Lucio Feuillet y los sonidos de un territorio
Zamira Caro Grau
No es una simple casualidad: la música ha atravesado la vida de Lucio Feuillet. Su abuelo tocaba la trompeta profesionalmente y su padre era decano de la Facultad de Arte de la Universidad de Nariño. En Pasto, Lucio creció escuchando las murgas carnavaleras, la música del territorio, el ruido que hace el volcán Galeras, así como los sonidos de la montaña y la cordillera.
Con una guitarra siempre en las manos, este artista construyó un sonido único mezclando lo tradicional, lo andino, lo nuevo y lo que escuchó en el territorio que lo vio crecer. “He escuchado a muchos artistas que hablan de la verdadera patria. Se trata de las primeras conexiones que tiene uno con su entorno en la infancia y lo importante que son, y yo sé que mi música sería otra si no hubiera nacido en Pasto”, reflexiona.
Como resultado de este amor por el lugar que lo vio nacer están sus cuatro álbumes: Indicio (2013), Provinciano (2017), Bailando bailando (2021) y Mínimo infinito, una producción que publicó en septiembre de 2023, pero en la que venía trabajando desde hace varios años. Este trabajo de 21 canciones lo hizo en compañía de artistas y amigos como Briela Ojeda, Kevin Johansen, Andrea Echeverri e Ita María Díez, su esposa.
De su niñez recuerda las clases en la escuelita musical de la Universidad de Nariño, donde aprendió a tocar la flauta dulce casi como un juego; la guitarra que le regaló su padre cuando entró a sexto de bachillerato, con la cual empezó a practicar y ahora es su fiel compañera en la tarima, y a Caetano Veloso, Joan Manuel Serrat, Fania All-Stars y más artistas cuya música retumbaba en las paredes de su hogar.
Y aunque ahora el camino es claro para Lucio y cada día en sus conciertos aplauden más personas, lo cierto es que no siempre fue obvia la posibilidad de ser intérprete. A los dieciocho años tomó la decisión de estudiar ingeniería de sonido en la Pontificia Universidad Javeriana, pero solo tres años después de graduarse la idea de ser cantante cobró fuerza.
“Después de grabar mi primer álbum, que fue un ejercicio de compartir con amigos y no una búsqueda por volverme famoso, me di cuenta de que esto era lo que quería hacer para siempre; fue muy lindo. Agradezco mucho cada momento que pasé hasta llegar a tomar esa decisión”, recuerda.
Ahora, una década después de su primer álbum, ya ha tocado en espacios colombianos tan importantes como los de Rock al Parque, el Carnaval de Negros y Blancos, la Feria de Cali y el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, e incluso su música ya está llegando a otros países, como México.
“Me gusta que las canciones puedan encontrar conexión, personas que se identifiquen y las hagan suyas; eso me interesa más que verme en grandes escenarios. El hecho de que la gente de las comunidades pueda apropiarse de esta música parte de su comunión con el arte”, reflexiona.
Y así, entre guitarras, trompetas, amigos y su fuerte acento marcado en cada canción, Lucio Feuillet ha construido un sonido que lo separa de otros artistas colombianos y que hoy lo posiciona como una propuesta fresca e innovadora.