El legado de la cumbia, un patrimonio cultural de la Nación

En El Banco, municipio en el que confluyen los ríos Magdalena y Cesar, nació hace 107 años uno de los músicos más importantes y prolíficos de Colombia: José Barros Palomino. Aunque el repertorio de sus creaciones es tan amplio que cubre géneros como el tango y el bolero, se le reconoce principalmente por iconos de la cumbia como El pescador, Navidad negra y La piragua.

En una entrevista con el escritor David Sánchez Juliao, en la que recorrió sus composiciones más famosas en cada género musical, Barros aseguraba que La piragua era la bandera de toda la cumbia. El relato de ese navío artesanal, que soportaba tormentas y vendavales para llegar a su destino en las playas de amor en Chimichagua, se puede leer también como una elegía al recorrido histórico que ha tenido la cumbia. 

Al igual que la piragua de Guillermo Cubillos, la cumbia tuvo como primera estación el municipio de El Banco, ubicado en la llamada depresión Momposina. 

“En esta vasta zona, en ese complejo y rico sistema hídrico, se fusionaron la América nativa, que gobernaba estas tierras, con los hombres y mujeres que llegaron de Europa y África (…) Ese es el origen de la cumbia, el resultado del choque, del encuentro de todas esas edades y culturas, que convergieron en el crisol del territorio”, relata el artista Carlos Vives en la introducción de su libro Cumbiana, que escribió junto a Guillermo Barreto.

En este municipio, cuna de José Barros y de la cumbia, también se realiza anualmente el festival nacional de este ritmo. En la más reciente edición del FestiCumbia, además de los reconocimientos a las parejas bailadoras y a las canciones inéditas, la ministra de Cultura, Patricia Ariza, anunció la declaración de la cumbia del Caribe como patrimonio cultural de la Nación. 

En su intervención, Ariza destacó que la cumbia merece un lugar en la historia de Colombia y que espera que algún día esta expresión sea patrimonio de la humanidad. 

Instrumentos, letras y vestidos

Además de la música, en la cumbia también se inscriben otras prácticas relacionadas con los bailes, la fabricación de instrumentos artesanales, los rituales y las fiestas. Por ello, la declaratoria es un reconocimiento a la memoria de músicos, compositores, bailarines, coreógrafos y artesanos que han trabajado por mantener vivo este legado.

El mestizaje entre indígenas, africanos y europeos que dio origen a la cumbia también fue una fuente de la que bebieron los pueblos del Caribe para consolidar su identidad cultural. La formación instrumental es un reflejo de esa diversidad: los conjuntos de cumbia usualmente están compuestos por la flauta de millo, el guache y las gaitas hembras y machos –instrumentos de origen indígena–, además de maracas y tambores de origen africano.  

Por su parte, las letras son un reflejo de la memoria, de los relatos colectivos y del lirismo de la oralidad caribeña. “Las narrativas que se plasman en sus composiciones son un mecanismo valioso de la representación de las formas de vida cotidiana, los oficios, los paisajes y la idiosincrasia”, anota el Ministerio de Cultura. 

En los vestuarios se refleja la influencia europea. Mientras el hombre usualmente va de blanco, con una pañoleta anudada al cuello y con el sombrero “vueltiao”, accesorio típico de las sabanas caribeñas, el atuendo tradicional de las mujeres es un vestido de grandes boleros que recuerda los trajes de las bailadoras sevillanas de España. 

“Es un género que se ha convertido en bandera de Colombia para el mundo, que se ha convertido prácticamente en un asunto multinacional, en el que muchas generaciones, muchos estratos socioeconómicos se han visto representados, como quienes están en la marginalidad, que seguramente estuvieron buscando una música que les diera voz”, explica Jaime Monsalve, jefe musical de Radio Nacional de Colombia.

La cumbia como patrimonio inmaterial

Monsalve menciona la necesidad de tener en cuenta que la declaración de una expresión como patrimonio inmaterial también pone una alerta sobre el estado actual de cosas en torno a esas manifestaciones. “Esta salvaguardia implica que quienes están trabajando en pos de la cumbia no dejen de hacerlo; que el gobierno contemple más recursos para los festivales, para la circulación y para las agrupaciones que difunden este género a lo largo y ancho del país”, afirma. 

La declaración se dio después del proceso emprendido por el Plan Nacional de Salvaguardia, que instaló mesas de trabajo en el departamento del Magdalena y talleres en Atlántico, Bolívar, Córdoba y Sucre, con la participación de músicos, historiadores, bailadores, artesanos y gestores culturales.

Gracias a estos encuentros se recogieron diversas voces que enriquecieron la visión de la cumbia como una fuente inspiradora del imaginario cultural del Caribe colombiano y del país. Tras esta etapa, el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural dio concepto favorable para que se inscribiera en la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial del ámbito nacional.

El reconocimiento, que visibiliza la multiplicidad de relatos gestados a su alrededor y resalta el trabajo de promoción y transmisión que realizan los colectivos portadores de la tradición, prosigue con una serie de líneas de salvaguardia que buscan, entre otras, fortalecer los procesos sociales y fomentar la creación, circulación y difusión de producciones artísticas.

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