Vicky Neumann: una exposición entre el caos y la armonía

La artista barranquillera habló sobre su exposición 'Casi siempre se puede hacer algo', una colección de pinturas que se puede ver en la galería El Museo.
 
Vicky Neumann: una exposición entre el caos y la armonía
Foto: Cortesía galería El Museo de Bogotá
POR: 
Adrián David Osorio Ramírez

En una esquina del óleo, que por estos días reposa en la galería El Museo de Bogotá, se puede ver a un niño y una niña, con su natural inocencia, mientras disfrutan unas donas. Su madre, que a primera vista está ausente, fue alcanzada por los trazos rebeldes de Vicky Neumann. En su lugar, la artista plasmó una draga, “de las que nos atormentan en el Chocó con la minería ilegal”.

La escena, que originalmente reflejaba el “ideal del sueño americano”, se convierte entonces en una dualidad que define muy bien su exposición Casi siempre se puede hacer algo. “Son dos elementos, no necesariamente contradictorios, que dialogan. El mundo ideal junto a situaciones que nos duelen. Es una especie de ping pong sin fin”, explica.

Vicky Neumann (Barranquilla, 1963) estudió Artes Plásticas en la Escuela de Bellas Artes de su ciudad natal, y Grabado y escultura en París. Desde entonces su propuesta artística, que es atípica y no obedece a ninguna norma –deambula entre lo figurativo, lo abstracto y lo contemporáneo–, ha sido incluida en reconocidas colecciones públicas como la del Museo de Arte Latinoamericano en Long Beach y la del Museo de Arte de Delaware.

Ahora, desde París, la colombiana vuelve su mirada al último año y medio, en el que la pandemia y el estallido social en Colombia nos transformaron a todos. De hecho, su exhibición, que se podrá ver hasta el sábado 3 de septiembre de 2021, era conceptualmente distinta de lo que presenta en la actualidad.

“Ya no nos podíamos hacer los locos”

Su trabajo alrededor de la catástrofe ambiental, que plasmó en su exposición De micos y hombres en los primeros meses de 2020, marcaba también el enfoque de esta muestra. Sin embargo, la quietud del confinamiento, el adormecimiento de la vida cotidiana y lo que ella llama un silencio burgués fueron transformando su propuesta.

“En el silencio de nuestras casas se nos olvidaban las problemáticas ambientales. Por eso hay pinturas de interiores en las que de repente aparece un animal en vías de extinción caminando. Es un silencio burgués que se interrumpió con el estallido social. Ya no nos podíamos hacer los locos con lo que pasaba afuera”, sentencia.

Ella, por su parte, recurrió a obras pasadas, entre estas, una selva inmensa que se interrumpe con espacios vacíos y refleja la cruda realidad de la deforestación. Con esta misma idea de recurrir al pasado para narrar el presente, la barranquillera rescató de entre sus desechos algunos sobrantes de telas. El resultado son piezas que se desbordan de la pintura y llegan al espectro de la escultura.

Invertir el orden

“Esos desechos, como trapos con los que limpiaba pinceles o pedazos de cuadros que no han funcionado, terminan siendo un collage al que se suman bordados de animales de nuestra selva. Esto, entonces, es otro formato y una nueva solución que plantea voltearlo todo. La base es distinta, así que se invierte el orden de las cosas”, explica.

Vicky Neumann

Aquella intención de invertir el orden se convierte en una propuesta que sale del arte hacia la sociedad. “De alguna manera lo asocio con lo que pasa en el país. Nos toca creer en esta generación, es lo único que nos queda. Se ha echado al hombro la responsabilidad y lo hace con ánimo. Invertir el orden de las cosas puede solucionar algunas, aunque no todas”, añade.

Ensayo y error

En medio del caos que suponía la mortal pandemia –que aún no cesa–, la artista buscaba guardar la calma en su casa de Bogotá, donde concibió las 25 obras que componen esta muestra. Desde su método de ensayo y error, Neumann reunió fotografías que evocaban la quietud vivida por el confinamiento, para transformarlas con su característico trazo.

El historiador y crítico de arte Álvaro Medina, que desde el siglo pasado ha sido testigo de la disrupción de Vicky Neumann, lo plantea así: “Si a la pintura ‘correcta’ de Vicky la complementa un estudiado amontonamiento de brochazos ‘atrabiliarios’ que niegan a fondo esa corrección, el contraste que los dos tratamientos nos ofrecen no obedece a un capricho, sino al reflejo de una realidad. Pero si volvemos a la plástica que sustenta el dramatismo de esta obra, observaremos que estamos en presencia de una pintora que ha encontrado el lenguaje que le permite negar y afirmar, para enseguida volver a negar, lo que los temas nos van sugiriendo”.

Vicky Neumann

Su negación y afirmación se ve en obras como los retratos de un hombre y una mujer que han sido intervenidos con rostros que “no corresponden” o brochazos que nublan su identidad. “Trato de hacer las cosas bien pero termino destruyendo todo”, cuenta.

En medio de la destrucción, Neumann –quien se define como una mujer negativa por naturaleza– esboza algún tipo de esperanza. “La palabra ‘casi’ te derrumba ese sentimiento. Pero toca hacer algo. Lo que no sé es qué tanto vamos a poder hacer a la larga, pero la única manera de afrontar las cosas es con esperanza”.

En buena compañía

Casi siempre se puede hacer algo contó con la curaduría de Luis Fernando Pradilla, director de la galería El Museo. Junto a Vicky Neumann, este espacio de arte presenta las exposiciones Intérprete de la naturaleza, de Gonzalo Ariza (Bogotá, 1912-1995), y Bodegones, de Dora Franco (Medellín, 1945), que se pueden visitar de manera virtual en el sitio web de la galería.

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julio
27 / 2021