John Galliano: el regreso de un genio controversial
Adrián David Osorio Ramírez
La primera luna llena del año apareció el 25 de enero. Esa noche, una lluvia repentina surgió en París, acompañada por la neblina característica del invierno francés. Bajo el puente Alejandro III, que cruza el río Sena, la casa de moda Maison Margiela, liderada por el director creativo John Galliano, presentó su colección de alta costura 2024.
Un inmenso reflector se colaba entre la niebla para iluminar cada pieza del desfile. Las modelos lucían pieles de porcelana y realizaban movimientos dramáticamente coreografiados. El diseñador británico evidenció una vez más su fascinación por los corsets ajustados, acompañados por faldas acampanadas, siluetas poco ortodoxas, y una maestría en el detalle que plasmó con encajes y transparencias, abrigos confeccionados a partir de retazos de organza y tul, y vestidos con capas de seda y látex.
Al finalizar el desfile, el público, conmovido con la experiencia teatral —lejana de cualquier vestigio de estéticas modernas—, aplaudió con euforia y golpeó fuertemente el piso de madera con los pies. El director editorial creativo de la revista Vogue, Mark Guiducci, calificó la presentación como “el show que toda mi generación estaba esperando”. A pesar de la notable emoción de los presentes, John Galliano no apareció en escena. Esta vez, el diseñador no necesitó gestos o palabras. Su trabajo habló por él.
Dos décadas atrás, mientras fungía como director creativo de la casa de moda francesa Dior, la ausencia de Galliano al finalizar uno de sus desfiles habría sido inusual. De hecho, en ocasiones, sus palabras fueron bastante necias.
También en una noche de invierno en París, pero a principios de 2011, al diseñador lo grabaron mientras discutía con una mujer en el café La Perle. “Amo a Hitler. La gente como ustedes debería estar muerta. Sus madres, sus padres, todos deberían estar en la cámara de gas y morir. Son feas”, dijo el famoso diseñador, quien se encontraba visiblemente ebrio y bajo los efectos de las drogas.
El corto video, de menos de 20 segundos, fue suficiente para terminar con la época dorada de Galliano como director creativo en Dior. Desde entonces, su nombre y sus controversias han sido un tema incómodo en la moda. Sin embargo, la sentencia de la industria pareció terminar este año, con el show que ofreció Galliano bajo el puente Alejandro III y el estreno del documental Ascenso y caída, del director británico Kevin Macdonald.
“Voy a contarlo todo”
Juan Carlos Antonio Galliano-Guillén nació en Gibraltar en 1960. A los seis años se mudó a Londres, donde estudió diseño de moda en la escuela de artes Central Saint Martins (CSM). Para su trabajo de grado, en 1988, presentó una colección inspirada en la Revolución francesa, a la que tituló “Les Incroyables”, gracias a la cual tuvo un reconocimiento importante en la escena de la moda londinense.
El respeto y el reconocimiento crecieron con la apertura de su propia marca de moda, Galliano. Gracias a su trabajo allí obtuvo el premio a Diseñador Británico del Año en 1987, 1994 y 1995, año en el que lo nombraron diseñador jefe de la marca de moda francesa Givenchy.
Su paso por Givenchy fue breve, pues en 1996 se convirtió en el director creativo de la mítica casa Dior, como una apuesta del conglomerado de empresas de lujo LVMH. Fue entonces cuando empezó una verdadera revolución de la moda, basada principalmente en la capacidad de Galliano de convertir una pasarela en un espectáculo de fantasía inmersivo, ayudando a que la alta costura parisina pasara de ser un nicho elitista a un negocio global de miles de millones de dólares.
“En mi opinión, John no es ideológicamente antisemita. Es posible que en ese momento tuviera algo de intolerancia, basada en cosas que había escuchado, su familia y algunos medios”.
Kevin Macdonald
Aquella fantasía tuvo el respaldo de las celebridades más importantes del mundo, como Diana de Gales, quien asistió a la Gala del Met con un polémico vestido lencero de Galliano; Nicole Kidman, que llegó a los premios Óscar en 1997 con un vestido satinado de color verde oliva, y Penélope Cruz, quien lució un diseño del británico el día de su boda.
“Pocas veces conoces a diseñadores grandiosos que logran cambiar la manera en que las mujeres se visten y la forma como funciona la moda, pero apenas veías lo que hacía John, sabías que él era uno de ellos. Así que tenía que ayudarlo”, recuerda la famosa editora en jefe de la revista Vogue, Anna Wintour, en el documental de Kevin Macdonald que se estrenó el 26 de abril en la plataforma MUBI.
Además de Wintour, una larga lista de celebridades y creativos de la moda se sentó frente al lente de Macdonald para contar su versión de Galliano: Kate Moss, Naomi Campbell, Charlize Theron y Hamish Bowles, por nombrar algunos. En el caso del propio Galliano, el director británico lo visitó cinco veces en su casa de campo en Beauvais, en Francia, donde suele pasar algunas temporadas junto a su pareja, el estilista y consultor de moda Alexis Roche.
“Esta es la historia completa, contada por él mismo y por quienes mejor lo conocieron, sin dejar a un lado el momento más oscuro de su vida y el instante que destruyó su carrera. (…) John está mirando directamente a la cámara, en un primer plano, contando su historia; esa es la columna vertebral del documental. Se siente tan íntimo, que puedes ver el movimiento de sus ojos e incluso identificar cuando se siente incómodo. Así que cada persona puede hacer su propio juicio”, comenta el director, quien ganó el Óscar a mejor largometraje documental en el año 2000 por Un día en septiembre.
Con Ascenso y caída, tanto Galliano como Macdonald se aventuraron en un viaje al pasado que los llevó a revisitar lugares como el archivo de Dior, donde el diseñador se reunió con los miembros del taller que dirigió por años y al que no había regresado desde el día en que dejó la casa de moda francesa. Además, el director retrató la manera en la que Galliano se preparó para su colección de alta costura 2022 con Maison Margiela, donde trabaja como director artístico desde 2014.
Unas semanas después del show de Galliano en París y justo antes del estreno del documental en Colombia, Diners conversó, junto a otros medios, con Kevin Macdonald sobre esta historia que aborda temas como la muerte, los abusos de poder y la redención.
¿Por qué decidió iniciar el documental con el video viral de Galliano lanzando comentarios antisemitas? Así, sin más…
Porque era el elefante en la habitación, lo que todos saben sobre Galliano, pero se ponen nerviosos al hablar al respecto. Así que decidí ponerlo al principio para que la gente supiera que sí íbamos a hablar sobre eso y que la película nos llevará a entender qué fue lo que pasó.
En cierto momento consideré correrlo para más adelante, porque sentí que la gente podría pensar que esto es solo una pieza amarillista más. Pero no, este es un documental sobre un gran diseñador y por eso quería abordar ese tema desde el principio.
Generalmente, este tipo de películas documentales se hacen de manera póstuma. En este caso, ¿qué desafíos había al contar la historia de un personaje tan controvertido como John mientras aún está vivo?
He hecho películas sobre personas que están muertas y que se han portado mal. Con el documental de Whitney Houston, por ejemplo, fue mucho más difícil lograr que la gente hablara sobre las cosas negativas de su vida, ya que sienten la necesidad de proteger su memoria.
En este caso, claramente había gente que no quería hablar. Entrevisté a muchas personas que trabajaron con John y que no dijeron nada interesante por miedo a ser demasiado sinceros. El mundo de la moda se niega bastante a la verdad, porque suele centrarse en la belleza y la fantasía.
Pero, por otro lado, me sorprendió gratamente la cantidad de famosos que aceptaron dar su opinión, como Kate Moss, Naomi Campbell e incluso la misma Anna Wintour, a pesar de ser potencialmente perjudicial para ellos. Personas que ven a John como su amigo. Yo creo que si uno estuviera en problemas, le gustaría que los amigos reconocieran que hizo algo malo y que al mismo tiempo fueran leales, porque van a seguir siendo amigos.
Al analizar tan detalladamente la vida y obra de John Galliano, ¿en qué forma cree que su trabajo ha dejado un impacto en la historia de la moda y de la cultura en general?
No soy un experto en moda, así que no me siento necesariamente calificado para responder esa pregunta. Pero es importante reconocer que él comenzó con un negocio pequeño en París, donde estaban las grandes casas de moda. Bernard Arnault (presidente de LVMH) fue capaz de ver su genialidad y su capacidad de convertir la moda en algo más: una fantasía que se podría vender a millones de personas en todo el mundo. Y es que si no puedes costear algo de alta costura, puedes pagar la línea de maquillaje, unas medias o un anillo. Así obtienes un pequeño fragmento de ese sueño.
Y John creó esa fábrica de sueños con estos desfiles dramáticos, que hacían llorar y generaban escándalos, al mismo tiempo que se emborrachaba y trataba mal a la gente. Todo eso fue parte del espectáculo. Gracias a eso, en gran medida, Arnault es el hombre más rico del mundo.
La cultura de la cancelación es un tema del que se ha hablado bastante y del que es posible encontrar cientos de ejemplos… ¿De qué manera el caso de Galliano forma parte de esta discusión?
Pienso que, definitivamente, hay algo de la cultura de la cancelación que ayudó a arreglar algunos temas de la sociedad, como cuando personas poderosas o celebridades han abusado de su poder. En ese caso, ha permitido que personas desconocidas se defiendan.
Pero como muchas cosas, sabes que tiene un lado bueno y un lado malo, y ese lado malo es que tendemos a ser demasiado moralistas y a simplificar todo. Algunas situaciones a veces son muy complejas y nadie quiere ser juzgado por un video de diez segundos. Todos hemos hecho cosas de las que no estamos orgullosos, pero corremos con la suerte de no ser famosos.
Mientras hacía el documental, comencé a pensar mucho en el perdón. De hecho, hablé con el rabino Barry Marcus sobre cómo esto podría hacerle daño a su imagen, y él me dijo: “¿De qué sirve la religión si no podemos creer que la gente puede cambiar?”. Siento que eso es algo que hemos perdido en la cultura moderna, y no necesariamente tienes que creer en una religión para confiar en que las personas pueden cambiar.
Después de pasar tanto tiempo con él, ¿considera que Galliano es realmente antisemita?
Pienso que los espectadores del documental saben tanto como yo, porque está lleno de opiniones, zonas grises e incertidumbre. En mi opinión, John no es ideológicamente antisemita. Es posible que en ese momento tuviera algo de intolerancia, basada en cosas que había escuchado, su familia y algunos medios.
Hay que diferenciar entre alguien que dice algo antisemita y alguien que tiene una base ideológica hiriente. Ambos están equivocados, pero uno es peor, en orden de magnitud.
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