Los primeros álbumes que casi acabaron con la carrera de grandes artistas

Hoy en día hay músicos que tienen un puesto incuestionable en la historia, pero cuya carrera pudo haber sido mucho más corta de lo que pensaban.
 
Los primeros álbumes que casi acabaron con la carrera de grandes artistas
Foto: Mick Haupt / Unsplash /
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Revista Diners

Pensamos en nuestros ídolos musicales casi como si fueran seres con un talento sobrenatural. Una especie de superhumanos que solo se dedican a derrochar sus capacidades artísticas en cada álbum que sacan. La realidad, como siempre muy lejos de la idea de que las buenas obras siempre son producto de algún tipo de inspiración divina, demuestra que en realidad algunos de ellos habrían podido muy fácilmente pasar a la larga lista del olvido. 

Nos referimos a músicos o bandas cuya fama internacional ya los pone como íconos dentro de cada uno de sus géneros, pero que en un principio no lograron convencer mucho al público. Quién sabe el mundo que tendríamos si la dureza de la crítica hubiese superado la perseverancia del arte. Solo sabemos que un debut terrible no significa necesariamente el fin prematuro de una carrera musical. 

Ahora bien, ‘terrible’ parece un adjetivo bastante fuerte para algunos de los álbumes que componen esta lista, sobre todo teniendo en cuenta que muchos de ellos crecieron en popularidad a medida que la fama de su artista iba en aumento. Nos referimos a terribles en cuestión de ventas, álbumes cuyo concepto no cuajó del todo dentro de los gustos del público de su época y que requirieron un poco más de trabajo para convertirse en parte de una exitosa carrera. 

Rocka Rolla – Judas Priest (1974)

Fue mucho lo que tuvo que pasar para que Judas Priest llegara a ser una de las grandes bandas del heavy metal. Uno de sus mayores obstáculos vino muy temprano en su carrera, cuando después del lanzamiento de su primer álbum solo pudieron vender alrededor de 1.000 copias, que en términos discográficos no es nada bueno. Esto no solo llevó a que la disquera cancelara la producción de un siguiente álbum, sino que también puso sobre sus hombros una deuda que parecía imposible de pagar. 

Después de un largo año que implicó grandes sacrificios económicos para todos los miembros de la banda, en 1975 estaban de vuelta en el estudio grabando su segundo álbum ‘Sad Wings of Destiny’ que vio la luz un año después y que, si bien tampoco fue un éxito en ventas, fue suficiente como para captar la atención de CBS, que les ofreció 60.000 £ para su siguiente producción musical. 

‘Sin After Sin’ fue el disco que por fin les dio el reconocimiento que se merecían. Vio la luz en 1977 y fue el primero en figurar en las listas del Reino Unido. Lo que, a su vez, ayudó a consolidar a Judas Priest como una de las bandas más importantes del heavy metal desde muy temprano en la década de los 80. 

Cold Spring Harbor – Billy Joel (1971)

Billy Joel fue desde el principio un músico con increíble talento, pero la vida le puso bastantes obstáculos a su carrera antes de que siquiera pudiera comenzar. Había pasado por varias bandas que fallaron durante el proceso y además tuvo algunos problemas de salud mental que casi lo llevaron a abandonar su sueño de convertirse en un músico profesional.

No obstante, antes de dejarlo todo decidió darse una última oportunidad como solista y firmó un contrato con el productor Artie Ripp, dueño de la disquera Family Productions, que lo comprometía a los primeros diez álbumes de su carrera. Un contrato que, años después, se vería como un claro ejemplo de un pésimo trato. Sin embargo, el proceso pareció andar bien e incluso dio a Billy Joel algunas de sus canciones más reconocidas hoy en día como ‘She’s Got a Way’.

El problema ocurrió después de la grabación, pues una falla técnica hizo que el álbum quedara impreso en los vinilos en una mayor velocidad de reproducción, lo que causó que todo tuviera un tono más agudo, sobre todo la voz de Joel. El cantante pasó de tener una voz sedosa a parecer una ardilla cantante, lo que ahora parece una anécdota graciosa y que el cantante incluso ha recordado con humor en varias entrevistas, pero que en ese entonces parecía ser una condena para su carrera. El álbum, inevitablemente, fue un fracaso en ventas.

A pesar de esto, la perseverancia de Joel en la promoción del álbum lo llevó a firmar un contrato con Columbia Records un año después y fue con ellos que lanzó su segundo, y tal vez más icónico disco, ‘Piano Man’. Su éxito fue suficiente para superar los problemas del pasado, aunque no deja de ser impresionante pensar que el error de una máquina de grabación pudo acabar prematuramente con una carrera como la de este artista. 

David Bowie – David Bowie (1967)

Si bien no se puede hablar de un mal álbum en términos musicales, es cierto que el debut de este artista no logró captar la atención del público cuando salió a finales de los 60. Tras el lanzamiento, Bowie hizo un par de propuestas más a su disquera, pero todas ellas fueron rechazadas, por lo que el artista se vio obligado a renunciar en 1968. 

Curiosamente, fue durante ese año que Bowie empezó a tener un gran interés por las artes teatrales, especialmente por los mimos. Su mánager, Kenneth Pitt, tuvo entonces la brillante idea de promocionar su música a través de una película en la que Bowie también podría explotar sus habilidades artísticas. Fue así como nació ‘Love You Till Tuesday’, una cinta que incluía varias canciones de su álbum debut pero, sobre todo, que incluyó una nueva canción llamada ‘Space Oditty’. 

Esta canción fue un verdadero punto de inflexión para Bowie, que si bien no llegó inmediatamente a ser un éxito rotundo, sí le dio la oportunidad de continuar explotando su talento. Fue este el comienzo de una larga carrera que dejó impresa en la historia de la música la marca irremplazable e irrepetible que conocemos hoy en día. 

Bob Dylan – Bob Dylan (1962)

Tomó la fe de un solo hombre para llevar a Bob Dylan hasta donde llegó y ese hombre fue John Hammond. Este productor de Columbia Records fue el que decidió firmar con Dylan en primer lugar y lo llevó a publicar su primer álbum en marzo de 1962. Desafortunadamente, el disco no fue muy bien recibido y logró vender apenas suficientes copias como para no quedar en deuda. Tras esto, otros ejecutivos de la disquera presionaron a Hammond para que lo dejara ir, pero él estaba convencido de que en sus manos tenía a un hombre de gran talento. 

‘The Freewheelin’ Bob Dylan’ finalmente probó que el productor tenía razón, pues este álbum fue el que hizo despegar la carrera del artista. Desde entonces, el nombre de Bob Dylan se ha convertido en un ineludible de la historia de la música y de la literatura, pues no hay que olvidar que además de los Grammy’s, el cantante y compositor estadounidense también ostenta un Nobel de Literatura otorgado por la Academia sueca en 2016. 

Es difícil saber qué habría sido de estos artistas si alguien no les hubiese dado una segunda oportunidad, sobre todo porque sería nada más que una especulación. Tal vez su talento los habría llevado por un camino similar, tal vez habrían llegado a ser artistas de nicho o tal vez habrían dejado la música del todo, jamás lo sabremos. Lo que sí sabemos es que un mal debut no determina la carrera de un artista y que el camino nunca ha sido fácil para nadie, ni siquiera para los más grandes. 

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marzo
11 / 2024