Angie Cepeda y Juanita Acosta: rivales y cómplices

Las dos actrices colombianas que triunfan en España se unieron en la comedia musical Con amor o sin amor. Además de colegas son grandes amigas.
 
Angie Cepeda y Juanita Acosta: rivales y cómplices
Foto: Enrique Patiño
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Enrique Patiño

Angie Cepeda y Juanita Acosta estrenan en agosto en España la comedia musical Con amor o sin amor, en la que son hermanas que se disputan el amor de un hombre. Su hermandad, sin embargo, va más allá de la cinta. Desafíos como éste las ha unido, al punto de convertirlas en inseparables cómplices en un mercado exigente. Su historia.

El barrio La Latina fue el punto en que confluyeron. En el barrio más antiguo de Madrid, en el más medieval y de más recovecos, en el que sus calles siguen el recorrido de las aguas que bajan hasta el río Manzanares, Juanita Acosta encontró hace once años un segundo hogar que fue copando su vida hasta convertirse en el primero.

Cuando ya lo sintió como parte integral de su vida y aprendió a dejar atrás el acento de su Cali natal y a imitar el castellano para abrirse campo en la televisión y el cine de España, se dio cuenta de que era posible triunfar en el lugar más difícil para todos los inmigrantes, la madre patria. Lo suyo fue prácticamente un milagro entre millones.

Y quiso repetirlo con una amiga suya de toda la vida. Convenció a la actriz barranquillera Angie Cepeda de viajar a Madrid a probar fortuna, cuando se encontraba en Los Ángeles buscando entrar en el complejo mundo del cine estadounidense y no había logrado ir más allá de conocer a Francis Ford Coppola y de ser llamada a algunas audiciones. Cuando Angie se mudó en 2008 a la capital española, de lo primero que se dio cuenta fue de la manera en que vivían y gozaban los españoles. De la rumba casera con salsa en la casa de Juanita, pasó a grupos de amigos que oían blues y a peñas de mujeres nostálgicas que vivían obsesionadas con la idea de conquistar al país ibérico con un lenguaje mucho más poético que el de las armas empleado por los españoles cinco siglos atrás.

Escasamente se conocían, pero el vínculo de la tierra, la edad y compartir el lenguaje de la actuación las atrajo. Ya habían coincidido otras veces en Argentina y en Colombia, así que pensaron que una tercera vez no podía ser solo casualidad. Con esa convicción
se empecinaron en seguir adelante en un mercado en el que casi siempre los directores ligaban a los personajes latinoamericanos con la drogadicción y la prostitución.

Se sentían ciudadanas del mundo y sus agendas permanecían copadas, pero no era fácil. Juanita dominaba el acento castellano y había aprendido a actuar con el carácter tajante de las españolas y sin el aire dulzón de las colombianas. Pero aun así, abrirse campo como desconocidas en un ambiente tan complejo y competido era un gran desafío. Sin embargo, gracias a su talento y persistencia, las cosas comenzaron a ir viento en popa de repente.

Angie actuó en la serie Fuera de lugar y luego en Los protegidos, mientras Juanita lo hizo en series como En la mente del asesino, Les beaux mecs, Crematorio, Hispania, y en una miniserie sobre Adolfo Suárez. El papel que la posicionó en España, sin embargo, fue el de la doctora Sofía Carrillo en Hospital Central, que realizó durante siete años ininterrumpidos.

Justo con la llegada de Angie apareció el cine. Y las unió de nuevo. Una casualidad las sorprendió cuando se encontraban fantaseando sobre cómo sería su vida si fueran hermanas. A través de una llamada las convocaron a participar en un proyecto del director español David Serrano en el que harían de hermanas colombianas en España, en un musical romántico y cómico en el que la apasionada e impulsiva Angie Cepeda pierde la cabeza cuando su amante decide dejarla y su hermana pequeña, Juanita Acosta, resulta enamorada de su antiguo amante. Esa comedia de confusiones se tituló Una hora más en Canarias para el público español, pero se llamará Con amor y sin amor para el público latinoamericano. En Colombia, la producción se estrena el 5 de agosto. Justo lo que ambas querían. Reírse un rato y sentirse hermanas. Y, de paso, cantar.

Desde entonces viven en la cotidianidad lo mismo que les propuso la cinta: disfrutar y compartir como si fueran de la misma sangre en un país ajeno al propio, al punto de compartir sus secretos, de apoyarse en la toma de decisiones y aconsejarse como amigas. Y lo necesitan. Porque Juanita, a pesar de vivir en compañía del actor Ernesto Alterio, hijo del gran actor argentino Héctor Alterio, con su hija Lola y con su mamá en Madrid, siente el peso de la soledad. “Desde 1997 ando en movimiento permanente –asegura– y la soledad a veces me cuesta. Esta vida no es tan glamurosa ni maravillosa como todos piensan. Hay cosas que extraño y sobre todo la comida y algunos detalles como las flores y la confianza con que se trata la gente. Pero esta es la ciudad que elegí y soy una exiliada voluntaria”.

Angie Cepeda dice algo similar. “Nos tocó una España en crisis y por eso debemos preparar nuestros papeles y personajes con más fundamento, para hacernos valer”. Algo ha resultado de todo ello: Juanita participará en la versión cinematográfica de El cartel de los sapos y Angie en la producción brasileña Heleno de Freitas. Un poco allá y otro acá, entre América y el Viejo Continente, pero más del otro lado que de éste, ambas cambiaron el éxito local por una vida más sosegada en España. Dejaron atrás los aplausos y las puertas abiertas en nuestro país por un reto exigente en un mercado más difícil. Y ahí están, abriéndose campo, a sabiendas de que cuando terminan los rodajes y más allá de las permanentes coincidencias, las dos latinas salen a las calles del barrio La Latina y ríen en sus vías enrevesadas y estrechas como dos inmigrantes, sin más pretensión que seguir ganándose un espacio.

         

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octubre
20 / 2011