Teresita Gómez: “Yo tocaba piano para que la gente me quisiera, ahora toco porque quiero a la gente”

Zamira Caro Grau
Como quien regresa a la casa de su infancia y conoce cada pedazo, así vuelve todos los días Teresita Gómez al piano que tanto ama. Su historia con el instrumento, que empezó a escondidas a eso de los cuatro años, ha forjado a una maestra que para muchos es conocida como la mejor pianista de Colombia.
Se dice que comenzó a tocar piano a escondidas porque en ese momento, Medellín, por el año 1948, una mujer negra no era aceptada en los espacios en los que se encontraban los pianos de cola. Sin embargo ella, hija adoptiva de quienes cuidaban el Palacio de Bellas Artes de Medellín, era una pentagrama listo para convertirse en la mejor obra.
Su historia se ha contado en muchísimos lugares, pero lo cierto es que una vida llena de triunfos y obstáculos al lado de un piano nunca deja de ser admirable. La maestra Teresita Gómez se enfrentó a una sociedad que no comprendía, o más bien se rehusaba a aceptar, su talento, que demostró desde temprana edad.
Sin embargo, ya son más de 70 años en los que Teresita y sus pianos han vivido la vida juntos. “A mí me emociona tocar piano y me sigue gustando yo creo que más que antes. Haber logrado hacer un viaje musical, con altibajos también, de la mano de la música, ha sido mi columna vertebral”, comenta la maestra.
Por eso también es que quizás cuando le pregunto cuáles son sus mejores recuerdos durante su trayectoria, tantas cosas llegan a la mente que es difícil elegir. Menciona su graduación, cuando pudo entregarle su diploma a sus padres, quienes “siempre creyeron en su arte”. O también su primer concierto en Europa, o con la Orquesta Filarmónica de Bogotá, en fin, pedazos memorables de una vida llena de música.
Teresita Gómez y un amor correspondido a su público

“Yo decía cuando era más joven que tocaba piano para que la gente me quisiera, pero ahora toco porque yo quiero a la gente”, explica la maestra. Además, agrega que lo que lo que la puede mantener “disfrutando unos añitos más” del piano es precisamente su amor a la música y a su público.
Y su público sí que la ama. Nada más, en celebración a sus 80 años de vida y a una trayectoria incomparable en la música, la Orquesta Filarmónica de Mujeres se unió con ella para dar un concierto, y aunque no es la primera vez que se juntan estas dos grandes fuerzas musicales, siempre es un espectáculo maravilloso.
Tanto ha sido el amor y la conexión que Teresita siente con su público que incluso se convirtió en maestra y ama profundamente esa parte de su día. “Yo creo que uno enseñando aprende mucho de sus alumnos, es como un intercambio”, comenta.
De esta manera la niña que escuchaba a las estudiantes tocar piezas en piano y se las aprendía a oído, que después pasó a sentarse en ese piano y seguir las instrucciones de la maestra Marta Agudelo de Maya, profesora del Palacio, ahora cierra un ciclo convirtiéndose en maestra y enseñándole a otras personas lo que ella lleva tantos años aprendiendo.
Esa conexión con su público, con su piano, con las energías del mundo que la rodean, es quizás también lo que hacen a una maestra en el piano como Teresita una persona tan humana, de voz dulce y risa fácil. “A mí las personas me interesan y si puedo compartir una parte de mí con ellas ya es algo muy grande a nivel espiritual, una energía que logra unificar y es muy emocionante”.
Y así es como Teresita Gómez, la pianista que estaba destinada a crecer entre las notas de un piano, comparte con el mundo aún sus grandes dotes como artista. “Es una emoción muy grande poder compartir lo que uno ha amado toda la vida, y más cuando uno sabe que son sus últimos conciertos”, concluye la maestra.