5 obras para recordar a Antonio Caro, el maestro del arte conceptual en Colombia

El artista colombiano Antonio Caro falleció a los 71 años en el Hospital San Ignacio de Bogotá. Diners lo recuerda con sus obras más polémicas y exitosas.
 
5 obras para recordar a Antonio Caro, el maestro del arte conceptual en Colombia
Foto: Antonio Caro
POR: 
Revista Diners

Antonio Caro era bogotano, nació en 1950 y empezó en el mundo del arte conceptual retratando de forma crítica los hechos y a los políticos del país. Una de sus obras más recordadas fue la del busto de sal de Carlos Lleras Restrepo, que se debía diluir en agua para representar su popularidad en el país. Sin embargo, Caro usó tanta agua que terminó enlodando toda la galería.

 

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El artista encontró en el arte una forma de comunicación en la que quería expresar su visión sobre los temas sociales y políticas de Colombia. Le bastó un paso fugaz por la facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia para encontrar su futuro en el arte. Aunque no terminó la carrera se conoció con su principal referente: el maestro Bernardo Salcedo, considerado el padre del arte conceptual de Colombia.

Con cartulinas, sal y materiales poco usados en el arte

 

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Los años 70 fueron la evolución y culminación de las obras más importantes de Caro en las que se centró en utilizar materiales de la vida cotidiana, como Sal (1971), presentado en la Primera Bienal Americana de Artes Gráficas celebrada en Cali, y que recibió todo el peso de la crítica al carecer de todas las formas tradicionales del arte.

Incluso, en 1973, cuando fue rechazado para exponer en el Salón Nacional de Artistas con su obra Defienda su talento, escrito en letras mayúsculas, llamó a un grupo de periodistas, a quienes invitó para presentar un performance. Cuando su audiencia ya estaba lista entró al lugar y cacheteó al crítico Germán Rubiano por haber rechazado su obra. Más tarde la galería Belarca reivindicó su trabajo con una exposición individual.

El bogotano rápidamente se convirtió en noticia de primera plana con intervenciones que el curador Alejandro Martín definió para Revista Diners como el arte de la repetición. “Él logra adaptar su obra de acuerdo al momento que vive el país. Hace que su mensaje funcione de diferentes maneras y cada vez que sale en la prensa él se apropia de ese texto y lo documenta”.

Colombia, en tipografía de Coca-Cola

Esta obra, tal vez, la más famosa a nivel mundial que catapultó la carrera de Caro, como él mismo lo confesó en diferentes entrevistas a la prensa, se reveló en la exposición Lápiz y Papel bajo la curaduría de Jonier Marín en 1976. Posteriormente Caro la recreó en el XXVI Salón Nacional de Artistas hecha en metal para replicar con exactitud los carteles publicitarios de Colombia.

“Cuando realizó la primera versión, hacía referencia al carácter cultural subalterno de una Colombia que miraba a la vez con recelo y fascinación al país del norte y su sistema económico. Una década más tarde, Colombia hace referencia directa al problema del narcotráfico, un nuevo orden económico en el cual el país es el principal productor y los Estados Unidos el principal consumidor de cocaína en el mundo”, escribió Roca en la introducción del libro de arte contemporáneo de Seguros Bolívar (2015), haciendo referencia a cómo la obra se adapta al tiempo y al contexto en el que se presenta.

El secreto de la obra de Antonio Caro

El bogotano exploró un concepto que se adelantó a toda una generación de artistas en el país y fue el de hacer obras fragmentadas atemporales que hablaban entre sí. En palabras del curador Alejandro Marín, el discurso de Caro está diseñado para llamar la atención. “Sería maravilloso que la gente se tomara el tiempo y perdiera las prevenciones y, simplemente, tratara de disfrutar lo que ve, no siempre tratando de buscar un significado o una explicación, porque ya está implícita en la obra”, comentó el curador a Revista Diners.

Legado de Antonio Caro

 

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Su forma de ver el mundo e interpretar la crítica hacia los políticos y el gobierno de turno de Colombia lo llevó a ganar diferentes distinciones entre las que se encuentra la medalla del XXXI Salón Nacional de Artistas en Medellín; dos becas de Creación de Colcultura (1987, 1992); la beca Guggenheim de 1998; la beca para Residencias Artísticas de Colombia- México en 1998 y las diferentes exposiciones a lo largo de su vida en el Tate Modern de Londres; Queens Museum de Nueva York; Museo de Arte Moderno de Bogotá; Museo La Tertulia de Cali, entre otros.

A continuación vea las obras más destacadas de Antonio Caro:

Aquínocabeelarte (1972)

Antonio Caro

Las letras mayúsculas negras pintadas en cartulina están acompañadas debajo de cada una con el nombre de las personas que fueron asesinadas durante las manifestaciones contra el gobierno de Misael Pastrana durante los años 70.


Todo está muy caro (1978)

Todo está muy caro

El estampado a partir de una matriz de madera con acuarela revela uno de los símbolos más recordados por los colombianos que dejó el maestro Caro. Haciendo uso de su apellido hace referencia a una de las realidades económicas y sociales del país que no pasan de moda.


Maíz (1981)

Maiz

Esta impresión realizada originalmente en el taller de Arte Dos Gráfico, donde Caro trabajó como publicista, se convirtió en un símbolo al que el artista colombiano llamó “mamarracho” que luego se convirtió en el mensaje que alude al máximo logro americano.


Proyecto quinientos (1990)

Proyecto 500

Achiote y acrílico sobre papel mate fijado por aceite revela el número 500 pintado en rojo. Esta fue la contra representación de la celebración del quinto centenario del descubrimiento de América.


Homenaje a Manuel Quintín Lame (1992)

Quintín Lame

Caro estaba al tanto de la situación con los indígenas del país. Por tal razón inmortalizó el nombre de uno de sus máximos (y desconocidos) representantes que defendió los derechos humanos de las comunidades del país y que consiguió las paces entre los Pijaos y Paeces. La firma de Quintín Lame está escrita en grafía indígena y occidental.


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marzo
29 / 2021