El regreso de Game of Thrones

Han pasado pocas semanas desde el final de la primera temporada en Westeros, y las cosas realmente han cambiado. Joffrey, el hijo del rey, se sienta ahora en el trono aunque es su madre la que reina. El niño rey pasa sus días humillando a sus súbditos, a su familia, y a su prometida, Sansa, la hija mayor de Ned Stark. Tal parece que las ganas de Sansa de casarse con el futuro rey van más allá de sus lealtades familiares, pues no pierde oportunidad para decir en voz alta que “su padre era un traidor”.

El capítulo empieza, entonces, con un campeonato digno de un emperador romano, en medio de las celebraciones por el cumpleaños del rey. Sansa está sentada junto a Joffrey cuando aparece uno de los guerreros borracho. Joffrey decide que este debe “beber hasta llenarse”, es decir, que sus lacayos lo obligarán a beber a través de un cuerno hasta matarlo. Sansa, que algo de decencia tiene, le dice al rey que es mala suerte matar a una persona en su cumpleaños, y como a Joffrey lo que le falta en sabiduría le sobra en soberbia, la llama provinciana y supersticiosa. Pero cuando su guardián, el “Perro”, le corrobora la creencia, Joffrey decide que el guerrero será en adelante su bufón, y le levanta la pena de muerte.

Ahí es cuando llega Tyrion (Peter Dinklage), a quien todos daban por muerto, y con sorna le comenta a su sobrino cómo ha hecho de falta en el campo de batalla. Robb Stark, el hijo mayor de Ned, ha ganado ya tres batallas y tiene cautivo a Jaime, el hermano de la reina y verdadero padre de Joffrey. Tyrion está en la capital como enviado de su padre para representarlo como “Mano del rey”, el puesto que Ned Stark ostentaba cuando vivía el rey Robert. La reina por supuesto no toma nada bien esta noticia, sobre todo teniendo en cuenta que Tyrion siempre ha sido el hermano borracho, enano y poco respetable de la familia. Lo que nadie parece darse cuenta es que Tyrion es el más inteligente y sensato de la familia Lannister.

Como tal, le avisa a su hermana que su padre no estará para nada complacido con que Arya, la hija menor de Ned Stark, haya desaparecido. No se puede negociar la liberación de Jaime si no hay rehenes para cambiarlo.

La familia Stark, por su parte, Robb y Catelyn, está en campaña avanzando hacia el sur y ganando las batallas. Ellos son conscientes de que no pueden cambiar a Jaime por dos niñas, por más hijas y hermanas que sean. Ellos deciden negociar con Renly Baratheon, el hermano menor del rey Robert que en la primera temporada traicionó a Ned Stark y se fue hacia el sur con un puñado de caballeros. Robb además se ha autoproclamado Rey del Norte y espera con esta guerra rescatar a sus hermanas y declarar la independencia de su reino.

Lo que ninguno de ellos sabe es que en otro reino lejano está Stannis, el hermano mayor del rey Robert y de Renley. Recordemos que antes de su muerte, Ned le había escrito a Stannis contándole la verdad sobre a reina: el joven rey Joffrey y sus hermanos no son hijos de Robert, sino producto del incesto entre la reina Cersei y su hermano Jaime. Según esto, Stannis es el verdadero heredero al trono por lo que empieza su propia campaña conquistadora. Hay más fichas en este parqués de las que creíamos, y habrá que empezar a tomar apuntes porque se vienen muchas más. Stannis decide no cometer el mismo error de Ned Stark, y envía comunicados a todos los reinos contando la noticia. A diferencia de Stark, él no se preocupa tanto por el honor como por mantenerse vivo y en pie.

Por el lado de los dothraki, Danaerys va con su ejército atravesando un desierto. Su pueblo muere de hambre y de sed, y no puede alimentar a los pequeños dragones, que nacieron de sus huevos en el último capítulo de la temporada anterior. Danaerys llama a sus guerreros más fieles y los envía a recorrer los rincones de la tierra, para que busquen un lugar donde ellos puedan refugiarse.

Finalmente, Jon Snow y su hermandad han atravesado la muralla que separa Westeros del resto del mundo, en busca que esos “guerreros blancos” que parecen crear zombies a diestra y siniestra. En el camino pasan la noche en la casa de un salvaje de nombre Crasner, que vive con sus hijas que a su vez son sus esposas y que le dan más hijas que sigue convirtiendo en esposas. El pederasta-violador sin embargo se siente muy orgulloso de vivir rodeado de mujeres mientras que la guardia del Muro tomó un voto de castidad. Crasner se da cuenta de qué tan apuesto es Jon Snow (mucho) y le asegura que si llega a ponerle un ojo encima a sus esposas-hijas-nietas-esposas, él mismo le arrancará los ojos.

En todos estos reinos el rumor del incesto entre Cersei y Jaime ya no se puede controlar, y el mismo rey Joffrey enfrenta a su madre. Parece que, si bien él no es hijo del rey Robert, sí hay muchos hijos ilegítimos creciendo por ahí. Cersei abofetea a Joffrey por faltarle al respeto, pero, como sabemos, él es digno hijo de su madre y su padre y además está borracho de poder. Así es como sin ningún inconveniente amenaza a su madre con condenarla a la pena de muerte si estas bofetadas llegan a repetirse.

Una mano invisible, que puede o no ser la de Joffrey, empieza a buscar y a asesinar a todos los hijos ilegítimos de Robert, pero sin encontrar al mayor de los hijos, Genry. Recordarán los que, como yo, volvieron a ver la primera temporada en preparación para el estreno de la segunda, que Genry es el primero de los hijos ilegítimos de Robert, el aprendiz de herrero que se forjó un yelmo en forma de toro. En la última escena del capítulo se ve a Genry huyendo de la capital en una carreta. Junto a él, va Arya Stark, hija menor de Ned Stark, a emprender su propio camino y aprendizaje.

Para todos los personajes la perspectiva se ve, cuando menos, sombría. Para los espectadores y fanáticos, la temporada promete ser aún más sangrienta que la anterior. ¿Quiénes serán los que sobrevivan a esta nueva etapa?