Los sonidos que impulsan a Colombia 

La escena musical colombiana se nutre de nuevas propuestas, mientras enfrenta los retos propios de la industria. Diners habló con tres expertos sobre el panorama musical y hacia dónde van los sonidos del país.
 
Los sonidos que impulsan a Colombia 
Foto: Revista Diners /
POR: 
Zamira Caro Grau

En el norte del territorio nacional, cerca del mar y de la brisa caribeña, el tañido de una flauta de millo pone a bailar a quienes lo escuchan. En el Pacífico suena una marimba, que le da inicio a una canción acompañada por cantos ancestrales de mujeres. En el centro del país se escuchan las guitarras, el tiple y la bandola, todos entonando lo que suena como un canto por la tierra. En fin, la música atraviesa a Colombia, como lo hacen sus ríos y sus montañas. 

En los cantos de sus tierras, se cuentan las historias de antaño; cómo se formaron las ciudades, cómo se perdieron sus ancestros, cómo se construyeron sus sonidos, y así imparablemente hasta llegar al día de hoy, cuando los géneros musicales han ampliado sus ramas de tal manera que algunos de ellos incluso trascienden las fronteras del país. 

En un comienzo fue la cumbia, declarada en 2022 patrimonio cultural de la nación, la que puso a sonar a Colombia en el extranjero, con canciones tan importantes como La piragua, del maestro José Barros, o El pescador, de Totó la Momposina. Es tal la importancia de este ritmo caribeño que incluso su influencia permanece hasta la actualidad.

“Desde hace por lo menos unos diez o doce años, las propuestas que más están llamando la atención son las que tienen que ver directamente con la cumbia y con las evoluciones o desarrollos a partir de este género”, explica Jaime Andrés Monsalve, periodista, escritor y jefe musical de la Radio Nacional de Colombia. “La cumbia volvió a tomar una fuerza inusitada en muchos escenarios […] y creo que no hay país en el mundo que no tenga en este momento una agrupación local o algún tipo de desarrollo de este género”, agrega. 

(Le puede interesar: Lucio Feuillet y los sonidos de un territorio).

Sin embargo, más allá de este sonido tradicional, también hay otras propuestas que están llamando la atención en el país, y no precisamente en el género urbano, que aunque sí es uno de los mayores representantes colombianos en el extranjero, aún está eclipsado por las mismas figuras que mandan la parada desde hace varios años, con excepción de algunas propuestas interesantes que han tomado fuerza últimamente, como Karol G, Feid y Blessd, por ejemplo. 

Al respecto de estos nuevos sonidos, hay quienes opinan que se pueden encontrar en el Pacífico. “Este es el gran atractivo y la gran nueva potencia de exportación colombiana”, comenta Juan Antonio Carulla, más conocido en redes sociales por su proyecto llamado El Enemigo, en el cual hace reseñas musicales y promueve artistas de la escena local desde hace diez años.

Para él, que tiene veintisiete años, es innegable que la cumbia es una institución colombiana, pero quizás no el futuro de los sonidos del país. “La movida está en el trap y el rap, especialmente en Cali; me parece que estamos a uno o dos años de que se conviertan en un fenómeno nacional gigantesco”, pronostica. 

Y parece que el público colombiano sí está respondiendo a estos sonidos. Nada más durante el 2023 el grupo antioqueño Alcolirykoz, quizás uno de los más grandes representantes del rap en Colombia, vendió por completo su concierto en el Movistar Arena, en Bogotá, lo cual marcó un hito para este género. 

La escena musical en las diferentes regiones del país está creciendo, y con esto llegan nuevos sonidos que comenzarán a tomar espacios cada vez más grandes. 

Retos y aciertos de la industria musical 

“En Colombia no se puede vivir únicamente de la música”, dice Catalina García, cantante de la banda colombiana Monsieur Periné, que ha tocado en festivales y tarimas de diversas partes del mundo llevando los sonidos de la cumbia, el jazz y los boleros del país en su música. “Es muy extraño que una banda que hace muchas giras, es versátil, tiene trayectoria y una cantidad de propuestas interesantes, llegue a hacer una gira en su país y no consiga patrocinador”, comenta. 

Esto puede entenderse como parte de un problema que también menciona Monsalve: la formación de públicos en Colombia y el rol que el sector público debería cumplir en esto. “La misma nación tiene que ayudar a seguir formando públicos. Hay que apoyar a capa y espada los procesos internos de las regiones, mantener esa confianza entre la gente que hace cosas por la música y el Gobierno”, afirma. 

Otro de los aspectos en que Monsalve y Carulla están de acuerdo es que Colombia se queda corta en cuanto a sus escenarios, tanto a pequeña como a gran escala. “Si ya existe una infraestructura para conciertos, no hay las vías para que la gente pueda salir; la experiencia no es amable, todo acá es muy guerrero. Tampoco hay un circuito de bares consolidados para las ofertas independientes, así que es difícil salir adelante en esta escena”, reflexiona Monsalve. 

A pesar de todos estos aspectos, hay personas que están trabajando para construir con más fuerza un espacio cultural imponente dentro del país, y este empeño se ve reflejado en festivales como el Petronio Álvarez, el Estéreo Picnic, el Cordillera, Rock al Parque, Salsa al Parque, y otras grandes apuestas por la música que se toman las tarimas del país y mueven la economía de la industria del entretenimiento.

Así mismo, los esfuerzos de las disqueras independientes y los colectivos son también parte de lo que mantiene a flote los proyectos con sonidos diferentes en el país, como la canción de autor, que pisa fuerte en ciudades como Bogotá. “Yo siempre he dicho que el eslabón perdido de la industria musical colombiana son los sellos independientes, pues son precisamente los que ayudan a acoger artistas pequeños y levantarlos”, asegura El Enemigo. 

De esta manera, pocas veces fácil y en muchas ocasiones con esfuerzos inmensos por el amor al arte, los artistas locales siguen ofreciendo nuevos sonidos al país y amplían cada vez más el espectro de lo que se escucha en cada región. “La música ha sido sin duda una bandera gigantesca para que se conozca la cultura de Colombia”, dice Catalina, y así continuará por muchos años más. 

(Lea también: Juliana Velásquez y el amor al arte).

         

INSCRÍBASE AL NEWSLETTER

TODA LA EXPERIENCIA DINERS EN SU EMAIL
noviembre
28 / 2023