Regresan las reseñas de American Horror Story
Edna Juliana Rojas
American Horror Story, capítulos 9 y 10: el hijo de Cara sangrienta
Tiempo presente. Un hombre acude a una sicóloga cuyo aviso encontró en una revista. Él (Dylan McDemont, protagonista de la primera temporada), le confiesa a la mujer que tiene la obsesión de despellejar a las mujeres, pero que jamás lo hará con la destreza con la que lo hizo su padre, el doctor Thredson, Cara Sangrienta. Por supuesto mata a la médica y ahora va por su asistente.
Entonces volvemos al pasado, cuando la hermana María Eunice le confirma a Lana que está embarazada del dr. Thredson y está obligada a tener a su hijo.
Mientras tanto, una conspiración fraguada por la hermana, el doctor Arden y el Papá Noel asesino, lleva a acusar a la hermana Jude de matar al guardia de Briarcliff. Ella es despojada de su orden de religiosa y vuelve a ser Judy, ahora una paciente del asilo, con una reclusión de por vida. Monseñor le da la espalda; la considera una asesina.
Mientras tanto, el Monseñor cree en el arrepentimiento de ‘Papá Noel’, a quien le permite pedirle perdón a Judy: lo bautiza confiado en su aparente nueva fe, pero su nuevo feligrés lo crucifica en la capilla del Briarcliff, a donde llega la Muerte a contarle que el diablo mora en la hermana María Eunice.
Lana, mientras tanto, después de golpear y amarrar a Thredson con la ayuda de Kit, lo obliga a tomar un suero de la verdad y empieza a hacerle preguntas sobre las mujeres que ha asesinado. Así, la confesión queda grabada en unos discos que luego ella usará para revelar el secreto.
Lana intenta abortar usando un gancho de ropa y falla. En otra parte del asilo, la hermana le ayuda a escapar a Cara Sangrienta.
Por otra parte, el doctor Arden sabe que las extrañas criaturas se han llevado a Grace para experimentar con ella y sabe que vigilan de cerca a Kit. Quiere dejarlo al borde de la muerte, para que estos seres extraños se lo lleven también a estudiarlo.
Arden procede a inyectarle una sustancia a Kit en el corazón, y en el momento en el que Kit ya no tiene pulso, una luz intensa empieza a brillar tras la puerta. Cuando Arden se acerca para ver qué sucede, encuentra a Pepper, esa loca fea y deforme que pareciera saber lo que sucede en Briarcliff. Con ella está Grace, embarazada y a punto de tener un bebé.
***
El puño del doctor Thredson revive a Kit, pero el médico le oculta la llegada de Grace. Cuando intenta descifrar qué crece dentro de ella, Pepper le dice que esas criaturas se burlan de él y sus experimentos y lo llaman matasanos.
El monseñor intenta hacerle un exorcismo a la hermana María Eunice después de que lo bajan de la cruz, pero en este caso el diablo es más fuerte y lo seduce robándole su virginidad.
El dr. Thredson vuelve al asilo como el médico tratante cuyo cargo le ofreció la hermana María Eunice. Así encuentra la manera de mantener controlados a Lana y Kit.
Mientras tanto, la hermana Jude es sometida a fuertes cargas eléctricas que la dejan lela e incapaz de valerse conscientemente y, en medio de sus alucinaciones canta ‘El juego de los nombres’ con los pacientes. Sueña que el asilo es una especie de salón de baile y ella elegantemente vestida canta con ellos.
El Monseñor se da cuenta de que ha acusado injustamente a Jude y le pide ayuda, a lo que ella solo puede responder: “Mátala”, refiriéndose a María Eunice.
Así es como él le permite a la monja que se le vuelva a acercar, pero intenta hablarle a ella, a la mujer atrapada por el demonio; pero esta, con su fuerza demoniaca lo toma por el cuello. Allí sale la voz de la monja llorosa aduciendo el sufrimiento que le genera luchar contra el demonio. El padre le dice: “Entonces suéltame María Eunice”, y cuando ella le hace caso, este la arroja desde la altura, matándola.
American Horror Story, capítulo 11: aves de rapiña
“Somos buitres. Nos atrae el aroma de la carne putrefacta”, dice Lana, mientras un séquito de periodistas la persigue para hacerle fotos, cuestionar su sexualidad y hacerle preguntas sobre los horrores que debió enfrentar como una víctima de Cara sangrienta.
En este capítulo, a dos episodios del final, los hechos parecen desenmarañarse aunque no hay que confiar en que las cosas en Briarcliff se solucionen con una varita mágica.
Grace y Kit se convierten en padres y como si se tratara de una película romántica, los dos prometen estar juntos y darle una vida feliz a ese pequeño, que según dice su madre, es un ser iluminado y especial. Un beso sella la propuesta de matrimonio. Pero claro, estamos en un asilo de locos, así que dos monjas llegan tras el monseñor para llevarse al niño a un orfanato. Es el doctor Thredson, el psicópata y verdadero Cara de Sangre, quien funge como psiquiatra del asilo, quien ordena que se lleven al bebé, a cambio de que Kit le devuelva las cintas donde confiesa que es Cara de sangre.
En el capítulo anterior, Judy, la exdirectora del asilo que ahora es una más en el salón de los locos, le dijo a su superiora, la hermana Claudia, que ayudara a la periodista, pues ella la había recluido allí injustamente y era la única persona capaz de denunciar lo que sucede en el asilo.
La hermana Claudia no escatima esfuerzos y se roba el expediente de Lana, se lo entrega, le da la ropa con la que ella llegó y pone un taxi a la entrada del lugar para que la lleve donde quiera. En una maniobra que inspira angustia y nerviosismo, Lana intenta escapar pasando junto al psiquiatra, quien discute el asunto de las cintas con Kit en la escalera. Y lo logra.
Ella entonces vuelve a la luz y maquillada, peinada y vestida como antes de entrar al asilo, llega a casa del psiquiatra. Creemos que él se saldrá con la suya, que la asesinará y fue una tontería de su parte acercarse a la casa del asesino. Lana le dice que ha llevado las pruebas a la Policía y que pronto vendrán por él, todo mientras le apunta con un arma. Pero cuando creemos que el médico sacará una pistola de un cajón, ella le dispara y aduce haberlo hecho en defensa propia. Aunque intenta abortar el hijo de Cara Sangrienta acudiendo a una mujer, decide parar la cadena de muerte y tiene a su bebé. Aunque quiere darlo en adopción, el bebé no para de llorar pues es alérgico a la leche de fórmula y Lana consiente amamantarlo. Allí estará la perdición.
La historia es contada. Los periódicos la reproducen y Lana prepara un libro. Esto hace que Kit quede libre, pues ya no se le puede acusar de ser Cara de Sangre. Entonces, chantajea a monseñor, le dice que guardará silencio ante los periodistas, si le ayuda a recuperar a su hijo junto a Grace, una mujer por la que nadie preguntará pues ha sido declarada muerta y su acta de defunción reposa en los expedientes del lugar.
Minutos antes, Grace le habla a Kit de unos seres extraordinarios que la salvaron de la muerte e implantaron la vida en ella y por esa razón, su bebé creció rápido y no tardó los nueve meses que se espera. Libres, Kit y Grace llegan a casa para empezar una vida juntos, pero se encuentran con Alma, la esposa de Kit que supuestamente él había asesinado, ahora cargando a un bebé y sentada en su cama.
La hermana Jude hace un espectáculo en el salón y les dice a los enfermos que no tomen sus medicamentos, porque les cocinan el cerebro.
Cuando el monseñor intenta hablar con ella para pedirle que se calme, soberbia e irritante le dice que ahora cuando es acusada de loca, es cuando más lucidez tiene y puede ver la podredumbre y el ansia de poder que monseñor tiene. Él, ante el desafío a su autoridad la aísla; y es allí donde permanece, como una indigente en una celda de piedra, cuando Lana llega con la policía a buscarla; pero monseñor asegura que se ha suicidado con una sábana amarrada a su cuello.