Ambulante abre el telón del nuevo cine documental
Camilo Sánchez
El cine documental salta a las calles para contar la vida desde ese enfoque que las grandes productoras de Hollywood y las salas comerciales no se atreven a mostrar. Para exhibir la cara más innovadora de un lenguaje cinematográfico tradicionalmente apartado como formato menor, y que el festival mexicano Ambulante se ha encargado de revalorizar desde hace nueve ediciones. Se trata de un peregrinaje que ahora llega a Colombia tras pasar por El Salvador y varias ciudades mexicanas, muchas de ellas lugares inhóspitos, donde se juntan espectadores de barrios marginales o estudiantes con ánimo de cursar talleres de producción. Una iniciativa de los actores Gael García y Diego Luna, y que se han encargado de continuar con el apoyo de la actual directora, Elena Fortes, de 33 años. Además de la proyección de una treintena de documentales, siete de ellos colombianos, se espera propiciar el encuentro entre directores y público. El telón se abre esta noche en el Museo Nacional de Bogotá con la nominada al Oscar como mejor documental Cutie y el boxeador del director Zachary Heinzerlig, afincado en Brooklyn (NY).
Elena Fortes nos recibió en la sala Kubrick de los nuevos cines Tonalá, una de las sedes principales de Ambulante Colombia, situado en una casa de estilo inglés a pocos pasos del Parque Nacional.
¿Por qué han escogido Colombia?
Llevábamos ya un par de años queriendo llevar muestras del festival y replicar el modelo en la región Latinoamericana, entre otras razones porque compartimos la misma situación de exhibición para el cine independiente y en este caso concreto para el cine documental. Juan Camilo Cruz, co-director de Ambulante en Colombia, y a quien conocí porque llevaba una agencia de renta de películas, me propuso ver de qué manera se podía formar un equipo acá en Colombia para replicar el modelo aquí. Así es que ya llevamos un año trabajando con el equipo para que se pueda replicar cada año, y que no se quede en solo una edición. Y, bueno, el programa se conformó en parte por documentales que han estado en la última edición de Ambulante en México, que ya cumplió nueve años. También tenemos un componente de cine documental colombiano porque es importante, incluso dentro de cada lugar que recorre el festival en México, que se sienta realmente como una iniciativa integrada, no una imposición.
¿Cuál es la situación que comparte el documental latinoamericano a la que hacía referencia?
A los pocos canales de exhibición que existen para el documental. En la situación de cines comerciales en México y me imagino que es el mismo caso en Colombia, las pantallas están dominadas por las producciones estadounidenses, y no han crecido todavía las plataformas virtuales todavía al grado que en otros países. De tal forma que para nosotros parte del reto, y del espíritu de Ambulante, es el de generar el encuentro presencial entre la película, el realizador y el público para fomentar un sentido crítico. Hemos puesto un gran esfuerzo en construir un público para el documental, y empezar a romper con los prejuicios que se tienen de este género cinematográfico y extender poco a poco esta red de exhibición.
¿Cómo se financia el festival?
Prácticamente toda la programación es gratuita. Entonces es una iniciativa que depende cien por ciento de patrocinios, de fondo públicos. En el caso de México el 80% es financiamiento público del Ministerio de Cultura, y hasta cierto punto de los gobiernos estatales. Y también un componente del sector privado que apoya algunos aspectos del festival.
¿La idea de hacer documental en América Latina es una idea romántica?
Si, bueno, justamente el primer paso es construir el público, el segundo es probar que existe un público y probar que el documental merece un lugar en la cartelera comercial. Pero también uno de los fines es generar una industria, un mercado que sea reduitable para los realizadores de documental en la región. Y nosotros hemos trabajado además desde dos frentes más. Primero en la parte de la exhibición, desde hace casi 10 años. Y segundo, en la parte de producción. En México ya tenemos una iniciativa, que consiste en talleres de un año de capacitación en la producción de documental y programas de exhibición continua y también damos becas de apoyo post producción. En Colombia vamos a implementar este programa a partir del próximo año.
¿Tras su experiencia con Ambulante en El Salvador, usted cree que se puede hablar de cine documental latinoamericano, o conviene separar cada caso?
Yo creo que cada caso tiene sus particularidades. Yo no tiendo a encajonarlo todo en una corriente. Pero en términos de la situación tanto de la producción como de exhibición la situación sí es bastante similar. La gran mayoría de la películas se financian por el Gobierno de cada región. Hay muy pocos canales de exhibición, hay pocos distribuidores que compran documentales, y también poco dinero porque en general son pocos los fondos de apoyo. Yo creo que una meta a largo plazo va a ser preparar a los productores para poder incursionar con sus trabajos en el mercado internacional.
¿Del material que ha visto de los documentales colombianos qué le ha llamado la atención?
La obra de Jorge Caballero, que este año fue invitado especial en la última edición del festival en México para que hablara de cómo está conceptualizando su trabajo en distintas plataformas. Su próximo trabajo tendrá componentes transmedia. Entonces en eso se enfocó su charla. También hicimos una proyección especial de Nacer, diario de maternidad, una película sobre la deshumanización en las salas de maternidad de las salas de los hospitales públicos de Bogotá.
¿En qué consiste un proyecto transmedia?
Se trata de diversificar y concebir proyectos que, al componente cinematográfico, añaden nuevas posibilidades. Entonces, por ejemplo, utilizan una pantalla interactiva, donde el usuario pueda e intervenir en fragmentos de la historia de otra manera a través de Internet. O también todo el uso de las redes sociales para la difusión y el financiamiento del proyecto, ahora que existen estas plataformas de crowdfunding. Todas estas novedades han ayudado a la construcción de una audiencia mucho más focalizada. Incluso ahora hay ya documentales que tienen un componente de video juego.
¿Qué ejemplo de proyectos como este ha sido exitoso?
Hay proyectos que ya se concibieron directamente para Internet. Por ejemplo, los documentales interactivos, que han tenido muchísimo éxito. Hay uno por ejemplo que se llama Bear 71, un documental que sigue la vida de un oso viviendo en el bosque en Canadá, y a través de la historia del oso el espectador puede entrar en la plataforma web y tener información de la flora y fauna de la región. Entonces es una manera de involucrar al espectador de otra manera. En algunos casos esto contribuye incluso al propio contenido o a la narrativa.
¿De todas las experiencias en estos diez años, qué ha sido lo más gratificante?
Las funciones en las que capturas un público espontáneo, que no estaba planeando ver una película. Sobre todo las funciones al aire libre. En El Salvador, por ejemplo, exhibimos un documental sobre el asesinato de monseñor Romero, prácticamente en la plaza donde lo asesinaron, con la gente que había estado en ese lugar. Fue una función muy especial. También en México un año inauguramos en el centro histórico con la película de Pina, que es en 3D. 2.000 personas al aire libre con sus lentes fue una función increíble. Eso y descubrir historias, sobre todo a través de los cursos de capacitación dirigidos a las personas que no tienen acceso a las escuelas de cine.
¿En Colombia habrá funciones de este tipo?
Si, definitivamente. En el programa en la sección de imperdibles se dan esos encuentros que tienen algún detalle especial, nos interesa bastante proyectar los documentales en los sitios donde se rodaron. De hecho el pasado 1 de agosto se presentó el documental Marmato, del director estadounidense Mark Grieco. La película se proyectó en el sitio donde el realizador siguió durante seis años la historia de los vecinos de esta población amenazada por los excesos de una compañía minera.
¿Cuál es el futuro del documental?
Creo que en el mundo ha cobrado mucha fuerza, entre otras razones porque se han agotado bastante las formulas de ficción, sobre todo las de Hollywood. Las películas de ficción más exitosas están tomando en su narrativa elementos del lenguaje documental. Hoy en día encontramos muchos trabajos híbridos que combinan la ficción con el documental.