“Un intruso que hizo lo que quería”: el nuevo documental sobre Botero

Revista Diners
En la mesa de un restaurante, al sur de Francia, el artista Fernando Botero y sus tres hijos, Lina, Fernado y Juan Carlos, conversan tranquilamente sobre el resultado de su exposición. Brindan, ríen, evocan recuerdos. Así comienza este documental que dirigió el canadiense Don Miller, filmado durante diecinueve meses en diez países.
Esta reunión familiar se convierte en el hilo conductor para develar detalles de la vida del pintor colombiano más reconocido en el mundo.
A lo largo de 82 minutos, los espectadores podrán ver imágenes inéditas de sus primeros dibujos, su vida en México, París y Nueva York, sus talleres en Pietra Santa, hasta su monumental exposición en China, y cada paso que dio para convertirse en el artista que sigue creando con la misma pasión desde que descubrió su vocación.
Diners conversó con Miller, quien como fotógrafo, pintor y escritor, pero también como miembro directivo de la galería de arte contemporáneo de Vancouver, exploró en la vida de Botero para dirigir un retrato sobre la vida y obra de este artista, gracias, además, a su relación de más de veinte años con la familia del artista.
¿Cuál era su opinión de la obra de este artista colombiano antes de que se volvieran amigos?
Me intrigó, como a muchas personas; me gustaba lo ligero y encantador de su obra. Realmente no sabía todo el pensamiento y todo lo que había detrás del trabajo, pero me gustó. Me hizo sonreír, y eso es lo que creo que a Botero le gusta hacer.
Usted decidió hacer un documental de la vida de Botero luego de la exposición que realizó en China en 2015. ¿Qué lo motivó a tomar esta decisión y que quería plasmar inicialmente?
Me sorprendió la universalidad de su atractivo. Estábamos en China y hablábamos de un pintor que vive en Europa y que pinta principalmente sobre Colombia y, sin embargo, la gente se volvió loca por su trabajo. Me sorprendió lo mucho que les gustaba.
También estaba muy intrigado por Botero, porque estaba tan tranquilo y pacífico a pesar del caos que lo rodeaba, los medios de comunicación y los fanáticos que aman su trabajo. Creo que lo que intentábamos expresar era, simplemente, el poder de alguien que estaba tan comprometido con una visión. Incluso las personas que no son artistas, o que no son fanáticos del arte en particular, pueden ver algo de él en su propia vida, sobre lo inspirador que es.
Si tienes algo en lo que crees y te enfocas en ello, que eso es que le pasa a Botero mientras estábamos en Mónaco filmándolo, todavía descubres nuevas cosas. Él le saca el mayor placer de la pintura. incluso, después de tantos años. Así que es asombroso.
¿Cuál fue el mayor reto al hacer este documental?
El mayor desafío fue cómo capturar la vida de alguien que tiene 86 años y ha hecho muchas cosas, ¿sabes? Comenzó en un lugar y terminó en otro, así que solo trato de averiguar cuáles son los momentos clave que simbolizan todos los aspectos de su vida para luego poder contar la historia.
¿Qué descubrió de este artista al hacer el documental?
Descubrí, a nivel personal, cómo estábamos rodeados por una familia muy amorosa y eso me parece muy conmovedor porque creo que las personas a veces piensan que los ricos viven en un mundo diferente, pero podría haber sido una familia de clase media en Colombia o Canadá o en cualquier lugar del mundo. También aprendí mucho sobre arte, en un lado profesional, encontré mucho sobre sus influencias en cuanto a expresiones como el Renacimiento y algunos de los pintores que fueron importantes en su vida.
En uno de sus diarios asegura que el momento más destacado para usted fue la instalación donde Botero almacena cientos de modelos de yeso para sus estatuas. ¿Por qué le significó tanto ese lugar?
Fue como un sueño cuando llegué allí. Había mucho que ver en el artista visual y mucho que consumir, así que sentí que estaba en un trance o algo. Luego, el tener a Lina allí, mostrándonos todo, me hizo sentir que estaba flotando en un sueño.
También cuenta que recibió un correo de Botero contando su reacción sobre el documental. ¿Puede compartir algunas de las frases del maestro?
Él dice que es imposible aburrirse con el documental, así que espero que le guste a todo el mundo y que puedan estar de acuerdo con él, porque son muchas cosas las que ocurren allí. También pienso que Botero apreció la mezcla que hicimos de los viejos videos junto con lo que nosotros filmamos, así que eso nos dio créditos para que nos apoyara proporcionándonos una gran cantidad de material. Luego dijo que encontraba bastante emotivo sentirse capturado en la pantalla de una manera tan completa.
Me llamó mucho la atención que tuviera el testimonio de sus hijos y nietos en cámara, pero no el de su esposa Sofía Vari. ¿Por qué no la incluyeron?
Creo que Sofía simplemente no quería estar en la película, así que respetamos eso. Ella es una persona privada y no quería hacer una entrevista por lo que no la presionamos. Pero aparte de eso ella fue de gran ayuda para nosotros. Nos ayudó mucho detrás de escena en términos de tener acceso a material.
¿Cuál cree que es el legado de este artista para las nuevas generaciones?
Creo que es perseguir tu propia visión. Cuando miras lo que pasó en Nueva York en 1960, donde Botero era un completo intruso y tal vez incluso un marginado, simplemente hizo lo que quería y se mantuvo con su visión. Así que creo que ese es el mensaje principal para los artistas, no te dejes atrapar por la tendencia del momento o lo que está de moda para otras personas, simplemente quédate con lo tuyo.