Isabel Calderón Reyes y sus 3 libros recomendados del mes
Isabel Calderón Reyes
Territorio, un libro de ensayos que forma parte de la colección Futuro en tránsito, de la Comisión de la Verdad, y dos novelas, una de la escritora argentina Selva Almada y otra de la española Sara Mesa, son los recomendados de nuestra columnista, Isabel Calderón Reyes.
Territorio
Francia Márquez, Tatiana Acevedo y Álvaro Restrepo
Comisión de la Verdad y Rey Naranjo Editores, 2020
Futuro en tránsito es una colección de libros de ensayo, imaginada por la Comisión de la Verdad. Trece títulos: en cada uno, tres miradas de tres autores, alrededor de una palabra como perdón, confianza o acuerdo.
Este es sobre el territorio. Francia Márquez articula su historia de desplazamiento forzado con un problema global: “El gran territorio, el planeta, está viviendo una profunda crisis que extingue la vida”. En su ensayo cuestiona la idea de desarrollo que el establecimiento y las élites han promovido en Colombia y que se ha convertido en un pretexto para la violencia armada y la desposesión de derechos territoriales.
Álvaro Restrepo piensa el cuerpo como metáfora del territorio y cuenta una historia, y Tatiana Acevedo hila una crónica sobre mudanzas, desplazamiento, cambios y amaneceres, en la que resuenan voces de todo el país.
Un amor
Sara Mesa
Anagrama, 2020
Ahora que han pasado 18 años desde el premio Nobel a J. M. Coetzee, esta novela de la española Sara Mesa parece una actualización de Desgracia: aquí también hay un lenguaje frío, parco, casi desértico. Y debajo del lenguaje, conflicto, tensión y poder.
Una traductora se ha instalado en una casucha en un pueblo desconocido para ella: aspira a concentrarse en un libro en el que trabaja por encargo. La gente del lugar no entiende por qué está allí, no encaja, no parece muy cómoda.
La presencia de un perro adoptado, desnutrido y díscolo, y la relación con los hombres que la merodean, cuyas intenciones nunca parecen transparentes –su casero, el vecino, un hippie que intenta ser su amigo, un alemán del que nadie sabe el nombre– nos tienen en vilo mientras leemos, siempre sintiendo (siempre sabiendo) que algo malo está a punto de suceder y que, como dice ella misma, “una vez que cae una certeza, ¿por qué no han de caer todas?”.
No es un río
Selva Almada
Literatura Random House, 2021
El Negro y Enero son dos hombres de cincuenta años que se conocen desde que eran bebés. Capaces de sacar del fondo del río una mantarraya de cien kilos, se saben fuertes y diestros. En el verano siempre van a la isla a pescar juntos; llegan en bote, duermen al aire libre o en carpas, bailan sin parejas y prenden fogatas para cocinar o para tomar mate alrededor de las llamas. Se asoman a la vida de los habitantes de la isla, que a veces parece como si vivieran en otro tiempo.
Ellos serían tres si Eusebio, su gran amigo, no hubiera muerto hace veinte años. Pero de alguna forma siguen completos, pues ahora está Tilo, el hijo de Eusebio, que les recuerda cómo eran antes.
A veces el río puede ser más oscuro que la noche: más denso, más espeso, más difícil de atravesar. Leer esta novela es hundirse; es prestarse para el experimento de Selva Almada, que parece haberse propuesto no solo escribir sobre un río, sino escribir como el mismo río: como la noche, como la mantarraya, oscura sin dejar de ser luminosa.
¿Cuál de estos libros le llama más la atención?
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