“Infancia clandestina”, una de las películas favoritas del FICCI
Juliana Uscategui
Infancia clandestina, del director argentino Benjamín Ávila, es una gran puesta en escena que con mucha serenidad mira desde un niño, lo que fue su vida junto a sus padres y tío que hicieron parte del movimiento de los Montoneros, grupo que combatió por la resistencia tras la muerte de Perón. Ávila dirigió esta cinta que contiene hechos autobiográficos. Juan y su familia regresaron clandestinamente para seguir con la causa y debe adoptar el nombre de Ernestos y empezar a ser el mismo pero sin descubrirse. El amor de sus padres es incondicional, pero al mismo tiempo irresponsable.
Una película que deja la preguntas para la reflexión. Todos cuando niños, jugamos a ser otros, pero no de forma obligatoria. Los dibujos del artista Andrés Riva fueron hechos en acuarela y en tonalidades rojas, grises y amarillas para representar aquellas imágenes violentas que un niño no debería ver en crudo pero a quien tampoco se debe restringir parte de la realidad. El día de la presentación asistieron una gran cantidad de niños entre los 5 y los 10 años gracias a la modalidad libre ingreso para todos del festival. Muy atentos y callados percibieron la historia de Juan quien quería llevar una vida normal, pero sin estar lejos de los suyos. La angustia de una abuela, por su hija y sus nietos creciendo en un entorno hostil. Un tío relajado interpretado por Ernesto Alterio de manera muy pulida y a quien se le coge cariño desde el principio pues es el mediador entre la razón y el corazón. Una niña llamada María de quien Juan se enamora y que encarna la vida que él desea tener. Y unos padres apegados a la causa revolucionaria apasionadamente incapaces de disolver su familia pero que a su vez la ponen en riesgo mientras intentan construir un mundo libre.
Esta historia de revolución, pasión, dictadura, y libertad ha sido contada varias veces por los argentinos, pero esta vez desde el mundo de Juan y esa perspectiva es lo que la hace novedosa y apetecible. Sos dos niños en uno solo y esa dualidad nos conmovió hasta las lágrimas.