La viuda de Clicquot: la gran dama de la champaña
Sandra Martínez
Un hombre quita lentamente las manos de los ojos de su mujer para mostrarle los viñedos de Verzy y le susurra al oído: “Los más hermosos de toda Champaña”. El paisaje es sublime: el sol del atardecer sobre las montañas y el viñedo cubriendo todo el territorio.
La viuda de Clicquot comienza como una delicada historia de amor entre François Clicquot, el heredero de una de las dinastías vinícolas más importantes de Francia, y Barbe-Nicole Ponsardin, una dama burguesa, pero termina como una historia de liderazgo femenino que deja al espectador más que sorprendido.
De principio a fin, Barbe-Nicole Clicquot, interpretada por la actriz estadounidense Haley Bennett (reconocida por sus papeles en Los siete magníficos y El justiciero), mantiene su carácter y perseverancia por convertir esos viñedos en algo más que perdure en el tiempo (y sí que lo logró), pese al machismo imperante en la época. Ambientada en Francia, en medio de las guerras napoleónicas de comienzos del siglo XIX, la película del director Thomas Napper da vida a la extraordinaria historia de esta mujer, conocida como la Gran Dama de la Champaña.
El largometraje, que se estrenó en el pasado Festival de Cine de Toronto, cuenta cómo Barbe-Nicole Ponsardin (1777-1866) contrajo matrimonio a los 20 años con François Clicquot, y pese a que fue un matrimonio arreglado por las respectivas familias, entre ambos surgió un profundo amor.
Barbe-Nicole se sintió cautivada por los experimentos vinícolas vanguardistas de su esposo. Sin embargo, a los 27 años quedó viuda (veuve, en francés, y de ahí el nombre de la empresa), y con una pequeña hija, Clémentine, tuvo que enfrentarse a sus competidores, e incluso al mismo gobierno, ansiosos por apoderarse de sus viñedos y por demostrar que no era capaz de dirigir un viñedo.
De una manera imperturbable, Barbe-Nicole se propuso continuar con las ideas innovadoras de François sobre la química del suelo, la configuración de las vides y las técnicas de embotellado, las cuales pueden verse en varias secuencias, en las que se resaltan la fermentación, la filtración y otros elementos del procedimiento conocido como el método champenoise.
En 1813, la viuda apostó por una cosecha para crear su singular mezcla de vino espumoso. En su bodega tenía un vino excepcional, el de la cosecha de 1811, conocido como el vino del cometa, que logró exportar a Rusia, pese a las prohibiciones que existían de comercializar con ese país. Luchó, además, contra las estaciones impredecibles, con veranos largos o inviernos inclementes; con la feroz competencia de monsieur Moët, quien quería comprar sus terrenos, y adicionalmente con el restrictivo Código Napoleónico de 1804, que prohibía a las mujeres dirigir negocios. Sin embargo, su determinación no tambaleó en ningún momento. Ella sabía que el éxito era su única opción si quería preservar el legado de su familia.
El director Thomas Napper (El último asalto) teje una historia que abarca desde 1797 hasta 1807, aproximadamente, mezclando una narrativa de emprendimiento femenino pionero con la conmovedora historia de amor cuyo legado perdura en las burbujas efervescentes de la champaña que se bebe actualmente en todo el mundo. La viuda de Clicquot es un homenaje a la resistencia y al espíritu indomable de las mujeres que, como ella, lograron superar de un modo increíble los obstáculos de su época.
Napper describe la película como un viaje que comienza con una tragedia, pero que, lejos de ser un final, marca el comienzo de una nueva dinastía. “La película detalla la vida que pasaron juntos construyendo un viñedo y aprendiendo a hacer champaña”, explica Napper. “La historia se desarrolla en dos líneas temporales paralelas, en la que una refleja la relación de la pareja y cómo evolucionó, y otra que sigue la transformación de Barbe-Nicole como una emprendedora pionera, que realmente inventa la champaña moderna tal como la conocemos hoy en día”, puntualiza.
Por su parte, Haley Bennett afirma que desde que leyó el guion se sintió profundamente conectada con su personaje. “Barbe-Nicole fue una de las primeras mujeres empresarias, no solo en Francia sino en Europa. Conocí a esta mujer al leer su historia, que está basada en la biografía del bestseller del New York Times que tiene el mismo título que la película, escrita por Tilar J. Mazzeo. Con cada página que iba leyendo me fui adentrando cada vez más en su psicología y lo que tuvo que vivir”, comentó la actriz, quien además es productora de la película.
Para Bennett, representar a este personaje fue como un acto espiritual, al igual que la fabricación de la champaña lo fue para Clicquot. “Creo que la adversidad a menudo lleva a descubrir el verdadero propósito de una persona, como sucedió con Barbe-Nicole, quien encontró su vocación ante una tragedia personal. Ella quiso proteger lo que era vital para su existencia, y, por lo tanto, crear su champaña fue su forma de liberarse”, explicó la actriz de 36 años, originaria de Fort Myers (Florida).
Según Bennett, la película capta la tenacidad y la creatividad necesarias para sobresalir en cualquier industria, en especial como mujer. “Trabajamos arduamente para que el guion fuera conciso, centrándonos en un solo lugar para mantener un bajo presupuesto. Este enfoque íntimo definió la historia y el personaje de Clicquot, e hizo que la película se sintiera para nosotros aún más afín a lo que ella tuvo que vivir en su época”.
Bennett aseguró en tono jocoso que durante el tiempo que se preparó para desempeñar este papel tuvo que beber champaña. “Todo esto lo hice con el propósito de justificar el que me tomara dos o tres copas cada vez que terminábamos una jornada de rodaje”, dijo entre risas. “Bueno, hablando en serio, definitivamente es una de mis bebidas favoritas, por su aura de celebración y glamour en ocasiones especiales. Es lo que se suele tomar para festejar un año nuevo, por ejemplo, y eso le da ya un significado muy especial”, dijo la actriz.
Bennett destacó además la genialidad de Clicquot en materia de marketing, pues fue ella quien se inventó la icónica etiqueta naranja, como un guiño al color de los edificios de San Petersburgo. “Ella contrabandeaba vino, lo cual era algo realmente audaz para una mujer en ese tiempo”, comentó la actriz. “Sus acciones, incluyendo el contrabando de vino hacia Rusia a través de las fronteras durante las guerras napoleónicas, demostraron su resiliencia y un espíritu innovador en verdad admirables”.
La película, al centrarse en el aislamiento de Clicquot y la constante amenaza a su tierra, refleja la realidad histórica de su época. “Tenía miedo de que le quitaran el viñedo”, explicó Bennett, resaltando el estado constante de incertidumbre y tensión bajo el cual vivía Clicquot.
En lo que tiene que ver con la producción de la película, Bennett reveló que para llevar a cabo el proyecto se necesitó de esfuerzo y creatividad significativos, sobre todo en la gestión del presupuesto. “Después de leer el libro supe que tenía que hacer esta película, pero fue un reto lograrlo de una manera económica”. La decisión de ambientar la película principalmente en una ubicación —el viñedo de Clicquot— fue tanto una elección logística como artística, que permitió hacer una representación íntima de la protagonista.
Napper explicó que esta limitación creó un espacio psicológico para el personaje, y añadió tensión y autenticidad a la historia. “El hecho de haberse rodado una gran parte en los viñedos reales le da un carácter único y más real a la historia que quisimos revivir, además de ayudarnos a mantener un presupuesto concreto, sin sobrecostos”, señaló.
De esa manera, La viuda de Clicquot es un drama que transforma el desamor y la tragedia en una historia de resiliencia y prosperidad que cambió la industria de la champaña para siempre. La verdadera fuerza de la película no radica en su romance ni en sus momentos de desesperación, sino en su retrato de una comerciante de vinos que con determinación, así como con curiosidad por crear un producto nuevo e innovador, logró posicionar una marca que se ha mantenido intacta a lo largo de los años y fiel a su lema: “Solo una calidad, la mejor”.