Star Wars: J.J. Abrams cumplió y nos llevó a casa

La espera terminó casi 13 meses después de que el primer trailer viera la luz y rompiera la Internet con 55 millones de vistas en el primer día, despertando quejas, rumores, teorías, protestas airadas, memes, pero sobre todo, la esperanza de que esta vez fuera buena.
 
Star Wars: J.J. Abrams cumplió y nos llevó a casa
Foto: Tinseltown / Shutterstock.com
POR: 
Rafael García

Se apagan las luces del teatro y en pantalla aparece el logo de Lucasfilm; se disuelve a negro y un silencio expectante llena la sala durante un par de segundos, hasta que estallan las primeras notas de la música compuesta por John Williams y el título Star Wars: The Force Awakens ilumina la pantalla. Vienen a la cabeza las palabras de Han Solo con que terminó el segundo trailer hace algunos meses: “Chewie, estamos en casa”.

Y es que fue como llegar finalmente a casa después de un largo viaje. La espera terminó casi 13 meses después de que el primer trailer viera la luz y rompiera la Internet con 55 millones de vistas en el primer día, despertando quejas, rumores, teorías, protestas airadas, memes, pero sobre todo, la esperanza de que esta vez fuera buena, que quedara atrás el fiasco de las precuelas y que tuviéramos por fin una película a la altura de nuestras casi inalcanzables expectativas colectivas.

No debió ser fácil para el director J.J. Abrams. Sobre él pesaba la responsabilidad de igualar el éxito de la trilogía original que comenzó en 1977 con Una nueva esperanza, una saga que revolucionó el el cine de ciencia ficción y que además logró mantenerse vigente en la cultura popular, influenciando películas, series de televisión, líneas de juguetes y legiones de fanáticos. Pero además de la presión por igualar esta saga, Abrams debió lidiar con el fantasma de las decepcionantes precuelas estrenadas entre 1999 y 2005 que, a pesar de su éxito comercial, no pudieron ganar el favor de la fanaticada.

Lo bueno

Abrams cumplió y nos llevó a casa; logró capturar la esencia de esa galaxia muy, muy lejana que visitamos hace mucho tiempo. El rodaje en locaciones y el uso de efectos prácticos le dan a la película una dimensión que se había perdido en las precuelas debido al abuso de CGI; los lugares, los vehículos, los personajes, todo se siente más real. Pequeños detalles como el metal raspado por los golpes en las naves de la Resistencia, los pequeños rayones en el cuero de la máscara de Kylo Ren, el polvo en las naves abandonadas contribuyen a darle mayor dimensión a la película.

La acción también da un enorme paso hacia adelante en este nuevo episodio. Las persecuciones y combates aéreos son más vertiginosos pues las naves están más sujetas a las leyes de la física: las naves no parecen simplemente flotar, sino que vuelan de verdad, son pesadas y no siempre maniobran con facilidad (la primera vez que el Millenium Falcon vuela tenemos una idea muy clara de lo que puede y de lo que no puede hacer). Sin embargo, es en los duelos con sables de luz donde más brilla la acción; no sería una película de Star Wars sin un combate con espadas láser, y una vez más El despertar de la Fuerza está a la altura de las expectativas. Quedan atrás las peleas acrobáticas y vistosas que vimos en las precuelas: lo de ahora es una lucha menos elaborada y coreografiada, pero más visceral; no son don expertos espadachines combatiendo, sino más bien dos rivales tratando de matarse el uno al otro, con golpes menos vistosos pero mucho más contundentes.

Pero The Force Awakens es más que estética y secuencias de acción; son los personajes los que verdaderamente sacan adelante esta entrega. John Boyega (Finn) y Daisy Ridley (Rey) hacen un excepcional trabajo como los improbables héroes que son lanzados casi por accidente a una misión para la que no estaban preparados; son simpáticos (Boyega pone la cuota de humor sin convertirse en un payaso), tienen buena química y son sencillamente interesantes y agradables, un requisito básico para disfrutar una película (y una trilogía) y algo que definitivamente faltó en las precuelas (Anakin resultó tan agradable como estar sentado frente a un niño llorando en un avión ). Queda claro que los personajes originales vuelven para ayudar con la transición a una nueva generación, y que son estos quienes llevarán toda la carga narrativa en esta nueva saga, pero no deja de emocionar ver a Han y Chewbacca sentados nuevamente en la cabina del Millenium Falcon, la nave que hizo el Corredor de Kessel en menos de 12 parsecs.

Lo malo

Aunque el episodio VII nos ofrece una nueva esperanza, también tiene su lado oscuro. Una de las fallas es la estructura de la historia que, por momentos, parece seguir la misma plantilla de la historia de 1977. Hay pequeños detalles que parecen rendirle homenaje a la original, momentos o imágenes que capturan su esencia y la adaptan a una nueva entrega, pero en ocasiones parece que simplemente siguiera la misma fórmula remplazando personajes o situaciones: Tatooine por Jakku, R2D2 por BB8, Death Star por Starkiller y así.

Pero fue en el villano, Kylo Ren, donde The Force Awakens menos logró cumplir con lo prometido. A pesar de su apariencia y del llamativo sable que emplea, se queda corto al momento de encarnar una verdadera amenaza y queda relegado al papel de villano de turno, un malo para que los buenos tengan con quién combatir. Aunque se insinúa parte de su historia, la película se queda corta en revelar sus motivos y pierde la oportunidad de construir un personaje verdaderamente interesante.

La nueva esperanza

El despertar de la Fuerza representa las ilusiones de los fanáticos hechas realidad: volvimos al universo de Star Wars, nos reencontramos con los héroes originales, pero sobre todo, vimos la historia moverse nuevamente hacia adelante. Lo que viene en las siguientes entregas es completamente desconocido, pero comenzamos esta nueva saga con pie derecho y tenemos una nueva esperanza.

Definitivamente valió la pena la espera, ahora es momento de iniciar la cuenta regresiva para el episodio VIII en el 2017.

         

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diciembre
18 / 2015