Game of Thrones, capítulo 7: un hombre sin honor
Gabriela Sáenz Laverde
Este capítulo nuevamente nos mostró la diferencia entre los hijos de Ned Stark, todos gente honorable, y Theon Greyjoy, que opina que “es mejor ser cruel que ser débil”.
En el capítulo anterior, Osha, la “salvaje” que sirve a Brandon Stark, se llevó a la cama para dejarlo bien dormido y poder escapar con Bran, Rickon (el menorcito) y Hodor, el gigante que carga a Bran a todas partes. Cuando descubren que se han escapado, Theon y sus hombres empiezan a buscarlos por todas partes. La búsqueda es más una cacería con sabuesos incluídos.
Mientras tanto, Jon Snow en el polo norte no sabe qué hacer con Ygritte. Resulta que el querido Jon es virgen, no conoce mujer, y la chica Ygritte se da cuenta de eso rápidamente, por lo que se dedica a tomarle el pelo. Como ella ya está enamoradísima de él desde que decidió no matarla, aprovecha para proponerle que pierda su virginidad ahí mismo, con ella, y de paso hacer algo de adoctrinamiento para que se una al bando de los “libres”. Los libres vienen siendo los salvajes del otro lado del muro. Ygritte le dice varias veces que ella es libre aunque él le recuerda que es su prisonera. Para ella la libertad va mucho más allá de las cadenas físicas, y le asegura que es él, con sus juramentos de lealtad a la guardia negra, y con sus votos de castidad, el que es realmente un prisionero. Además, le dice, es un invasor de las tierras que sus ancestros han habitado desde siempre. Él le contesta que su padre era Ned Stark, y que lleva la sangre de los primeros habitantes de esas tierras. “¿Entonces por qué luchas contra nosotros?”, pregunta Ygritte, y Jon no sabe qué contestar.
Después de caminar todo el día, y mientras empieza a llover, Ygritte nuevamente trata de aliviar la tensión sexual entre ambos, y esta vez logra poner lo suficientemente nervioso a Jon como para escapársele. Resulta que Ygritte sí conoce bien el lugar y el captor se convierte en prisionero: Jon Snow está rodeado de “salvajes”/ “gente libre” (todavía no sé muy bien cuál de los dos términos utilizar).
En Harrenhall, es obvio que Tywin Lannister ya sabe que Arya no es una niña campesina, pero ambos siguen jugando el juego. El patriarca Lannister cree que el asesinato del caballero de la semana pasada era un atentado contra él, y quiere que sus hombres acaben con la población buscando al culpable. Cuando Arya le llega con la comida, él prefiere dársela a la niña y conversar con ella. Él sabe que esta será su última guerra, su legado, y empieza a recordar la historia de los habitantes originales del castillo de Harrenhall. Recordemos que cuando Arya llegó a Harrenhall, el olor a quemado era insoportable, y el lugar era una ruina. Al parecer lleva varios siglos siendo una ruina, pues fue el primero de la dinastía Targaeryen (la familia de Danaerys) quien atacó con dragones el lugar. A los Lannister nadie les enseñó a remodelar, y se quedaron viviendo en la ruina.
Arya recuerda, por sus clases de historia, que no fue solamente Aegon Targaryen, sino sus hermanas, las que convirtieron a la familia en dinastía. Eso es lo maravilloso de Game of Thrones, las mujeres siempre son tan fuertes como los hombres. No hay opresión en Westeros.
Mientras tanto, en King’s Landing, las cosas van de mal en peor para Sansa. Cuando se acerca al Sabueso para agradecerle el que la haya salvado de los violadores, éste le contesta que para él matar no es un sacrificio sino una diversión, y que de paso esta diversión es lo que la va a salvar a ella de su preciado rey Joffrey cuando se case con él. Ella, por supuesto, le tiene terror al Sabueso.
Al día siguiente, la niña Sansa se despierta y descubre que es mujer. Así es, Sansa era impúber. Esto significa que ya está lista para tener hijos con Joffrey, y ante esa imagen tan perturbadora (no es posible que el mal se reproduzca de esa forma), empieza a romper las sábanas y el colchón. Su doncella, la amante de Tyrion, trata de ayudarle, pero es demasiado tarde. El Sabueso también se ha dado cuenta, y es su deber contarle a la reina Cersei.
Por primera vez en toda la serie, Cersei se comporta como un ser humano sensato y no como la bruja asesina incestuosa que ha sido hasta ahora. Ella le dice a Sansa que únicamente debe amar a sus hijos, pues mientras más gente ame, más débil será. Además, dice la reina, Joffrey siempre ha sido difícil.
Luego, en un momento de amistad entre Cersei y Tyrion, ella confiesa que esperaba que Joffrey se pareciera más a Jaime Lannister, y se pregunta si el horror de ser humano que es su hijo será el castigo por sus pecados. Los pecados son, claramente, haber sido amante del hermano durante tantos años. Tyrion le contesta que los Targaeryen siempre se estaban casando entre hermanos, y Cersei responde que por eso los Targaeryen estaban casi todos locos. “Myrcella y Tommen son buenos niños, gente decente”, contesta Tyrion. Tan de malas que ni Myrcella ni Tommen están sentados en el Trono de Hierro.
En Qarth la cosa está grave para Danaerys. Resulta que Xarro fue el que se robó los dragones y a cambio será rey de Qarth. Ser Joreh, le ayuda a Danaerys a buscar a los dragones y se encuentra con una mujer enmascarada que le pregunta si acaso va a traicionar nuevamente a su amada. La amada, se entiende, es Danaerys. Él jura que no, y los televidentes no tenemos ni idea de qué habla, porque no sabemos cuándo traicionaron a Danerys. El hecho es que ahora ella debe huir sin sus queridos dragones porque hubo una doble traición de Xarro, que de paso mandó matar a todo el concilio de Qarth incluido el único sensato (aunque odioso) que le recordó a Danaerys que no es nadie y no tiene por qué exigir nada. Ella por supuesto sigue sin entender y sigue armando pataletas. A Danaerys le hace falta un Tyrion Lannister en la vida que le enseñe a no ser tan arrogante.
Finalmente, en el campamento de Robb Stark (quien por cierto sigue coqueteando con la chica de la Cruz Roja), vimos por primera vez desde el estreno de la temporada a Jaime Lannister. El hermano perdido de Cersei y Tyrion trata de escaparse matando a su carcelero, pero es tan de malas que lo atrapan. Todo el ejército de los Stark quiere lincharlo y matarlo, pero Catelynn Stark sabe que Jaime vale más vivo que muerto. Él le recuerda cómo fue que mató al rey loco (el papá de Danaerys), razón por la cual lo llaman “el matarreyes” (suena mejor en inglés, créanme), y ella le contesta que es un hombre sin honor. Como el incesto entre él y Cersei ya no es ningún secreto, le contesta que la única mujer con la que ha estado es su hermana, y en esa medida tiene mucho más honor que su preciado Ned Stark, que tiene un hijo bastardo. Esto es suficiente para hacerlo a uno preguntarse si será verdad que Jon Snow es hijo bastardo de Ned. La cara de loca que empieza a poner Catelynn en ese momento no tiene precio.
La última escena del capítulo es, como siempre, aterradora. Theon se dirige a los habitantes de Winterfell, que ya para estas alturas no parecen ser más de diez personas, y les muestra cómo es el castigo para no obedecerle. Detás de él hay dos pequeños cadáveres calcinados: Brandon y Rickon Stark.