“Don Draper fue un hombre que tomó riesgos, sin importar las consecuencias”, Jon Hamm

Rachel Matteson
El mundo entero conoció la capacidad actoral de Jon Hamm con su interpretación de Don Draper, un alto ejecutivo de la publicidad en los años sesenta, en la serie de televisión Mad Men. A sus 43 años, y siete temporadas después, la serie llega a su fin.
“No puedo negar que siento algo de nostalgia de tener que dejar a un personaje como Don, que significa tanto para mí”, afirma, y continúa, “pero toda historia tiene un comienzo, un nudo y un desenlace y esta necesitaba tener un final. Si no lo tuviera, no habría forma de que uno pudiera irse a la cama a dormir bien”, asegura entre risas.
Sin embargo, como era de esperarse, Hamm no quiere develar mucho de lo que pasará en los capítulos finales. “No puedo decir mucho de lo que viene. De hecho, cuando nos enviaron los libretos finales al elenco, lo hicieron sin las últimas diez páginas”, explica.
Por supuesto, lo que muchos quieren saber es si Don Draper es aquel hombre que va cayendo desde el rascacielos neoyorquino, como se puede ver al comienzo de cada episodio.
“Aunque esa figura representa algo de mí, no significa que sea simplemente Draper, se trata de una compilación de la historia de todos los personajes creados por Matthew Weiner. Él es quien, a fin de cuentas, ha creado esta historia y esa secuencia de treinta segundos envuelve muchos significados de todo lo que la audiencia ha podido ver hasta ahora”, dice.
Con el paso de los años su personaje ha ido evolucionando. ¿Cuál ha sido la mayor sorpresa que le ha dado?
La mayor sorpresa ha sido tener la oportunidad de vivir la experiencia de llevar el peso de este personaje hasta el nivel que ha llegado. No existen muchas oportunidades, aún en esta era dorada que vive la televisión, de desarrollar a un personaje por más de tres o cuatro temporadas.
Así que es hermoso darle una gran cantidad de matices a alguien como Don Draper, sin que tenga que estar haciendo lo mismo una y otra vez.
No deja de ser interesante cómo un personaje al que ha interpretado por tanto tiempo puede llegar a volverse parte de su verdadera personalidad. ¿Qué tan cómodo o incómodo ha sido en esos términos su relación con Don Draper?
Hay circunstancias en la vida que, de una u otra forma, afectan diversas fibras de la personalidad. Al fin y al cabo, un personaje es un trabajo que un actor tiene que hacer, y eso implica momentos de tensión y estrés, como en cualquier otro trabajo.
Mi rehabilitación por la adicción al alcohol se trata de un asunto de salud de carácter personal y privado. Pero por eso mismo puedo decir que la actuación puede convertirse en un camino difícil, que tiene sus propios desafíos.
¿Qué tanto ha cambiado Don Draper?
Mirando hacia atrás, muchos de los personajes éramos muy diferentes cuando todo esto comenzó. Nos dio nostalgia cuando estábamos en el set mirando fotos de la primera temporada y vimos a una chica como Kiernan, que era casi un bebé y hoy ya tiene 17 años.
Resulta una locura pensar a qué horas pasó tanto tiempo, pero hemos crecido y esta ha sido una serie que ha cambiado nuestras carreras. Hemos tenido la gran fortuna de trabajar en un programa de televisión que ha contado con una gran aceptación mundial, algo que es casi una rareza en estos días.
No obstante, una vez que hay una audiencia fuerte, es difícil que se caiga la sintonía…
Existen cientos de programas de televisión nuevos, que a cada momento salen, y así como llegan, desaparecen. Pero nosotros logramos mantener esa tracción con el tiempo. Así que hay muchos sentimientos encontrados, pero resulta maravilloso ver la luz al final del túnel.
Don Draper ha navegado bastante en las aguas de la seducción. ¿Es un modelo para seguir?
Por supuesto que no, al contrario, este es un cuento de lo que alguien no debe hacer. Don ha vivido una vida muy disfuncional y lo natural sería que pudiera encontrar su redención. Y pienso que él sigue buscando eso, sigue buscando esa verdad, esa honestidad y ese equilibrio para su vida.
Cuando hablé con Matt (Weiner, el creador de la serie) en el comienzo de las grabaciones de la séptima temporada, le hice saber que esa era mi esperanza para este personaje. Y empezamos a tener una conversación en la que filosofamos sobre cómo la vida de Don ha sido rodeada de religión y misticismos, y espero que algo de eso haya calado en la forma de cómo va a terminar la serie.
Igualmente, es interesante ver cómo su personaje y Mad Men en sí llegaron en un momento que muestra la evolución de la moda, y hasta crearon una tendencia en el buen vestir. ¿Qué tanto ha influenciado esto en su gusto por la moda?
En realidad, no ha influido mucho. Seguramente la gente ha visto fotos mías en pantaloneta y sandalias en el supermercado y se ha dado una idea de lo que puedo ser yo en un día corriente, pero no deja de ser interesante ver todo esa influencia que ha creado la serie con respecto a la moda.
La historia de Mad Men comienza a principios de los años sesenta y va a terminar en 1970. Al inicio del primer episodio de esta última temporada, puede verse a Don cuando llega al aeropuerto de Los Ángeles, y hay muchas personas usando ropa muy colorida y hippies que caminan en las calles, con lo cual se crea una mezcla interesante, pero Don sigue siendo el mismo hombre con su elegancia intacta, no cambia en el transcurso de los años, sigue siendo gris, parco y muy neutral.
Ahora parece que Don, por fin, ha empezado a buscar un verdadero sentido a su vida…
En la temporada anterior, todo comenzó a derrumbarse en su vida. Y ya tampoco tiene trabajo, que era lo que en el pasado le brindaba seguridad, así que realmente necesita consejos para poner en orden su existencia.
¿Por qué Don Draper llegó a ser lo que es?
Pienso que Don ha sido un hombre que toma riesgos, sin importar las consecuencias. Y el ejemplo perfecto es ese incidente que vivió en el pasado en Corea. Tomó la decisión de tener una nueva identidad y comenzó una relación con Anna Draper, que ha sido una de las relaciones más importantes en su vida.
Ella lo amó, no le importó que él fuera un mentiroso y descubrió su parte buena. Así que considero que la pérdida de Anna fue muy dolorosa para Don e hizo que pusiera su vida en un modo de sobrevivencia y adaptación continua.
¿Cómo se siente Jennifer Westfeldt, su compañera, de ver que su tiempo como Don Draper ha llegado a su fin?
Ella ha sido un gran pilar de apoyo en todo este camino y ya sabes, llevamos 17 años juntos, en los que ella ha sido una mujer increíble y me ha acompañado en toda esta travesía como actor.
No deja de ser un desafío tener que compartirte con un público, con la prensa y todo lo que implica esto de ser una figura pública. Por eso, obviamente, para ella es algo muy bueno que esto haya terminado porque significa que podrá verme más seguido en casa, junto a nuestra perrita, Cora, a la que voy a poder llevarla a caminar con más frecuencia. La familia, en general, va a verme con algo más de tiempo, mientras llegan otros proyectos.