La Filarmónica Joven de Colombia brilló en el Festival Ilumina 2024
Óscar Mena
Los caficultores y habitantes de la zona rural de Zipacón, Cundinamarca, escuchan a lo lejos un compás de violas, violines y violonchelos que salen del bosque de niebla. Ahí en medio de una densa nube está una docena de jóvenes de la Filarmónica Joven de Colombia y cuatro músicos extranjeros que en un movimiento unísono ensayan para celebrar el primer festival Ilumina de Colombia.
Nueve años antes esta escena se repetía en las montañas cafeteras de Sao Paulo, bajo la dirección de Jennifer Stumm, profesora de viola en la Universidad de Música y Artes de la Ciudad de Viena, quien decidió venir a Latinoamérica a conectar nuevamente con la tierra y llevar la música sinfónica a los lugares menos esperados del mundo.
Música y sostenibilidad en las montañas de Zipacón
Apenas recibió el sí de Ilumina, el equipo de la Filarmónica Joven de Colombia inició su búsqueda del lugar ideal para compartir, crear, trabajar e interpretar este proyecto en medio de la naturaleza. Se analizó la posibilidad de celebrar el Festival Ilumina en múltiples territorios y La Palma y el Tucán, fue la locación ideal: un hotel que integra la siembra de cafés supremos con cultivos orgánicos de otros productos que hacen que la tierra se mantenga fértil y con su programa social, apoya a las comunidades que viven en Zipacón.
Es así como llegaron a este proyecto sostenible a dos horas de Bogotá, donde los músicos de la Filarmónica Joven de Colombia compartieron con los caficultores y trabajadores de la zona, al igual que los brasileños Bruno Lima (violonchelo), Uiler Moreira (violín) y las estadounidenses Jennifer Strumm (viola) y Jennifer Frautschi (violín).
Durante una semana, ensayaron a cielo abierto, aprendieron de la comunidad cafetera e intercambiaron experiencias con los artistas invitados.
“También aprovechamos nuestra inmersión en el territorio para enseñarle a los niños de la zona sobre música sinfónica y los representantes colombianos en la actualidad. Así como lo hacemos en otros territorios, en Zipacón utilizamos nuestro videojuego gratuito Guardianes de la música, que nos ayuda a mostrar de forma interactiva las maravillas de la música clásica e incluso presentamos a los colombianos más destacados, como lo son: Ludsen Martinus, Carolina Noguera Palau y Alba Fernanda Triana”, explica Carlos Parra, encargado del área académica y de proyección social de la Orquesta Filarmónica Joven de Colombia.
Cerrar el círculo
La Filarmónica Joven de Colombia está compuesta por jóvenes entre 16 y 24 años que viven y respiran la música, algo que para Jennifer Stumm era esencial. Y es que este laboratorio de innovación social, creado por la Fundación Bolívar Davivienda en 2010, ha trabajado desde entonces para fortalecer los proyectos de vida de los jóvenes en toda Colombia a través de la música clásica.
Interpretar a las Leyendas en Zipacón
Durante la semana 10 al 17 de mayo la Filarmónica Joven de Colombia y los artistas internacionales ensayaron a cielo abierto y compartieron con los agricultores y caficultores de Zipacón en medio del bosque de niebla. Todos los días mostraron los destellos de un concierto estelar. Los trabajadores se tomaron el tiempo de mirarlos asombrados por el tono y el volumen que podían alcanzar sus instrumentos y los músicos quedaron igual de maravillados por la resiliencia que tienen al labrar la tierra y esperar la cosecha de lo sembrado.
“Esta es una relación simbiótica. Ustedes se dieron cuenta que la música y el cultivo son iguales. Ambos consisten en establecer una relación en la que nos abrimos para obtener algo y luego retribuir lo que obtuvimos. Recuerden que el futuro no está en las máquinas sino en las conexiones que hacemos a lo largo de la vida, atesoren este momento en su corazón e imaginen un futuro diferente”, dijo Jennifer Stumm a los músicos antes de dar el concierto oficial a las familias y niños que llegaron a disfrutar esta experiencia única en Colombia.
Con el sol adormecido por la tarde y los espectadores en sus sillas, el concierto empezó con una muestra denominada Leyendas, donde los músicos orquestales interpretaron las obras icónicas de Gabriela Lena Frank, Eric Whitacre, Béla Bartók, Simón Díaz y Antonín Dvořák.
Al finalizar, los músicos hicieron una reverencia prolongada para agradecer los aplausos del público y el asombro de los niños que estaban en primera fila, pues era la primera vez que en su vida vieron un ensamble orquestal de talla mundial.
“¿Ahora usted se imagina a mis muchachos tocando en la casa como los músicos?”, dice una madre a otra que le responde: “Eso no los para nadie mija”, mientras los niños zapatean e imitan los movimientos de los artistas que llegaron a Zipacón para dar un espectáculo musical nunca antes visto en el país.
Compensar las toneladas de CO2
Luego de su aparición en las montañas de Zipacón, la Filarmónica Joven de Colombia y los artistas internacionales repitieron este concierto en el Auditorio Fabio Lozano de la Universidad Jorge Tadeo Lozano para mostrar a los ciudadanos el trabajo realizado en el territorio.
“Lo recaudado en taquilla está destinado para la siembra de árboles de bosque de niebla en Zipacón como parte de las acciones de compensación que realiza La Joven para mitigar la huella de carbono de nuestras giras musicales por Colombia y Europa”, explica Juan Andrés Rojas, Director Ejecutivo de la Filarmónica Joven de Colombia.
Así es como la Fundación Bolívar Davivienda y su orquesta, la Filarmónica Joven de Colombia, siguen llegando a diferentes territorios del país con espacios culturales, que inspiran y alientan a más jóvenes a perseguir sus sueños, bien sea en la música orquestal, en la pedagogía, en la gestión cultural, el emprendimiento, la innovación u otros campos.