La vida en una pequeña panadería de Tokio llega al cine
Juliana Uscátegui
Sentaro tiene una pequeña pastelería de paso en un lugar de Tokio rodeado de cerezos, las estaciones transcurren a medida que pasa el tiempo de la historia. Los dorayakis son su especialidad, eso creía el, hasta que llega por casualidad una visita inesperada. Una anciana que quiere trabajar en su local. Al principio es ignorada pero después el se da cuenta que tiene una incríble receta para hacer ¨an¨ la pasta de fríjoles dulces que rellena los dorayakis.
La historia va sucediendo simple y llena de pequeñas escenas silentes, que evocan la vida cotidiana y los dolores personales. La anciana ha llegado para enseñar a Sentaro y su más asidua cliente – una colegial incomprendida por su madre- las casi invisibles muestras de felicidad en hacer lo que se quiere de la vida.
Durante el transcurso de la película se descubre que la anciana tiene una enfermedad que ha hecho que sea segregada del resto de la población. Sin embargo esta calamidad no le impide trabajar con una sonrisa siempre a flor de labios.
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Esta película tiene el sello indiscutible de su directora que se caracteriza por desplegar en imágenes la vida inítima de sus protagonistas, con una sutileza narrativa y visual muy elogiada. Sus orígenes en el mundo cinematográfico fueron en la fotografía por eso en esta película podemos ver como cada escena es un pequeño cuadro conformado y pulido. En 1997 fue la directora más premiada de Cannes con su película Noe Mo Sukaku, y en 2007 su obra Mogari no mori (El bosque de luto) llegó a ser calificada como su obra maestra. Los críticos la consideran una poeta en el cine.
En el elenco Masatoshi Nagase uno de los actores japoneses más cotizados de los ultimos años y Kirin Kiki una actriz ícono del cine y la televisión en su país. Quien personalmente ha sido una sobreviviente de enfermedades como el cáncer de mama y el desprendimiento de retina que menguaron mucho su capacidad física pero no su talento.
Adicional a esto la belleza y delicadeza de una tradición plasmada en la historia, la pastelería delicada de Japón, se toma un momento en cada plano, humo, ollas, elementos y jaleas van jugando su papel entre tanto.