3 razones por las que hay que ver Distrito Salvaje en Netflix

Daniel Zamora
Después de veintiséis años siendo parte de la guerrilla de las Farc, Jhon Jeiver Trujillo (Juan Pablo Raba), escapa de su comando y se entrega a los militares que asediaban a los guerrilleros asentados en La Macarena, Meta. De regreso a su vida civil se reencuentra con su hijo y su madre e intenta comenzar una vida nueva. Su proceso de reinserción está minado con discriminación, persecución de sus antiguos compañeros guerrilleros y una propuesta del gobierno para trabajar como infiltrado en un caso que involucra el asesinato de una contralora, que se enmarca dentro de un plan político para lograr millonarios contratos en infraestructura.
Si se trata de abordar los temas de la agenda noticiosa de los últimos años en Colombia, Distrito Salvaje lo tiene todo: mega casos de corrupción, reclutamiento forzado, paz, posconflicto, venganzas, doble moral, descomposición social… Aunque Cristian Conti, el creador de la serie, insiste en que no es una historia sobre el conflicto en el país, sí construye su relato en un contexto muy cercano. Estas son 3 razones por las cuales vale la pena verla más allá de la producción, hecha en Colombia por Dynamo, y un elenco de lujo conformado por actrices como Cristina Umaña y Carolina Acevedo.
Sin posición política
Lo importante es la historia de ficción, que se enmarque en un contexto cercano en el que podamos encontrar similitudes muy grandes, es otra cosa.
Este tipo de series que abordan el tema del conflicto armado así sea tangencialmente, tienen el riesgo de, como sucedió con Tres Caínes, enaltecer la imagen de criminales, o estereotipar a los actores armados sin tener en cuenta los distintos matices que pueden poseer, Distrito Salvaje, a través de su protagonista, Jhon Jeiver Trujillo, alias ‘Yei Yei’, logra revelar una historia que es más compleja que la distinción entre buenos y malos.
Trujillo es el personaje que describe miles de casos de guerrilleros que, por un lado, son asesinos, victimarios, y por el otro, en algún momento también fueron víctimas del mismo conflicto que ayudaron a perdurar. A ‘Yei Yei’ la guerrilla lo secuestró y lo reclutó cuando era un niño con el argumento de ser “una cuota para la revolución”. Fue separado de su mamá y su hermana, con las que vivía en Florencia, Caquetá. El Centro Nacional de Memoria Histórica registra que entre 1960 y el 2016 hubo 16.879 casos de reclutamiento forzoso en Colombia.
Otro de los éxitos de Distrito Salvaje pasa por relatar la persecución que, en general, viven los exguerrilleros que se entregan.
“A la guerrilla es muy fácil entrar, pero es imposible salir”
Después de desmovilizarse, a Jhon Jeiver la sombra de su pasado no lo abandona, y su principal problema resulta ser alias ‘Aníbal’, su antiguo compañero en la guerrilla. Para ‘Aníbal’, un disidente era un traidor al que había que perseguir para aplicarle la pena capital, no solo para prevenir que suministrara información, sino por haber faltado a la lealtad. “A la guerrilla es muy fácil entrar, pero es imposible salir”, dice el personaje.
También logra transmitir las dificultades que representa tener una vida nueva. En este caso narran el rol de la Agencia de Integración Territorial, que les ofrece capacitaciones que van desde enseñarles cómo se usa y de dónde viene el dinero de un cajero electrónico, hasta cómo recuperar la confianza de sus hijos después de años sin verlos.
Sin embargo, hay otras situaciones que exigen más tiempo de adaptación, como no poder dormir por estar pendiente de las ventanas viendo qué sucede alrededor, o simplemente no conciliar el sueño en una cama porque el colchón resulta incómodo, entonces es preferible pasar la noche en el suelo.
“Los verdaderos malos están en el poder”
Otro de los grandes logros de la serie es mostrar cómo la clase política firma alianzas con sicarios y grupos armados y, a pesar de esa relación, aseguran ser diferentes a ellos, incluso, en varias escenas, cuando uno de los bandidos se acerca para saludar con la mano a uno de políticos, lo desprecian. En otra ocasión, el mismo hombre intenta sentarse en una de las sillas donde se lleva a cabo una reunión y no lo dejan, también, cuando una de las misiones que le encargaron, falla, uno de los políticos se reprocha diciendo: “les dije que no nos metiéramos con criminales, ¿se los dije o no se los dije?”, dando a entender que ellos, los políticos, por su condición social, son diferentes a quienes cometen delitos.
“Los verdaderos malos son los que están en el poder, los políticos corruptos que le quitan la esperanza a la gente, pero que por algún motivo es como si no pudiéramos pelear contra ellos”, le dijo el actor Juan Pablo Raba a El Espectador.
Los guiños a la realidad
Distrito Salvaje se encarga de mostrar una que otra relación con sucesos de la historia nacional y otros que ocurren actualmente. El primero, es el grupo al que perteneció ‘Yei Yei’: Columna Móvil Teófilo Forero, de la que, en la vida real, hicieron parte guerrilleros de las Farc como alias ‘El Paisa’ y ‘El Alemán’.
Otro de los guiños a la realidad es el mega caso de corrupción internacional denominado en la serie como ‘Sangermacht’, que hace renunciar al vicefiscal de la nación. ¿Sangermacht? ¿Odebrecht? ¿Será?
No hay que perder de vista que todo esto sucede a través de un hilo conductor que es la historia de Jhon Jeiver, y que a través de su historia permite acercarse desde la ficción a ciertas nociones de la realidad de nuestro país. ¿Vale la pena? ¡Vale toda la pena!
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