Juan Pablo Vega, “el reto fue quitarme la guitarra de encima y comenzar a bailar”
Zamira Caro Grau
Durante el 2013 el cantante bogotano Juan Pablo Vega sacó Nada Personal, una propuesta musical diferente para la época en la que su voz y su guitarra eran los protagonistas. Ahora, 10 años después, el artista regresa con Despídeme de todxs, un álbum de nuevos ritmos y distintas colaboraciones que también es el reflejo de todas las relaciones que han formado a Juan Pablo durante su carrera y de lo que la pandemia puede hacerle a la música.
Finalmente, sin dejar de lado lo que lo hace él pero también cuidadoso de no repetir ni encasillarse en un solo género, Juan Pablo Vega presenta a su público esta nueva producción y en Diners hablamos con él sobre su proceso creativo.
¿Cuál es la mejor manera de describir este álbum en cuanto a sonido?
Está muy influenciado por música de los 70 y 80, y hay un buen componente también de bolero pero disfrazado de muchísimos géneros. Yo creo que es un disco absurdamente post pandémico. Trae esa honda de añoranza del pasado y esa cuestión, entonces también es especial por eso.
En una entrevista habló acerca de desmitificar el romanticismo sobre escribir canciones. Entonces, ¿cómo es para usted ese proceso de composición, si no se basa en esas emociones?
A lo que me refiero con eso es a que por años a mí me enseñaron de toda esta cuestión de las musas y que llega la inspiración a ti y eres un canal, pero yo pienso que las canciones finalmente vienen también de una disciplina de sentarse con una guitarra y mirar de qué vamos a hablar.
Creo que el mejor método para empezar es la conversación que se vuelve una charla colectiva y resulta en canción. En ningún momento he sentido que soy un canal con el universo, para mí hacerlo es un ejercicio, como una gimnasia.
Me he sentado a veces con compositores que admiro profundamente y que terminan construyendo canciones preciosas que sencillamente llegan de una conversación. Yo hablo mucho del amor y de la nostalgia, porque finalmente son las cosas que me pasan a mí y así termina gestándose.
Este álbum tiene mucha menos guitarra que sus anteriores propuestas, ¿cómo fue dejar de lado ese instrumento seguro y explorar otros sonidos?
La guitarra sí se transforma en una especie de blindaje, así que en este disco el propósito fue salir un poco del lugar de confort. No quería volver a replicar lo que ya he hecho y que fuera un disco guitarrero, entonces inclusive en el primer video que hicimos, que fue Amiga Mía, el reto sí fue quitarme la guitarra de encima y comenzar a bailar.
La voz incluso es distinta cuando se dejan esos instrumentos seguros y uno se presenta sin ningún tipo de blindaje. En el caso del disco hay muchos ritmos distintos que resultaron de soltar un poquito la guitarra. Además, también me permite tener otro tipo de interacción con el público, porque a veces puede ser muy fría cuando estoy siempre con el instrumento.
Despídeme de todxs es una canción un poco de despedida que incluso llegó a darle el nombre al álbum. ¿Qué la hace tan importante?
Es una canción muy post pandémica. En esos dos años de cuarentena que frenaron en gran parte las artes performativas a mí me tocó sacar un disco que se llama Juan Pablo Vega en el que nos habíamos planteado muchísimos planes y tocó echar todo eso para atrás.
Recuerdo que estaba muy aburrido de la interacción digital, porque soy pésimo y poco me interesa, y llegó un punto en el que sentía que no estaba tocando y lo que yo sé hacer es eso, cantar y tocar guitarra.
Entonces, Despídeme de todxs surgió del hecho de que me aburrí un poco. Lo bueno es que son ciclos, fue un tiempo y un espacio muy puntual y que obviamente no iba a pasar pero me dio para hacer esta canción que habla de un momento de crisis. Fue un pequeño testimonio de lo que estaba sintiendo.
En el 2023 se cumplen 10 años de Nada Personal, ¿cómo ve su trayectoria en la música, qué rescata?
Muy divertida, la verdad. Sacar música que realmente quiero hacer y contar con un equipo de trabajo que está dispuesto a sacar una lucha hombro a hombro, con lo difícil que es hacer música en Colombia, siempre es bueno.
Mirando hacia atrás, han sido 10 años de una construcción con muchísimo amor, muchísimas ganas, conciertos llenos, conciertos vacíos, y yo creo que se trata de disfrutar mucho el proceso, incluso más que el fin último.
Hace poco alguien me preguntaba cuál era el lugar que me gustaría tocar, apelando a que podría ser un estadio, pero probablemente ni me interese. Probablemente elija hacer lugares pequeños toda la vida y desvincularme un poco de esa narrativa de éxito y positivismo tóxico de querer comerse el mundo. Yo no quiero eso, quiero llevar una vida tranquila con las personas que vienen conmigo desde hace 10 años y que esto sea fructífero para todos.
Es algo que me he gozado desde el principio. La otra vez puse un caption en el que decía que el mejor tributo que le puedo dar al público que me escucha es hacer la música que me dé la gana, ese es mi mayor acto de lealtad con ellos.
Despídeme de todxs fue una construcción hecha a muchas manos y también entre México y Colombia, ¿cómo se refleja en este álbum esas relaciones?
Es la sumatoria del trabajo de muchísimas personas. En un principio, en Nada Personal, había muy poca co-autoría de las canciones, pero ahora me gusta mucho escribir con otras personas.
Yo me nutro mucho de los artistas con los que trabajo, como Ximena Sariñana, Miguel Rico, Lorena Ramirez, en fin, hay unos créditos muy grandes. Es un disco muy interpretado porque cada vez quiero que haya más trabajo de músicos.
Hay gente que se preocupa mucho por todo lo de la Inteligencia Artificial, pero creo que la única manera de generar una contracultura es grabando y seguir teniendo la experiencia de este rito de llegar a un estudio de grabación y probar muchas cosas para tener un resultado con sus imperfecciones.
Su nombre aparece en el cartel del Festival Cordillera, ¿qué tiene preparado para la puesta en escena?
Será un show muy enfocado en este disco y lo quiero lanzar muy funkero, muy groove, en el que pueda soltar la guitarra y poner otras cosas sobre la mesa. Quiero incomodarme, en el buen sentido de la palabra, pero lograr hacer otro tipo de cosas.