“Hay muchos Dick Cheney a nuestro alrededor”: Entrevista con Christian Bale

Mario Amaya
El joven e inexperto George W. Bush come costillas de cerdo con la mano en su finca de Texas mientras conversa con Dick Cheney. Le pide, sin rodeos, ser su vicepresidente. Cheney, reservado y calculador, le dice que dirige una multinacional petrolera y que ese cargo es un trabajo simbólico. Sin embargo, si llegan a un acuerdo y él se encarga de los trabajos más mundanos, como la burocracia, el ejército, la energía y la política exterior, lo aceptaría. Bush, encantado, no le ve problema alguno. A partir de ahí la historia del mundo cambia.
Esta es una de las tantas escenas sorprendentes de la actuación de Christian Bale como el exvicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, en la película Vice. Bale encontró la voz, la postura, el movimiento perfecto para encarnar al hombre que muchos consideran el verdadero jefe durante la administración de George W. Bush.
Esta película, del director Adam McKay, explora la historia de cómo Cheney, un empleado burocrático de Washington, se convirtió silenciosamente en el hombre más poderoso del mundo. El propio Bale afirma que no estaba del todo seguro de poder llevar a cabo el papel. “Parecía poco probable que yo lo interpretara, así que teníamos mucho trabajo por hacer. El guion era excelente y me gustó pensar en que la transformación no iba a ser un obstáculo. Con algo así, no sabes cuándo empezar y si va a funcionar. Fueron meses de preparación para encarnar a ese hombre durante solo dos horas”, admite.
El actor británico de 45 años no solo aumentó casi veinte kilos para el papel, sino que encontró una manera de develar la parte enigmática del polémico político. Con Diners conversó acerca de este papel, que representa su cuarta nominación al Óscar y que podría convertirse en su segundo galardón –el primero lo obtuvo en 2010 por The Fighter–. Por lo pronto, ya recibió el Globo de Oro.
Steve Carell interpreta a Donald Rumsfeld, quien fue el secretario de defensa de los gobiernos de Gerald Ford y George W. Bush.
¿Qué le sorprendió más de Dick Cheney?
Lo primero que pensé fue que no importaba cuánto intentara obsesionarme, simplemente, no iba a entender el poder, despertarme cada día y tener ese nivel de poder. La carga y la responsabilidad que lleva eso sería algo de lo que huiría, a diferencia de alguien como él, que lo anhela completamente.
¿Piensa que Cheney es un villano?
Por supuesto, pero creo que es realmente bueno en esta película. Me refiero a la tendencia de convertir a las personas en villanas, como si nunca pudieran hacer nada bueno. Y los monstruos, por lo general, no llegan como Charles Manson, con una esvástica tatuada en la cabeza; muchos de ellos llegan a ti vestidos con camisas de Polo o con corbata. Lo que me parece fascinante de esta película es pensar qué harías con ese poder. Por eso creo que hay muchos Cheney caminando a nuestro alrededor y, probablemente, haya unos cuantos justo en esta habitación (risas).
Para no mostrar a Cheney como un completo villano, Bale le dijo a Adam Mckay que la clave sería intentar entrar en su mentalidad.
Es fácil que el público perciba a un personaje como villano. Pero ¿cómo se acercó a él para interpretarlo?
No tenía ningún interés en verlo solo como un villano, porque creo que eso habría sido absolutamente predecible, con un montón de liberales de Hollywood vilipendiando a diestra y siniestra. Hay gente que me decía, por favor, no lo muestres como un demonio, no hagas eso. Otros me decían: es un criminal de guerra y debería estar encerrado. En fin, este hombre provoca reacciones muy intensas en las personas. Y sentí que la única forma interesante de abordar esto, como le dije al director Adam McKay, era intentar entrar en su mentalidad, entenderla y creérmela mientras rodábamos.
¿Supo capturar sus manierismos?
Por supuesto. Lo observé sin cesar, hasta un punto ridículo (…) Creo que eso hizo que la película fuera tan conmovedora para mí, porque hubo momentos muy fáciles de conectarme con su familia, fue un padre muy bueno. Y luego, cuando su hija tiró a la hermana al abismo por política. Eso fue muy público, no sentí que estuviéramos siendo invasivos en su privacidad, porque fue una disputa pública. Y, además, hay muchos momentos en los que te pones a pensar, ¿qué harías en esa situación? (…) Todo eso la convirtió no solo en una película entretenida debido a lo ridícula que resulta la naturaleza de la política, sino a lo bellamente conmovedora que es y de quiénes somos como nación.
¿Le dejó alguna enseñanza positiva?
Siempre se aprenden cosas de las experiencias y de la gente. Y de Cheney pienso que descubrí que, como papá, fue bueno con sus hijas. Y cuando un hombre es un buen padre no puede ser alguien completamente malo, es algo contradictorio. Claro, también hay que recordar que en toda regla existen excepciones.
Para caracterizar a Dick Cheney, Bale aumentó 18 kilos.
Quince años después de la invasión de Irak y una década después de que Dick Cheney haya dejado Washington, ¿cómo considera que esta historia sea pertinente hoy?
En primer lugar, ha sido el vicepresidente más importante de todos los tiempos. Cambió el panorama político de una manera muy clara y obvia en Oriente Medio y ahora estamos lidiando allí con sus políticas (…) La polarización que vive Estados Unidos hoy se debe en gran parte a él. Es una de las figuras más fuertes, poderosas e influyentes y con una mente capaz de no arrepentirse de nada de lo que hizo. Creyó, genuinamente, que hizo lo mejor para el país, y que tomó esas decisiones difíciles, que deben ser tomadas por hombres duros (…) Creo que su importancia radica en mirar dónde estamos hoy.
Dicen que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer. ¿Qué tan importante fue Lynn Cheney como artífice del futuro de Estados Unidos?
Si hablamos del amor de Dick Cheney por su esposa, él debería estar en las portadas de las novelas románticas, ¿verdad? (risas). Su amor hacia ella era absoluto y eterno y movió cielo y tierra para ganarse la aprobación de esta mujer. Y la carnicería que ocurrió en Oriente Medio es el lado oscuro del amor de un hombre por una mujer. La familia de Cheney era demócrata, pero luego, a través de su amor por ella, cambió y se transformó, pasó por algunas fases en su vida en las que aprendió a ser capaz de hablar en el mundo académico y luego, gracias a sus viajes con Donald Rumsfeld, aprendió todo sobre el poder.
Bale dice que si se hablara del amor que tuvo Dick Cheney por su esposa, Lynn, él debería estar en las portadas de novelas románticas.
Lynn fue más importante en crear un “monstruo” de lo que pensamos…
Por decirlo de alguna forma. Y eso me hace pensar que cuando logró la vicepresidencia, con todo el conocimiento de cómo funcionaba el gobierno, le bastó detener la ejecución de las imprentas del gobierno para que las últimas órdenes de Bill Clinton no tuvieran efecto. Suena increíblemente simple, pero muchas personas no lo saben. Y cosas así le dieron ese meteórico ascenso al poder, tras venir de ser un muchacho borrachín en la universidad. Pero nada de eso hubiera sucedido sin Lynn, y si hubiera sucedido en esta época, ella lo habría hecho sola, estoy convencido de eso.
¿Cómo siente que la sociedad de hoy vive, políticamente hablando?
Nos encontramos en este momento muy extraño y atrasado, en el cual los políticos perdieron el rumbo de su oficio de buscar el bien común, donde se trata solo de ganar poder y batallas a corto plazo, en lugar de pensar en los beneficios y la armonía a largo plazo. Y, lamentablemente, en este momento, el odio está ganándole al amor. Pero la verdad siempre saldrá a la luz. Tienes que creer en eso y aunque vivimos una época oscura, la sociedad va a volver al camino correcto.
Hace un momento nos comentaba cómo esta interpretación le hacía reflejar su papel de padre de familia. Con dos pequeños en casa, ¿cómo transcurren esos momentos de vida normal?
Nos gusta estar atrapados en las pequeñas cosas cotidianas (…) Y amo aprender con mis hijos, dejar que vean mis cambios, los viajes que implica el trabajo (…) Hace poco estuvimos juntos en la India y nos reímos, hicimos yoga en el parque y tuvimos una experiencia encantadora. Es genial oír sus opiniones sobre la vida, escuchar cómo cambian sus gustos musicales y todo eso…
¿Qué edad tienen sus hijos?
Emmaline ya es una adolescente, tiene 13 años de edad y James tiene cuatro años.
¿Cómo reaccionan ellos, sobre todo su hijo menor, al ver transformaciones físicas tan drásticas como esta en Vice?
Recuerda que por esa época también hice del Oso Balloo en Mowgli, así que para él yo era el oso y él amaba saltar sobre mi estómago (risas), saltaba sobre mi barriga sin parar y en realidad eso fue muy interesante, porque creo que solo me mira directamente a los ojos y no importa en qué peso he estado, si soy calvo o si tengo el pelo largo, si estoy barbudo o bien afeitado, no duda un segundo, ni siquiera se detiene a considerarme, solo entra a mi cuarto y me busca para decirme papá. Nunca me cuestiona cómo me veo, sabe que soy yo y me adora y me necesita y estoy siempre que puedo para él, para mi familia.