Los Caligaris: “Nos tomamos la alegría muy en serio”
Óscar Mena
Los Caligaris tienen 27 años de hacer música desde Córdoba, Argentina, para el mundo entero. Su fundador, Martín Pampiglione, es un payaso profesional, que a su vez viene de una familia de payasos que heredaron esta honrosa profesión. Sin embargo, al haber experimentado este mundo decidió convertir su arte en toda una orquesta musical conformada por amigos que hoy son más bien familia. Gracias a eso toda Latinoamérica ha podido disfrutar de música argenta, capaz de despertar hasta el más dormido de los músculos. Un sonido contundente capaz de ponerlo a saltar a ritmo de ska, cumbia, rock y hasta de esos boleros que llegan al corazón.
La banda cuenta con más de 10 álbumes y EP de estudio, sin mencionar su premio Carlos Gardel de Argentina, por su trabajo con Circología. A esto se le suma que son uno de los 100 mejores artistas de la década de su país, según la fundación Konex, pues además de sacar música nueva todos los años, realizan 80 shows anuales, que van desde participaciones en prestigiosos festivales como el Cordillera de 2023 en Bogotá, hasta la presentación de su nuevo espectáculo musical: Premios Caligaris, Barrio de Gala, diseñado especialmente para rendir homenaje a los fanáticos de toda Latinoamérica.
Y si esto no fuera poco, Los Caligaris se presentarán en Bogotá este 8 de junio en el Movistar Arena, donde tocarán en vivo Hablar de Flores, su más reciente sencillo, en colaboración con Coti y la producción artística de Nico Cotton. La banda divertida de siempre llega con una letra un tanto reflexiva y madura que habla del camino de la banda hasta llegar a las mieles del éxito.
En Diners conversamos Martín Pampiglione y Juan Taleb sobre el espectáculo que tienen preparado para Bogotá, su evolución artística y la influencia musical que han dejado en Latinoamérica y en el fútbol:
¿De qué se tratan los Premios Caligaris?
Martín Pampiglione: Veníamos muy vinculados con el circo y nuestros orígenes de payaso, pero esta vez será diferente. Cuando diseñamos un espectáculo nuevo pensamos en la experiencia del público con nuevas canciones, efectos especiales y un montón de detalles que están para sorprender.
Esta vez nos convocan estos premios ficticios porque no hay palabras para agradecer a un público que durante tantos años nos ha acompañado, por eso en este concierto vamos a entregar una estatuilla a nuestro público.
Como adelanto digo que alguien del público se va a llevar esta estatuilla en el Movistar Arena. Por supuesto no hemos traído 15 mil estatuillas, pero uno en representación al público se va a llevar el premio a nuestro público.
Hay varias categorías en este premios, porque nosotros creemos que tenemos el público más feliz del mundo. No puedo adelantar más.
¿Cómo conformar un set list de clásicos y canciones nuevas con 27 años de carrera por delante?
La verdad es que a medida que pasa el tiempo se hace más difícil armar un listado completo con las canciones viejas y nuevas, la cuestión es que en este recital hemos programado también una plataforma en donde el público va a votar por las canciones a través de las redes sociales de Los Caligaris para que elijan alguna canción de las tantas que ensayamos que quieren que formen parte del set list.
Obviamente vienen muchas canciones que hace tiempo no tocamos y tenemos ganas de tocarlas. Será una parte del espectáculo y capaz que incorporemos unas viejas y unas nuevas que venimos presentamos del disco Muchas Noches, Buenas Gracias de 2023.
¿Hay alguna canción que se las piden mucho y ya no quieren tocar más?
A nosotros no nos pasa eso porque subimos al escenario a tratar de divertir al público. Podés hacer la misma lista de canciones en Colombia y Argentina, pero cada tema es diferente en cada lugar y eso es lo más importante de los recitales y más de Los Caligaris que es nuestra gente, suelen pasar cosas muy bonitas con las canciones entonces no nos aburrimos de tocar las mismas canciones.
Razón y El amor nunca pasa de moda, ¿cuál eligen de estos dos grandes éxitos de Los Caligaris?
Tenemos el mismo amor por todas las canciones y cada momento es irrepetible, el público es distinto y por más que hagamos el mismo recital en todo el continente el momento es otro, la química es otra y la gente responde de manera distinta y no tenemos preferencia por ninguna canción, es la misma razón que no nos aburre tocarlas en el recital. Es un momento de interpretación.
Con el paso de los años han venido incluyendo letras más introspectivas y de reflexión que aluden a la salud mental y otros temas bastante críticos en nuestros días…
Es una responsabilidad muy grande que hemos tomado siempre. Somos unos abanderados de la alegría no banal, porque si algo nos tomamos en serio es la alegría.
Nuestra música está hecha para buscar a la gente con alegría, como si la música fuera una especie de terapia -si se quiere-, como un método para combatir las cuestiones tediosas de la vida.
¿Lo mismo pasa con los shows?
Creemos que el momento del show es un momento de alegría terapéutico en el que se encuentran en el mismo lugar muy distinto donde se encuentran personas con diferentes orientaciones políticas, religiosas y de cualquier tipo, así como las hinchadas de fútbol.
Eso me parece muy importante, además de que hay familias, hay niños, adolescentes, hay abuelos y eso está buenísimo porque todos se reúnen para vivir un momento de alegría y bueno por lo menos que sirva un rato.
Esto está muy relacionado con la canción Hablar de Flores…
Martín Pampiglione: Esta canción refleja la alegría de Los Caligaris con un mensaje de valentía, que habla de ese momento cuando estás mal, cuando te sentís poca cosa, como que la vida no está funcionando o hay algo que no está bien.
El estribillo dice: ‘todos tenemos un diamante, algunos más opacos, algunos más brillantes’. Como que lo tomamos todo, ya sea una canción triste, tratamos de meterle una melodía más alegre o desde la letra buscamos redondear por el lado de la felicidad, siempre tratamos de tener ese mensaje.
Esto refleja la madurez de la banda en 27 años de carrera de Los Caligaris…
Juan Taleb: A medida que pasa el tiempo sin duda vamos cambiando las temáticas que abordamos, no cantábamos lo mismo cuando teníamos 18 años, que ahora tenemos 40 años. Seguimos siendo los mismos autores, instrumentistas y los mismos intérpretes y sin duda se nota el cambio y la evolución, porque la manera en la que uno procesa las cosas a lo largo de la vida va cambiando y depende del aprendizaje que tenemos en la vida misma y no somos la excepción.
Quizás hacemos alusión al tema de la salud mental, más enfocado a la inseguridad y miedos que enfrentamos todos a la hora de proponernos algo, muchas veces somos muy crueles con nosotros mismos. Es simplemente bajar un cambio y entender que la cosa tiene que fluir más y somos más de lo que creemos.
Pero eso no quita la esencia de payaso y la felicidad en cada concierto…
Martín Pampiglione: El logo de la banda es un payaso y este enfoque tiene mucho que ver con las raíces mías. Yo nací en un circo, desde mi bisabuelo para abajo todos han sido payasos en mi familia y yo también he sido payaso de circo.
El payaso tiene una fama mala, la palabra payaso muchas veces es peyorativa, por eso venimos a reivindicar porque yo lo viví en el circo, porque el payaso domina primero el arte de los malabares, las acrobacias, subirse al trapecio para después pintarse la cara y hacer reír a la gente, entonces es una profesión muy noble y nosotros la reivindicamos. Por eso es que Los Caligaris siempre van a tener un payaso y eso no va a cambiar.
A estas alturas también es imposible encasillar a una banda dentro de un género, ¿sucede lo mismo con ustedes?
Juan Taleb: Es algo que desde siempre nos tiene un poco sin cuidado el tema de los géneros porque la música es una sola y a nosotros nos representa cierta música, pero no nos encasillamos en un solo ritmo, porque somos una banda de música que mezcla todo.
Sin duda hay varios clímax musicales como la cumbia fusionada con cualquier cosa, el cuarteto, el rock, la balada, el ska, el reggae y hasta ritmos urbanos fusión que evolucionan con el tiempo.
No somos muy tajantes con eso porque siempre por encima de todo está la señora canción y si a la señora canción le hace bien tal cosa -por más que no represente a la parte tradicional- se hace igual.
Ustedes también tienen una historia intrínseca con el fútbol y estrellas mundiales como Julián Álvarez del Manchester City…
Martín Pampiglione: Lo de Julián no lo podemos creer, antes de venir para Bogotá estuvimos con él antes de que se fuera a la concentración de Argentina a jugar los amistosos, pero Julián es un gran amigo, te puedo decir que es fan de la primera hora de la banda.
El otro día estuvimos tocando con una guitarra en un asado, éramos ocho personas; cuatro Caligaris y la familia de Julián. Estuvimos cantando y nos pedía canciones que ni yo me acordaba la letra porque eran temas del segundo disco que nunca habíamos tocado en vivo.
Canciones que tienen 20 años, de cuando Julián tenía cuatro años, nos escucha desde que era muy niño, así que es una cosa de locos.
Los hinchas de muchos equipos de fútbol también utilizan sus canciones para alentar a sus equipos en todo el continente…
Hemos logrado que nos vayan a ver hinchadas de todos lados, que se encuentren en un mismo lugar para vernos. Ha pasado que han aparecido hinchadas rivales y ahí hay un par de insultos pero nosotros desde el mensaje tratamos de cortar, porque cualquier tipo de persona, de cualquier edad y diferencia que haya pueda disfrutar del show.
¿Qué les recomienda vestir a los fanáticos para ir a los Premios Caligaris?
Tienen que venir cómodos, con ganas de divertirse, con unas zapatillas para saltar, bailar, porque será un concierto de más de dos horas y si quieren venir con una playera de fútbol tendrán que venir con la de Caligaris Fútbol Club, porque nosotros tenemos nuestro propio equipo y se hará presente en el Movistar Arena.
Son dos horas de espectáculo, ¿cómo se prepararon para soportar la altura de Bogotá?
Martín Pampiglione: Cuando tocamos en Colombia y México, que son los lugares más altos a los que hemos ido, salimos con la misma energía con la que salimos en la playa. Y llega el primer estribillo y ya tenemos la lengua por el piso, pero ya luego administramos los movimientos y la energía para rendir las dos horas que dura el show.
Por último, ¿qué le dirían a sus versiones jóvenes de hace 20 años?
Les diríamos que será un viaje difícil, porque el camino de la música no es un camino fácil, que vamos a tener que sortear muchos obstáculos, tendremos que tocar puertas que se van a cerrar, que vamos a perder cosas en el camino, pero después de cierto tiempo, será el camino más divertido que vamos a tener en toda la vida.