“La crónica francesa es una obra maestra”, Adrien Brody

Adrián David Osorio Ramírez
Adrien Brody está en el estudio de su casa en Los Ángeles. Frente a él se encuentra un gran lienzo que se convertirá en su próxima obra de arte. La pintura tiene un fondo oscuro con letras blancas que dicen “debería, podría, hubiera, no debería, no lo hice”.
“Tan pronto como terminemos esta entrevista seguiré pintando”, dice el actor que hace parte de un prodigioso elenco en La crónica francesa, la nueva película del director estadounidense Wes Anderson. Adrien nació en Queens, Nueva York, y creció rodeado por lienzos como el que ahora interviene.
Su mamá, Sylvia Plachy, es una reconocida fotógrafa de origen húngaro cuyo trabajo ha sido publicado en el New York Times y expuesto en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. De allí que el arte siempre haya estado presente en su vida. “Es divertido porque me ha pasado que alguien me conoce y lo primero que me dice es cuán impresionado está por el trabajo de mi mamá”, dice Brody entre risas.
Aunque su carrera en la actuación inició a temprana edad, Adrien Brody pasó a la historia del séptimo arte por convertirse en la persona más joven en ganar el Óscar a mejor actor, con 29 años, por su interpretación de Wladyslaw Szpilman en El Pianista, título que todavía ostenta.
Adrien Brody y Wes Anderson, un romance del cine
Solo basta con echar un vistazo a la filmografía de Adrien Brody para identificar un patrón: el nombre de Wes Anderson. El actor y el director han colaborado en cuatro películas: The Darjeeling Limited, The Great Budapest Hotel, The Fantastic Mr. Fox y más recientemente en The French Dispatch (La crónica francesa). Sin embargo, en pocos meses iniciarán el rodaje de la quinta cinta juntos, que protagonizará junto a Bill Murray y Tilda Swinton en España.
En La crónica francesa Brody da vida a Julien Cadazio, un marchante de arte que impulsa las obras de un pintor criminal interpretado por Moses Rosenthaler. Junto a sus dos tíos, Cadazio se embarca en la búsqueda del mayor inversionista. El personaje está vagamente inspirado en Joseph Duveen, un comerciante de arte danés que fue famoso en el siglo XX.
La cinta cuenta esta, y otras tres historias, desde la perspectiva de un equipo de periodistas de una revista estadounidense con amplia difusión en una ciudad ficticia de Francia. Un artista criminal, un diario de viajes por la ciudad, una crónica por las revueltas estudiantiles y una historia de suspenso sobre drogas conforman la película, que ya está en salas de cine del país. Para el elenco, Wes Anderson escogió a colaboradores regulares como Tilda Swinton, Bill Murray y Owen Wilson, además de nuevos talentos como Timothée Chalamet.
Diners conversó en exclusiva con Adrien Brody sobre la influencia de su madre, su pasión por el arte y su relación con Wes Anderson.
¿De qué manera influyó en su sensibilidad visual el hecho de crecer al lado de su madre?
Mi madre tiene una visión artística muy hermosa y me ha inculcado un aprecio por la complejidad de la imagen, no solo en una fotografía, sino también en todo mi trabajo, en la actuación y en la pintura. Y mis aspiraciones de dirigir están muy influenciadas por eso.
A menudo interpreta personajes de la vida real. Ya lo ha hecho con algunos como Manolete o Salvador Dalí. En este caso el personaje se basa en Lord Duveen ¿hubo alguna investigación especial para esta cinta?
Bueno, obviamente, si interpretas a alguien como Manolete tienes mucha responsabilidad de entender tanto su trabajo como su vida y la cultura española. En este caso mi personaje, Julien Cadazio, se basó libremente en Lord Duveen. Pero siento que fue más un instrumento en la construcción de la historia y la relación con sus tíos. No deja de ser ficticio. Es un personaje que está muy bien escrito y me enfoque en fluir bien con Benicio del Toro y su personaje.

Esta no es ni la primera ni la segunda vez que trabaja con Wes Anderson. ¿Qué es lo que lo atrae a sus proyectos? ¿Cómo es trabajar con él?
Me encanta el trabajo de Wes desde sus primeras películas. Es tan especial y único. Bottle Rocket y The Royal Tenenbaum son de mis favoritas.Cuando trabajamos juntos por primera vez en The Darjeeling Limited fue una experiencia de vida espectacular. Viajamos juntos por la India.
No muchos cineastas tienen la libertad de hacer su trabajo de manera tan constante. Es extraordinario. Pero cada vez se vuelve más intrincado, complejo y precioso. Tengo mucha curiosidad de seguir viendo su evolución. Y estoy agradecido de poder continuar trabajando con él.
Usted creció en un ambiente artístico y de hecho su personaje está inmerso en esta industria. ¿Qué rol tiene el arte en su vida en este momento?
Pinté antes de actuar. Hay una tremenda libertad en la pintura. Y mi objetivo con mi trabajo como actor es que sea una forma de expresión artística. La mayoría de las veces hago trabajos muy significativos pero hay muchas partes en movimiento para lograr la interpretación correcta, es un flujo creativo.
La belleza de la pintura es que tienes la libertad de hacerlo si estás inspirado, y quedarte hasta muy tarde, pero si no lo estás no tienes que hacerlo. Agradezco tener esa sensación porque por varios años trabajé mucho como actor porque necesitaba que se llenara esa parte creativa y no siempre los proyectos están a la altura de tus expectativas.
Así que con la pintura tengo algo en lo cual trabajar mientras espero proyectos que realmente me hablen. Ese es un gran regalo, porque hay una parte de mí que está siempre ardiendo por ser creativo y completar obras.
Con el tiempo los artistas se van transformando junto a su arte, ya sea pintura o actuación. ¿Cómo percibe ese proceso de desarrollo artístico en su carrera?
Las personas que conocen mi trabajo lo ven como una transformación y una evolución. Y es que de hecho mucho de mi comprensión a mí mismo proviene de la exploración de mis personajes. Es más fácil comprender los problemas de otras personas e identificar sus defectos. A mí me ha permitido ponerme en los zapatos de otras personas.
Esa es la clave para ser un mejor actor. Cuanto más vives, más pierdes y más amas, más puedes aplicarlo en la comprensión de ti mismo como persona. La buena noticia es que todavía amo lo que hago. Y, si Dios quiere, hay mucho trabajo por delante. Para mí es un privilegio hacer esto y compartirlo. Espero seguir siendo interesante para el público y para los directores.

‘La crónica francesa’ no es una comedia romántica ordinaria. Si alguien no está seguro de querer ver la película ¿qué argumentos usaría para convencer a esa persona?
Creo que si has visto el trabajo de Wes, y te gusta, quedarás muy impresionado por su maestría en esta cinta. Hay muy pocos cineastas tan únicos y puros. Si ves un fotograma de una película de Wes Anderson puedes decir automáticamente que es uno de sus trabajos. Sobre todo en esta película, que tiene tantas referencias al arte, es compositivamente una obra maestra.
Es una lección para alguien que está estudiando cine sobre un gran trabajo en técnica, forma, color y composición. Además de eso, es una película llena de historias maravillosas. Y si te gusta Timothée Chalamet, vale la pena verla (risas).
¿Cómo ha cambiado la manera de trabajar con Wes Anderson desde su primer trabajo juntos? ¿Podría decirle que no a uno de los proyectos de Wes?
A todo lo que propone Wes le digo que sí. Ahora tenemos una amistad que se ha ido desarrollando con el tiempo. Cuando hicimos la primera cinta fue una experiencia de vida increíble para mí, fue mucho más que una simple película. Es uno de los grandes regalos que he tenido en la vida. Así que siempre espero con ansias compartir tiempo e interactuar con personas tan creativas.
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