Las anécdotas de Nicolás y Los Fumadores: el robo, la relación con Pintuco y el mejor concierto
Simón Granja Matias
Pocos días después de que miles de personas corearan sus canciones, la banda Nicolás y Los Fumadores estaba en la entrada de la casa de Nicolás haciendo honor a su nombre fumándose unos cigarrillos y hablando con la Revista Diners sobre algunas historias de sus canciones, sobre si su música tiene un tinte político o no, sobre cómo se sienten cuando tocan sus instrumentos, sobre el amor al arte, sobre pesadillas y sueños. Una conversación cualquiera entre amigos, un día cualquiera.
Esta es la conversación con Santiago “El Profe” García (voz y guitarra), Juan Carlos Sánchez (baterista) y Nicolás Correa (guitarra), con motivo del lanzamiento de su nuevo EP compuesto de cuatro canciones, de las cuales hasta el momento han salido dos: “Mal que bien” y “Dejar de fumar”. Lamentablemente, el único que no pudo estar fue Satán, alias “Luis Felipe Torres” (bajista).
¿El corazón les sigue latiendo igual de rápido en cada show, o cada vez se lo toman con más calma?
Santiago “El Profe” García: Yo cada vez me pongo más nervioso porque cada vez importa más. Yo creo que la primera vez era menos consciente de los errores, todo era más relajado. Por ejemplo, la primera vez que me bajé del escenario en el Estéreo Picnic estaba muy feliz, pero la última no tanto porque tuvimos problemas técnicos…
Nicolás Correa: Sí, uno se preocupa más por la finura del show.
Santiago “El Profe” García: La gente espera más. Yo estaba que me vomitaba de los nervios en el último FEP. También es una cuestión de asimilar los nervios y dejar que pasen por el cuerpo y acostumbrarse. Siempre es la misma cantidad de nervios, pero cuando es un concierto grande, empieza desde antes.
Juan Carlos Sánchez: En el momento en el que dicen: “súbanse a la van para ir al escenario”, es cuando da el susto.
¿Cuál es el mayor miedo de ustedes ante el escenario? ¿Cuál es su pesadilla?
Santiago “El Profe” García: Los problemas de monitoreo son lo que más miedo me dan, porque si uno caga, siempre la caga.
Nicolás Correa: Es imposible que el show salga perfecto, siempre hay una nota por ahí que se va mal, o una sincronía que no hubo con el bajista, pero cuando uno no se escucha es muy denso.
Juan Carlos Sánchez: Mi peor pesadilla es que el error, sea de interpretación o técnico, se note. Yo creo que uno siempre la embarra, pero creo que parte del oficio es que no se note, que la gente en el público lo escuche bien, que uno sepa pilotear los errores. En el FEP, en la primera canción, yo escuchaba bien, pero apenas me quité un audífono sonaba terrible todo, en medio de la canción no me podía poner de nuevo el audífono, la toqué demasiado mal y no lo pude disimular. Pero también lo disfruté muchísimo, por ejemplo, con “El Sol”. Sale muy bien.
Es que “El Sol” es casi que una pesadilla que cualquiera ha tenido. Es muy poderosa… ¿Cuál es la historia de esa canción?
Juan Carlos Sánchez: Ese fue un trabajo en colectivo, duramos mucho tiempo armándola. Teníamos los bloques en la cabeza, sabíamos que había un sueño. Pero era difícil arrancar, nos costó mucho. Nos reunimos durante muchos días hasta que por fin cogió forma.
Santiago “El Profe” García: La música empezó con una idea de Nico y que juntamos. Luego llegó la melodía. Casi que la música surgió en 20 minutos, fue rápido. Pero la letra sí fue de unos cuatro meses, era nuestra obsesión.
Juan Carlos Sánchez: Yo me acuerdo que una vez tuve un sueño en el que yo pensé que había estado muchas veces en ese mismo sueño, era como si tuviera una vida paralela. Después de la canción me ha vuelto a pasar, que vuelvo allá. Y entonces cuando me desperté, pensé que podía ser una buena forma de entrar, así que escribí: “yo sé que ya estuve aquí bajo esta luz, bajo este sol, al despertar se me olvidó”, ahí ya teníamos un arranque. Curiosamente la primera parte, que es la más sencilla, nos costó un resto. Por eso mismo también fue gratificante cuando la logramos. Recuerdo cuando acompañado por la acústica, El profe la cantó toda leyendo la letra de una libreta y dijimos: “esto es, no hay nada más que corregir”. Es ahí cuando uno se da cuenta de que vale toda la pena el sufrimiento.
¿”El Sol” es la canción que más les gusta?
Juan Carlos Sánchez: A mí sí.
Santiago “El Profe” García: A mí también.
Nicolás Correa: Yo ahora estoy muy enganchado con “La Lluvia”, hicimos un disco en vivo y lo escuché completo y “La Lluvia” es muy buena.
¿Ese es el concierto en el que Pintuco los patrocinó?
Todos al tiempo: Sí, es real (risas).
Nicolás Correa: Pintuco empezó a hacer una campaña por redes sociales que era de la camiseta, se volvió una tendencia. No sé exactamente cómo sucedió, pero la agencia que manejaba la marca preguntó si se podía hacer algo más oficial con la banda y justo teníamos el lanzamiento. Y ellos nos dieron 600 mil pesos y muchas camisetas.
Juan Carlos Sánchez: Pues fue poca plata pero no importó, fue muy divertido. Era un chiste gratis para el show. El público empezó a corear: “Pintuco, Pintuco, Pintuco…”, fue increíble.
El sentido del humor es algo transversal a ustedes… Por ejemplo, ¿es real la historia de Joe McAlister, que les robó una plata?
Santiago “El Profe” García: Parece un personaje creado por nosotros, pero es un hombre real. Su nombre es como José Pérez o algo así, que también parece muy inventado, pero es cierto (risas). Él nos contrató para un toque en Halloween, específicamente para el 30 de octubre de 2021, en Selina. De entrada todo era muy raro, costaba como 100 mil pesos la boleta, había varias bandas, DJs, la banda del hombre que tocó como una hora y media. Lo primero que pasó es que toda la nochenos prometió que nos iba a dar comida, algo que nunca sucedió. Para colmo de males, el tipo nunca pagó y se voló, se desapareció. Algún tiempo después lo vimos parchando en Miami. Hace unos meses volvimos a hablar con él y le dijimos que lo íbamos a boletear sino nos pagaba, y el tipo dijo que iba a hacer un plan de pago, pero nunca pasó. En algún momento de un ensayo decidimos que era el momento de hacerlo.
Juan Carlos Sánchez: Decidimos incorporar lo que había sucedido en el universo de la banda, y convertirlo en el archienemigo. Teníamos pensado celebrar el 31 de octubre como el día del robo, comprar un ponqué, también pensamos hacer una especie de película del archienemigo de los Fumadores (risas)… hasta que decidimos incorporarlo en la canción de Bruce y Margaret. Esa es una canción que nos incomoda un poco, es rara.
¿Por qué?
Juan Carlos Sánchez: No nos parece tan buena, por un lado, y también es que ha envejecido mal lo de “eres una malparida”. A mí me hace ruido. Pensamos dejar de tocarla, pero la gente la pide. Por lo menos para mí, lo de Joe McAlister hace que disfrute de nuevo la canción, le da otro humor.
Nicolás Correa: Me pasa que la escucho teniendo en cuenta la previa de que Juan Carlos se la dedica a Joe McAlister y no puedo contener la risa pensando en eso. En los coros decimos el nombre del hombre.
¿Ustedes consideran que sus canciones tienen un mensaje político?
Nicolás Correa: Con “Dios y la mata de lulo” pasó mucho eso, pero no fue con una intención clara de hacer música de protesta.
Santiago “El Profe” García: No sé si haya un mensaje, creo que es más que se pinta el paisaje de lo que sucede aquí. Y no en todas las canciones, realmente es solo en dos o tres. Puede que “El sueño de los justos” tenga algo ahí, como por ejemplo cuando dice: “no pensemos en Colombia porque me pongo a llorar”.
Juan Carlos Sánchez: Y el final de “Goyaneche”…
Santiago “El Profe” García: Yo pienso que alguna vez lo intentamos, cuando estábamos pensando en el disco y todo estaba muy convulsionado por el paro de 2019, y llegamos a la conclusión clásica de que somos artistas y teníamos que hablar del tema. Nos sentamos a escribir una canción responsable y que hablara de la situación. El resultado fue una canción muy mala. Era terrible porque nos dimos cuenta de que no es tan fácil, que somos muy cheveres, muy progres y vamos a hacer una canción de protesta y ya. Eso no es así. Requiere una inteligencia muy particular hablar de estas cosas porque lo que se cae, si uno no es lo suficientemente inteligente, es en decir: “miren lo que yo entiendo de la realidad nacional y lo voy a señalar”. Creo que para que la música sea poderosa en ese sentido y pueda tener un nivel de elaboración valioso, como lo que uno ve con Velandia, hay que ser muy inteligente, muy habilidoso, muy hábil de una forma muy específica.
Nicolás Correa: El nombre era lo único bueno, la CEP: Canción Especial para la Paz. La tocamos solo dos veces.
Yo pienso que “El túnel” es una canción con un mensaje muy político.
Juan Carlos Sánchez: Es una canción que habla sobre una situación super específica, se terminó convirtiendo en una canción que habla de un problema generacional más grande, y de un sentir y una frustración más estructural, más adherida al sistema. “El túnel” siento yo que es nuestra canción más política porque habla de la precariedad laboral y de una generación un poco echada a perder.
¿Qué ha sido lo más extraño que les ha pasado como banda?
Santiago “El Profe” García: Lo de Bucaramanga fue muy loco. (Se ríen todos)
Nicolás Correa: Para resumir la cosa, nos escribe una gente en Bucaramanga que estaba armando un festival, nos dicen que tienen buen presupuesto, el cartel era muy extraño porque el 90 por ciento era urbana-rap, y luego nosotros. Antes de subir a la tarima nos cita el productor del festival, nos sube a una camioneta y nos dice que cuánto es que nos debe, saca una bolsa con un montón de efectivo, empieza a contar y nos da la plata.
Juan Carlos Sánchez: Nosotros somos bastante inmaduros, hacíamos muchos chistes y el hombre era totalmente serio. Todo fue muy raro. El camerino era súper extraño porque eran unas carpas muy mal iluminadas en el pasto con sillas torcidas, pero en medio de eso había una silla en la que lo acostaban a uno y le ponían unas gafas negras y le echaban vapor y le hacían un masaje con un aparato (risas). Fue algo muy absurdo, no entendía nada. Al final nos subieron y nos dieron solo 20 minutos, nos cortaron a la mitad.
Santiago “El Profe” García: Me volteé y vi que había un DJ montándose y todos esos líos, pero hasta el día de hoy es el toque en el que mejor nos han pagado (risas).
¿Cuál ha sido el mejor concierto que han dado?
Santiago “El Profe” García: El de la Nacho.
Nicolás Correa: Es la suma de muchas cosas, el 90 por ciento de la banda es de la Nacho, excepto El Profe que estudió en los Andes. Yo no terminé en la Nacional, pero sí pasé unos buenos años, entonces era la nostalgia de volver a ese lugar y más tocar en la Plaza Ché, que es super icónica. Fue cumplir un sueño, la plaza se llenó.
Santiago “El Profe” García: Todo fue muy lindo, sonaba bien, la tarima era buena, todo era autogestionado. Era gratis y se llenó. Tuvimos unos teloneros muy buenos, unos manes que se llaman Los Elmos, muy buenos. Y hubo una conexión particular con la gente, en parte creo que el 70 por ciento de los que estaban ahí no nos conocían, simplemente estaban en la Nacho, y al final del toque todos estaban conectados como si fueran fans.
Juan Carlos Sánchez: En ese concierto me di cuenta de que este es un negocio muy raro porque mira lo de Bucaramanga, esa vez nos repetíamos para nosotros mismos: ya nos pagaron,ya nos pagaron. Hay un dicho en mi familia que dice ‘payaso pintado, payaso pagado’. Mientras que en el de la Nacho, que fue un toque muy modesto, porque nosotros lo buscamos, se escaló. Creo que nos pagaron algo muy simbólico, pero fue el toque más hermoso que hemos tenido. Es raro porque obviamente necesitamos plata para hacer esto, y ojalá llegue muchísima más plata, pero en esto hay algo muy espiritual.
Amor por el arte…
Juan Carlos Sánchez: Para mí hay un nivel de inevitabilidad, es decir, por más que quiera no puedo dejar de hacer esto. Llevamos como 15 años tocando música y hay algo que no me deja abandonarlo. Es como un llamado, porque de lo contrario esto es una locura. Es un absurdo dedicarse a la música (risas). Es un camino muy agotador y que muchas veces es muy frustrante. Si no tuviera la banda, me costaría mucho levantarme a trabajar. Lo que me da energía es pensar que en la tarde tengo ensayo.
Nicolás Correa: Yo duré cinco años trabajando en un callcenter, y mi única motivación en ese trabajo era eso, tengo que hacer esto para poder mantenerme, para seguir haciendo lo que amo, que es esta banda. Gracias a eso pude comprar equipos.
Santiago “El Profe” García: Yo, en cambio, nunca he trabajado un día de mi vida (risas). Yo estudié música y llevo todos estos años desde que me gradué en 2016, dándole a la producción. Ya me cansé de hacer eso, y en realidad, he sido mantenido por mis padres porque nunca logré ganar suficiente dinero (risas). Tampoco me gusta trabajar con otros músicos, estaba seguro de que la música me iba a mantener, pero en realidad, lo único que me ha funcionado es tocar. No pienso hacer nada más, no sé qué va a pasar cuando mis padres dejen de mantenerme (risas).
¿Santiago, qué siente usted cuando canta?
Santiago “El Profe” García: Hay momentos en los que todo se alinea y logro entrar a ese lugar sin pensarlo. Pero la mayoría del tiempo es un ejercicio mental, me imagino cosas frente a mí y es un esfuerzo gigante porque también estoy pensando en que el sonido esté funcionando bien. Pero cuando todo funciona bien, estamos todos conectados, puedo atravesar esas imágenes y sentir la emoción. “El Sol” es bastante fácil de entrar en ese lugar especial, al igual que “La Lluvia”.
Nicolás, ¿cómo es su relación con la guitarra?
Nicolás Correa: A mí me pasa algo raro y es que yo soy un cantante frustrado, siempre soñé con ser un frontman que pueda cantar, tocar la guitarra y enamorar a la gente con su voz, pero nunca lo logré. Tengo voz de tarro (risas). Entonces siento que lo que yo hago es lo que cantaría en mi voz pero con la guitarra. Cuando creamos a Los Fumadores, el camino que tomó mi guitarra fue el de ser una voz que apoya la voz de El Profe, porque aunque va melódicamente distinta, sí sostiene esas emociones que se tienen que llevar a la voz. No sé, a mí me pasa que me concentro demasiado en el instrumento, hasta hace poco empecé a levantar la mirada y a interactuar con el público porque me concentro y no salgo. Mucha gente me decía que les daba la espalda al público porque pensaban que lo que importa es cómo suena, pero entendí que también es importante la personalidad en el escenario. Todavía no sé cuál es mi lugar en la tarima, pero es eso.
Juan Carlos Sánchez: La guitarra de Nicolás es otra voz que incluso la gente tararea, casi como si fuera otra letra paralela.
¿Y usted, Juan Carlos, con la batería?
Juan Carlos Sánchez: También es raro porque desde que empezamos a tocar hace mucho tiempo, estar en la tarima es un espacio muy particular porque es algo que no existe en ningún otro lado de la vida. De hecho, un día terminé hablando con alguien sobre la creencia en Dios o no, y me di cuenta de que cuando era niño era muy devoto. Luego dejé de creer y sentí mucho la diferencia entre creer y no creer. Sentí que perdí algo, una especie de plenitud, y mi vida ha girado ahora en buscar eso nuevamente. Ese día, hablando sobre ese tema, me di cuenta de que cuando toco con Los Fumadores hay un componente casi sagrado. Puede que no tenga fe o una experiencia religiosa grande, pero cuando toco hay algo en mí que es grande. Por otro lado, soy muy inseguro con la batería, siempre me he sentido muy mal baterista, entonces es raro mi rol porque en algún momento me di cuenta de que es más como escudarme y ser el que interviene y presenta las canciones e intenta ser chistoso para no ser solo el baterista, porque si es así, me siento muy mal, siento que soy malo. Todo esto lleva a que más allá de la batería, hay algo en estar en la tarima y en ese momento extraño del show en vivo en el que encuentro una magia muy loca, y estar con estos chicos tocando y pensar que hicimos esto en la terraza de mi casa un día y ahora estamos aquí, cuando pienso en eso, todas las lógicas y los espacios se desmoronan. Es muy bonito.
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Bueno, ¿y cuál es la historia del nuevo EP?
Nicolás Correa: Fue algo que empezamos desde finales del año pasado, teníamos algunas maquetas acumuladas de unos años atrás. Sacamos “Dios y la mata de lulo” y pensamos que no nos puede pasar que pasen cuatro años sin sacar un disco. Teníamos estos temas, los empezamos a escuchar y hicimos una selección. Sacamos cuatro temas y queríamos elevar el nivel, demostrar la madurez de la banda. Llegamos a Daniel Cortez, lo conocimos porque estudió con nuestro ingeniero de sonido, y es un tipo que sabe mucho, ha trabajado con Carlos Vives y se interesó en la banda. Empezamos a trabajar con él, hizo correcciones y surgió la sincronía. Luego pensamos en grabar en un lugar genial, dimos con un estudio en Medellín que se llama El Alto, con Juan Diego en un lugar espectacular. Él es como si te recibiera en su casa, y está ubicado en una montaña espectacular. Llegamos a los cuatro temas y los hemos ido lanzando a lo largo del año.