer una opción adicional para conexiones de vuelos internacionales y para permearse de un panorama general de la vida citadina en el Sureste Asiático.

La capital invita también a conocer un poco más de la monarquía parlamentaria de la actual Camboya. Aunque Angkor fue el espacio en el que varios reyes ejercieron el poder desde el año 802 hasta principios del siglo XV, en 1434 Nom Pen ganó por primera vez el título de capital, un rótulo que en ese momento no duró tanto tiempo, pues en los cuatro siglos siguientes varias fueron las ciudades que se catalogaron de ese modo.

El traslado de la Corte Real a Nom Pen en 1865 y la construcción del Palacio Real al año siguiente la hicieron de nuevo la ciudad más relevante del país, y desde entonces ha sido el lugar en el que habita la familia real de Camboya.

Camboya, un viaje para que los colombianos recuperen la calma
El Palacio Real de Nom Pen es la residencia de los reyes de Camboya desde su construcción en 1866. Foto: Foto May Lana / Shutterstock.

Cada reinado modificó y ajustó las características físicas del Palacio Real a lo largo de los años. Pero más allá de la arquitectura, el palacio también hace rememorar uno de los episodios del pasado al haber sido escenario del golpe de Estado de los Jemeres Rojos, que marcó de manera significativa el carácter reciente del país.

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El conjunto de edificios del Palacio Real incluye construcciones como la Pagoda de Plata, cuyo suelo se viste de más de 5.000 baldosas de este metal y que alberga el templo conocido como Wat Preah Keo, donde reposan varios tesoros nacionales, entre los que se encuentra un pequeño pero reconocido buda de esmeralda, hecho en jade y oro.

En cercanías del Palacio Real se halla también el templo Wat Ounalom, erigido en 1443, un lugar de gran relevancia para el desarrollo del budismo camboyano por residir allí el monje superior de la nación. Justo al lado del templo se encuentra un monasterio que, desde sus inicios, ha sido un espacio de formación de cientos de novicios.

templos en Camboya
Estatua de Buda en el templo Wat Phnom. Foto: YARphotographer / Shutterstock.

Otra opción que ofrece el centro capitalino es el templo budista Wat Phnom, conocido como la Pagoda de la Montaña. Construido en 1373, ha sido modificado en varios momentos y hoy es una amalgama que mezcla, aparte del budismo, representaciones que aluden al taoísmo, el confucianismo y el hinduismo. Debido a su ubicación —27 metros por encima del terreno—, se ha convertido también en un lugar privilegiado para contemplar el atardecer.

Igualmente, muchos de los visitantes de Nom Pen encuentran allí referencias adicionales de los capítulos dolorosos de la historia camboyana. Una parada obligada es el Museo del Genocidio Tuol Sleng, localizado en la antigua escuela Tuol Svay Prey, en el centro de la ciudad.

En el tiempo de los Jemeres Rojos, los salones de clases escolares pasaron a ser celdas de una prisión y sitios propicios para la tortura de los que se consideraban enemigos políticos. Hoy en día, ese compendio de cuatro edificios les permite a los visitantes recapitular dicho episodio del pasado por medio de la exhibición de paneles, fotografías de las víctimas y objetos que invitan a reflexionar sobre su historia.

Angkor Wat: monumental en Camboya

para tomar en Camboya
Pub Street es el centro de vida nocturna de la ciudad de Siem Reap, con hileras de bares y pubs. Foto: mikecphoto en Shutterstock.

Llegar de la capital a Siem Reap toma menos de una hora por vía aérea, unas cinco horas en bus o un paseo en barco por varias horas a lo largo del río Tonle Sap. Siem Reap es el punto de partida para aquellos que desean conocer las maravillas de Angkor. En menos de diez minutos en taxi, se puede llegar desde el corazón de Siem Reap hasta Angkor Wat.

En Angkor, más de un centenar de templos y monumentos erigidos en diferentes momentos de la historia encuentran su espacio en medio del contraste de lo frondoso y árido de la selva camboyana.

Ajustar el reloj para llegar a tiempo a la cita del despertar del sol en Angkor Wat es uno de los momentos infaltables. Es algo impactante, y ser testigo del amanecer allí lo es aún más. Un largo camino abierto es el precedente de las cinco torres majestuosas que conforman este complejo y que evocan el pasado hinduista que fue parte del espíritu de sus pobladores siglos atrás.

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A lado y lado del camino principal de ingreso se encuentran los baray, estanques que suelen acompañar los templos de Angkor y que buscan recordar los océanos que rodean la montaña de los dioses. Es pura calma la que se respira al sentir cómo los rayos perfilan todavía más las destacadas formas de Angkor Wat, dan luz al agua de los baray y se ofrecen como ritual de bienvenida a un nuevo día.

búfalos de Camboya
Los búfalos de agua son bovinos nativos del Sureste Asiático. Se encuentran de manera salvaje en India,
Nepal, Bután, Tailandia y Camboya. Foto: Sirisak_baokaew en Shutterstock.

Si bien sus picos elevados cautivan en un primer momento la mirada del visitante, al acercarse a sus entrañas las historias en relieve plasmadas en las piedras de sus contornos pasan a ser el principal centro de atención. En sus paredes se cuentan episodios de la vida de Suryavarman II, el rey jemer que gobernó desde el año 1113 hasta el 1150, y que es recordado precisamente por dejar el legado de este gran templo al mundo, a través del cual se adoraba al dios hindú Vishnu.

Un compendio de relatos militares, de dioses y de episodios de la vida de la época están a cada paso en el interior del monumento. En sus adentros, decenas de guías turísticos camboyanos apoyan a visitantes de todo el mundo en sus idiomas locales. Un himno de susurros en todas las lenguas, que pasan del japonés al mandarín, del hebreo al griego, e incluso un depurado español, son parte de la sonoridad del lugar.

Ese es un indicio que hace pensar en lo valioso de esta experiencia de viaje: el corazón de los camboyanos, ese espíritu de servicio a los visitantes y de acogerlos en su propia lengua, por difícil o distante que sea; ese sentido de disponibilidad y de humildad, sin importar la evidente barrera cultural de los fonemas.

Un compendio de templos en Camboya

El recorrido por el compendio de templos de Angkor es posible hacerlo a pie, si se trata de templos cercanos, o con el apoyo de medios como el tuk tuk, las bicicletas alquiladas o los taxis, la opción más cómoda en un día de calor.

Aun cuando hay cientos de templos, algunos de ellos han logrado atrapar el corazón de los visitantes con su ímpetu y resultan infaltables en el itinerario de viajes. Angkor Thom, situada justo a uno de los costados de Angkor Wat, ha sido considerada como una de las ciudades reales más impresionantes y un ejemplo para la época de una dedicada planeación urbana.

Un denso conjunto de árboles antecede la llegada al corazón de esta ciudadela, donde se halla el templo de Bayón. Se trata de 54 torres que tienen tallados 216 rostros con sonrisas plácidas y pacíficas, que algunos historiadores han asociado con la representación del rey Jayavarman VII, mientras que otros indican que sería la representación de Lokeshvara, una de las figuras más veneradas del budismo.

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Para el visitante, esos rostros podrían asemejarse a los camboyanos del común, de sonrisa tranquila y atención cordial. La esencia de esa expresión, plasmada siglos atrás, sigue latente en las facciones de los pobladores de hoy.

Esa presencia de torres en el Bayón es característica de algunos de los templos budistas de ese entonces. Las formas de montaña como una manera de evocar al monte Meru, hogar de millones de dioses en la cosmogonía hindú, que fueron parte de las construcciones en la época del rey Suryavarman II y ejemplo claro en la estructura de Angkor Wat, cambiarían con la llegada del rey budista Jayavarman VII, que gobernó desde finales del siglo XII hasta los inicios del siglo XIII.

Con la llegada del budismo, el panorama de los templos comenzó a ser distinto. Estos lugares sagrados se empezaron a construir a nivel del suelo, incluso atrapados por el rigor de las raíces de los árboles con el paso del tiempo. Un ejemplo de esta tendencia de construcción es el complejo de templos Preah Khan, que se ubica justo en las inmediaciones de la puerta norte del complejo Angkor Thom.

Este lugar, cuyo nombre en español podría traducirse como “La espada sagrada”, está compuesto por un laberinto de galerías y cuatro recintos. El rey Jayavarman VII construyó Preah Khan en el siglo XII, con el objetivo de honrar a su padre, el rey Dharanindravarman II. Allí la vegetación ya ha hecho de las suyas y las raíces de gigantescos árboles envuelven varias de las piedras y paredes que lo conforman.  

Cerca de la puerta este de Angkor Thom se encuentra Ta Prohm, popular por las escenas de la cinta estadounidense Tomb Rider. Por su parte, este templo se dedicó a la madre del rey Jayavarman VII. Se trataba de una estructura de 600 salones, que albergó durante su esplendor como monasterio a sacerdotes y monjes. El aspecto de este templo es impresionante, dado que el poderío de la jungla se hace notorio ante las monumentales raíces de las higueras estranguladoras y árboles de algodón de seda que se posan sobre las estructuras de piedra.

Koh Ker

Si de templos se trata, hay un lugar adicional que ha empezado a tener mayor visibilidad, en razón de que lo incluyeron en la lista que el diario New York Times publicó sobre los 52 lugares que se deben visitar en 2024. El sitio arqueológico Koh Ker ocupa el lugar 34 dentro del panorama de opciones sugeridas por el diario y el año pasado recibió el título de patrimonio de la humanidad de la Unesco, el cuarto para Camboya.

De estructura influenciada por el hinduismo, el templo se encuentra ubicado en medio de un bosque frondoso en el complejo que forma parte de la provincia de Preah Vihear. Koh Ker fue una antigua capital del Imperio camboyano desde el siglo X, establecida también durante el reinado de Jayavarman IV.

 Este compendio incluye más de 180 santuarios, entre los que se destacan Prasat Bram, vestido hoy en día con árboles de higos o el Prasat Thom, una pirámide escalonada de siete pisos que permite observar la exuberante selva desde su cima.

Camboya
En 1992, Angkor Wat fue declarado patrimonio mundial de la humanidad por la Unesco. Foto: Jeep2499 / Shutterstock.

 Quienes visitan Koh Ker suelen también explorar el templo Beng Mealea, situado en el camino hacia Siem Reap. Se construyó durante el reinado del rey Suryavarman II, en el siglo XII, y tiene un estilo similar al de Angkor Wat.

Siem Reap es la puerta de entrada principal para los visitantes de Koh Ker, dado que se encuentra a unos 113 km de distancia y unas dos horas de recorrido en taxi desde el aeropuerto internacional.

Otra mirada a Siem Reap

De vuelta en Siem Reap, el visitante puede explorar espacios adicionales, como las villas flotantes a las orillas del río Tonle Sap. En particular, la villa Kampong Khleang deja ver los hogares de los habitantes, colegios, pagodas y centros de salud, lo que permite conocer las escenas reales de un día normal para los camboyanos.

Otro lugar sugerido es Artisans d’Angkor, un espacio que busca promover las artesanías tradicionales elaboradas por los habitantes. Pinturas, artículos de seda y esculturas de madera son parte de la oferta de productos que se convierten, sin duda, en un regalo acertado de regreso a casa.

Quienes deseen conocer más sobre ese pasado difícil del que fueron víctima miles de camboyanos pueden visitar también el Museo de Minas Antipersona, puesto que Camboya continúa siendo uno de los países más minados del mundo.

Como suele suceder, Camboya invita a la dualidad a cada paso, y tras la visita al museo, que llena de reflexiones al visitante, la posibilidad de la música y los ricos platos está latente.

Ese ambiente sonoro y musical, vetado una vez, forma parte hoy de la sensación de armonía que se respira en Siem Reap, lo que hace que el visitante se sienta acogido. La música clásica, interpretada por grupos tradicionales conocidos como pinpeat, se puede disfrutar también en los templos en el marco de las festividades.

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La mayoría de los instrumentos que interpretan son de percusión, los cuales ofrecen una experiencia sonora diferente de la que conocemos en Occidente. Piezas como skor Thom (dos tambores grandes), el sampho (un tambor con dos caras) o el roneat ek (un xilófono de plomo), resuenan de manera particular y evocan los sonidos del pasado.

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Foto: El apsara es un baile clásico camboyano, arraigado en la tradición y la cultura del país. Foto: Avim Wu de Shutterstock.

Un espectáculo que resulta llamativo es la muestra “Sacred Dancers of Angkor”, una puesta en escena que permite disfrutar de la danza apsara, danza tradicional camboyana que solían interpretar en las cortes reales expertas bailarinas. Estilizada y casi ritual, guarda gran similitud con los bailes de la vecina Tailandia y enamora con lo llamativo de los vestidos, la fuerza de la expresión y el dinamismo único de sus movimientos.

Dicen también que para aliviar el pasado que ha enfrentado Camboya hay que disfrutar su gastronomía, ya que eso contribuye de igual modo a la sensación de plenitud que se percibe en los lugareños. En espacios sencillos, localizados en las calles y cerca de los templos, se ofrecen exquisiteces gastronómicas que quizás hagan recordar al comensal parte de los sabores que han llegado a ganar más reputación y reconocimiento, como los de Vietnam y Tailandia.

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Las opciones de platos son muchas, pero uno de los que cautivan al visitante es el amok, pescado cocido en una hoja de plátano y bañado en curry de coco. Como en otros países de Asia, los fideos son parte del menú diario, y en el caso de Camboya, una de las opciones es el nom banh chok, fideos de arroz con pescado que suelen ser uno de los platos favoritos para el desayuno. El samlar kari, curry de pollo, es también una alternativa tradicional que obtiene su sabor y fragancia distintivos de la pasta kroeung roja que se usa en él, hecha a base de limoncillo, cúrcuma, galanga, ralladura de lima y chiles rojos.

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El amok trei es un pescado en curry al vapor, un plato tradicional de la comida jemer. Foto: JM Travel Photography / Shutterstock.

En virtud de que la vocación de Siem Reap es netamente turística, probar la gastronomía local en estos lugares es una manera de contribuir también a todo el entorno, que vive en función de atender al visitante.

Sin duda alguna, quien elija Camboya como destino turístico guardará en su memoria un paraíso de contrastes. Recordará la calma de los periplos por los templos del hinduismo y el budismo; elevará una oración para que el pasado tortuoso que marcó días previos no se repita, y vivirá anhelando que ese sentimiento de serenidad de los rostros del Bayón sea parte de los amaneceres de cada nuevo día. 

HOTELES PARA SOÑAR

Estas opciones, inspiradas en lo local, forman parte de la particular experiencia de Camboya.

The Privilege Floor / by Borei Angkor

Además de ambientes inspirados en los templos, cuenta con una agenda interesante de eventos culturales.

www.privilegefloor.com/borei

Zannier Hotels / Phum Baitang

Este hotel busca recrear la vida rural de Camboya con cabañas y amplios campos llenos de verde.

www.zannierhotels.com/phumbaitang/

Viroth Hotel

Ganador en varias ocasiones de reconocimientos Travelers’ Choice, este hotel ofrece un diseño contemporáneo e innovador, pero sin olvidar su origen camboyano.

www.viroth-hotel.com

         

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abril
12 / 2024