Pilar Cabrera: “ Uno no puede brillar si no sabe qué hay en la oscuridad” 

La cantante bogotana que recientemente sacó su primer álbum es una de las cuatro voces colombianas que Diners le invita a conocer.
 
Pilar Cabrera: “ Uno no puede brillar si no sabe qué hay en la oscuridad” 
Foto: Juan Diego Rivas Cardona / Juan Diego Rivas Cardona
POR: 
Zamira Caro Grau

Pilar Cabrera conoce la música casi desde que abrió sus ojos. Su casa era un espacio de guitarras, canciones y melodías que eventualmente la llevaron a querer seguir ese camino. 

Así fue como en el 2012 apareció en La Voz como participante, y ahora, más de 10 años después, presenta su primer álbum de estudio 29:56, el resultado de años de trabajo, emociones más grandes que uno mismo y la tranquilidad de poder hablar desde la tristeza. 

Diners le comparte esta entrevista que le realizamos en búsqueda de cuatro voces femeninas que usted debe conocer.

Conocemos su relación con la música desde La Voz pero, en sus palabras, ¿cómo comenzó el amor por la música?

Viene desde muy chiquita. A mi papá le gustaba mucho tocar guitarra y canta precioso, él no es músico ni nada pero de repente sacaba la guitarra y empezaba a cantarle a mi mamá y a ella también le gustaba mucho, entonces para mí era normal, yo pensé que todos los papás hacían lo mismo, así que mi hermana y yo crecimos en un ambiente muy musical. 

Como a los seis años estuve en clases de guitarra con un profesor que le dijo a mi mamá que ese no era mi instrumento, que yo tenía que cambiar, así que me frustré y empecé a buscar otras cosas, entre esas el piano y la batería, que comencé a tocar como a los 13. 

Eventualmente comencé a cantar y siempre que lo hacía invitaba a mi hermana para que tocara la guitarra y que me enseñara también, mi acercamiento a la guitarra siempre fue muy empírico. En fin, después comencé a tener bandas en la época del colegio y luego como a los 17 dije: ‘esto ya no es lo mío, yo ya no quiero’, y dejé de tocar guitarra y la guardé. 

A los 18 yo quedé embarazada de Julieta y vi un programa de televisión que decía que si le ponía una canción a la panza cuando el bebé nacía reconocía la canción, y yo quería probarlo, entonces empecé a cantarle con la guitarra pegada a la panza y ahí la saqué del estuche y volvió para siempre. 

Fue muy loco, algunas de las canciones que saqué en esa época fueron de El Kanka, y los primeros años de Julieta yo lo escuchaba mucho a él y yo pensaba ‘nunca lo voy a poder ver en vivo’ y hace poco, cuando vino a Colombia, canté en su concierto con él. Es que la vida es muy increíble, muy linda, siempre hay unos puntos muy mágicos. 

¿Y cómo llegó la oportunidad de La Voz, el programa del que usted fue parte? 

Cuando Julieta tenía dos años yo comencé a buscar trabajo y pasé por un bar en el que justamente estaban contratando meseros, me preguntaron si venía para la entrevista y dije que sí. El jefe se llama Jose, y yo pregunté cómo hacer para trabajar cantando, y él me pidió que le cantara algo en ese momento y después que lo hice me dijo que llevara al día siguiente mi guitarra para una audición. 

Después él me decía que veía en mí mucho talento, y que ahí iba a aprender a bajar los nervios, así que me dio trabajo cantando. Él fue el que me avisó de las audiciones de La Voz y me dijo que me metiera a ver qué pasaba, pero yo sentía que no era capaz, me daba mucha vergüenza, pero al final lo hice. Me ayudó a grabar mi audición y ahí comenzó un camino en la música para mí. 

Por medio de una pareja del momento que estaba haciendo la música para una película tuve la oportunidad de cantar en una grabación, también fui profesora de clases de música en un colegio, y eventualmente se dio la oportunidad de un EP, que ya era algo serio y en donde decidí que iba a ser una artista, Pilar Cabrera iba a hacer canciones y conciertos, así que renuncié al colegio y me puse a trabajar y a tocar en bares y así, han sido muchos años de mucho esfuerzo y trabajo. 

Usted hace parte del Colectivo de Fuego, una juntanza de mujeres en la música, ¿cómo llegó a esto?

Lunalee, una de las artistas del colectivo, escribió una canción que se llama De Fuego y nos invitó hace un año y medio a hacer una versión con varias cantautoras de la escena local. Yo las conocía pero no hablaba con casi ninguna, era muy lejano todo, pero cuando terminamos de ensayar fue algo mágico, todo fluyó, y pedimos una pizza y nos quedamos hablando en el piso de la vida y de todo. 

Fue impresionante porque uno a veces en la escena musical se siente medio loquito, como preguntándose qué hace aquí aferrándose a la idea de un proyecto que a veces se siente con cierta inestabilidad, pero escucharlas a todas contar sus historias fue super poderoso, nos dimos cuenta que no estábamos solas. 

Además, en la industria siempre habíamos experimentado esa idea de competencia, como que había que estar mirando mal lo que estaba haciendo otra, y ahí en esa charla sentimos que se estaba quebrando eso. Finalmente no pudimos separarnos y nos hemos presentado como banda en algunos espacios, y todo se escaló e incluso hicimos el Festival de Fuego, un encuentro de conciertos de mujeres de toda Colombia que era para conocer a más artistas emergentes del país. 

Bueno, acaba de salir 29:56, su primer álbum, una producción atravesada por muchos sentimientos. ¿Cómo fue para usted ese proceso de creación y composición alrededor de tantas emociones? 

Yo pasé por una depresión muy intensa y muy difícil en una época. Este disco llegó a conectarme con eso, no podía escribir canciones felices porque mis emociones no eran esas,  pero eso me frustró y sentí que no podía componer más y le dije a mi equipo que iba a acabar el proyecto. 

En ese momento, ellos me dieron una cita con una persona que me leyó la carta astral y me dijo una frase que me cambió todo y era que por qué quería hacer canciones felices si mis emociones me estaban pidiendo otra cosa, que por qué estaba peleando con lo que era. Me dijo “Haz el disco más triste del mundo”, y cuando escuché eso se desbloqueó algo en mí. 

Empecé a escribir lo que sentía y eso terminó siendo el disco, que al final cuando yo lo escuché sentía que tenía una dualidad muy fuerte porque no sabía si iba a acompañar a la gente o los haría sentir peor. Yo lo veía muy denso, pero luego también empecé a sentirle una luz y entendí que uno no puede brillar si no sabe qué hay en la oscuridad, porque eso que está ahí es parte de la vida. 

La última canción del disco, que es Todo está mejor, es algo que yo nunca pensé escribir, fue la última que compuse y en esa época hice muchos cambios en mi vida, le di vuelta a todo y me fui a vivir sola con mi hija a empezar de nuevo. Ahí recuerdo que miré alrededor y escribí esa canción sentada en mi cama, viendo mi casa y diciéndo “lo logré”. Por eso cierra el disco, y enseguida también decidí que iba a invitar a cantar a Juan Pablo Vega. 

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septiembre
19 / 2023