Un documental de Discovery muestra los caminos ocultos del Caquetá
Maria Camila Botero
“Durante décadas el acceso a muchas maravillas naturales de Colombia estuvo cerrado, convirtiéndolas en tesoros escondidos e impenetrables. Estos sitios fueron prohibidos y custodiados por hombres y mujeres alzados en armas que mantuvieron bajo las sombras escenarios paradisíacos. Uno de esos lugares es Caquetá, la puerta de oro de la Amazonía colombiana que hoy se abre de par en par”.
Así inició Descubriendo Caquetá, el primer capítulo del documental que se estrenó el pasado 11 de abril y que usted puede encontrar de manera gratuita en la página web de Discovery Channel.
Nuevos caminos
El conflicto armado colombiano nos ocultó durante muchos años gran parte del territorio de nuestro país. Entre ello, algunas maravillas naturales que esconde el departamento del Caquetá. Para hacernos una idea, solo en Florencia, en el 2010, el 40% de la población era desplazada y estos terrenos fueron ocupados por los grupos armados o simplemente quedaron abandonados porque nadie se atrevía a volver por el miedo.
Sin embargo, desde que se firmó el Acuerdo de Paz con las Farc, muchos desmovilizados han buscado la manera de incentivar el turismo en sus territorios y así dinamizar su economía. Gracias a esto, algunos lugares que antes eran zona roja y era impensable visitarlos, abrieron sus puertas para que cualquier persona conozca los tesoros que allí se encuentran.
Paraísos vírgenes
Encontrando los nuevos caminos de Colombia, el nuevo documental de Discovery Channel en alianza con Chevrolet, se enfoca en mostrarnos al departamento del Caquetá, una zona con un potencial turístico enorme, pero aún poco conocida. Serán los excombatientes y guías locales los encargados de mostrar algunos de los increíbles lugares de su territorio de la mano de la periodista María Alejandra Cardona.
Fueron cinco días de preproducción y cinco de rodaje donde recorrieron 350 kilómetros por el departamento. Allí descubrieron paraísos vírgenes como el río Pato, un cañón en medio de la selva que navegaron en compañía de micos y guacamayas, la Cueva de los Siete Colores y Anayacito.
“Este río representa dejar el fusil y cambiarlo por un remo. Vengan a conocer el Caquetá. Exploren estos nuevos escenarios y esta biodiversidad que apenas se está conociendo”, dijo Frellin Alberto Noreña, guía turístico local, en su recorrido por el río Pato.
Diners habló con María Alejandra Cardona, quien también es la conductora del documental, acerca del proyecto y esto fue lo que nos dijo.
¿Qué fue lo que más le impresionó del Caquetá?
Lo más sorprendente es que esos destinos han existido toda la vida gracias a que, de alguna forma, habían estado protegidos por la guerra, pero cuando entrevisté a todas estas personas de la zona, ni siquiera ellos los conocían porque no tenían tiempo ni para vivir, solo para sobrevivir.
Por otro lado, ver cómo a todos ellos les cambió la vida… Hoy estaba hablando con uno de los excombatientes, y me decía “un solo rechazo hubiera sido suficiente para regresar a coger las armas y por fortuna puedo decir que todo ha sido positivo”. Ahora es corresponsal de un canal de televisión y tiene una carrera periodística igual a la mía.
Así que es muy gratificante porque aunque no lo creamos, se ha hecho mucho. Y la sociedad ha ayudado bastante a que este país esté mejor, aunque no todo sea perfecto y haya muchos problemas todavía.
¿Qué fue lo que más le atrajo de ver a los excombatientes apostándole a una nueva vida y buscando oportunidades en el turismo?
Que todas las personas con las que hablé están felices. En la guerra no podían tener familia y ahora tienen sus hogares, sus hijos, sus casitas, sus empresas y sus cultivos. Además trabajan súperlindo porque conservaron una costumbre de la guerrilla que es el trabajo en equipo y lo trasladaron a su nuevo estilo de vida. Obviamente nada es perfecto y les faltan muchas cosas porque tienen sus cultivos, pero luego está el tema de vender que también les cuesta mucho trabajo. Y bueno, es un proceso…
Y de esas historias que conoció en el Caquetá, ¿cuál fue la que más conectó con usted?
La verdad es que todas. Cada una era más espectacular que la otra. Pero, a ver, la que más me impactó fue la de Carlos, el que estaba en Miravalle, porque él trabajaba con el gobierno revisando el proceso de paz y cuando ya vio que todo estaba acabando y le iba tocar volver a la oficina, decidió renunciar a su trabajo e irse a vivir allá con los excombatientes.
Esto no salió en el documental, pero él le propuso a alias El Paisa el proyecto de Caguán Expeditions para montar un equipo de rafting en el río con algunos de los muchachos a ver qué pasaba. Y así empezaron a entrenar, terminaron compitiendo en Australia y ahora es un lugar turístico.
Es muy lindo ver cómo eso se convirtió en su motivo de vida y cómo alguien que no tiene nada que ver con el conflicto, terminó involucrado con un proyecto que construye país. A mí eso me cuestionó mucho y me hizo pensar en qué estoy haciendo por la paz, porque es muy fácil estar quejándose desde la ciudad y decir que la paz no sirve para nada, pero fuera de quejarnos, ¿qué hacemos? Hay gente ahí afuera que realmente se pone la camiseta y eso me impactó mucho.
Pero bueno, con este trabajo documental está aportándole a la paz, ¿no cree?
Claro, claro. Tener la opción de mostrar todo eso y que un canal como Discovery Channel haya estado interesado en contar esta historia es muy gratificante. Ayer hablaba con mis amigos y les decía “si yo hubiera dirigido este proyecto antes, sola, tal vez le habría metido drama y conflicto” porque los canales siempre quieren eso, ¿no? Y este es un programa que no tiene nada de eso, todo es positivo.
Así que me parece increíble cómo Discovery sacó un programa tan transparente y tan tranquilo, porque teníamos material, me enfermé, las camionetas no pasaban la trocha y fácilmente se le hubiera podido meter sensacionalismo, pero no quisieron. Solo estaban interesados en llevar lo mejor de la historia y eso me parece una apuesta muy chévere de las marcas y una oportunidad para hacer periodismo desde una perspectiva amable y que contribuya al país.
En el documental menciona que ha viajado mucho, pero que nunca en su vida había visto paisajes como los del Caquetá. ¿Cuál fue el más sorprendente para usted?
Es como estar quitándole las capas a una cebolla. Cuando llegamos a la cueva era como ‘wow, divina’. Luego fuimos a la cascada y cuando la vi en el dron ni siquiera tenía la perspectiva de dónde estábamos y al ver las imágenes, increíble, el paisaje era alucinante.
Más adelante, llegar al río Pato fue descrestante. Hicimos rafting y el río era súper tranquilo, luego las paredes de esas cuevas eran divinas y uno se iba metiendo y había guacamayas y monos. Además, el exguerrillero me iba contando unas historias tan locas que no sabía si oír, mirar o respirar, era impresionante (risas).
¿No cree que el hecho de que esos paisajes se conserven tan hermosos como usted los vio se deba a que no muchas personas los conocen?
¡Claro! Somos unos afortunados de poderlos descubrir y de que se hayan preservado, pero ahora los turistas tenemos una responsabilidad muy grande. Nuestro deber es cuidarlos porque desafortunadamente por la guerra nadie los conocía y hoy que sí se puede debemos ser responsables con el medioambiente para que esto siga por años.
En el documental decía que tuvo la fortuna de conocer el departamento sin miedo y que la idea es que cualquiera pueda hacerlo ahora que se reactivó el turismo en la zona…
No puedo asegurar nada y no quiero que por el contexto pueda pasar algo y que nosotros hayamos dicho que era completamente seguro. Lo que sí es cierto es que hicimos todas las llamadas pertinentes a la policía, al ejército, a los guías locales y una buena investigación antes de ir para llegar hasta donde nos dijeron que era seguro.
De hecho, había un lugar con el que estábamos obsesionados, pero no pudimos llegar porque todos nos dijeron que no era seguro, así que tomamos la decisión de quitar esa parte porque era mucho más adentro, faltaban como ocho horas para llegar allá y corríamos riesgos. Llegamos hasta donde nos sentíamos tranquilos y no tuvimos ningún problema.
Aparte todo está muy organizado y hay muy buenos guías turísticos. Nosotros decíamos “queremos hacer rafting” y ahí estaban, “queremos volar parapente” y también había. No es como que vayas a la selva y no haya nada, sino que esta gente está preparada para el turista y también buscan que se sientan seguros.
Así que antes de ir, consulten con las personas que son y atrévanse a conocer nuestro país que es divino, mágico y tiene un tesoro escondido que todos nos merecemos. Si tienen dudas pueden contactar a Caguán Expeditions, Amazonía Travel o escríbanme, que me ha contactado tanta gente que ya estoy hasta pensando en llevar grupos.
¿Por qué deberíamos conocer el Caquetá?
Porque es mágico. Es como el camino de la reconciliación. Ellos ya pusieron su primer granito de arena, crearon comunidades y están impulsando el turismo. Ahora falta que nosotros los apoyemos. Uno como turista aporta a otros países del mundo, ¿pero qué tal si apoyamos el turismo de nuestro país? Eso sería lo mejor que podemos hacer para poner nuestro granito de arena por la paz.
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