“Dieta de noticias”, 10 razones para dejar de ver noticias según Rolf Dobelli
Sandra Martínez
“Confieso que soy un adicto a las noticias. No sé cómo pasó, pero sucedió. Consumo información todo el tiempo. Tengo notificaciones de los principales medios en el computador y en el celular para no perderme nada. Reviso de manera constante las redes sociales para ver qué hay de nuevo en el mundo. Recibo mensajes de texto con avances informativos de último minuto. Escucho la radio sagradamente todas las mañanas, desde muy temprano. Veo las noticias de las 7 y las 9 de la noche, y si alcanzo, las del mediodía. Estoy suscrito a un periódico y a una revista impresa. No he contado las horas diarias que le dedico a esto. Pero reconozco que estoy cansado física y mentalmente. Con la pandemia, la situación empeoró, porque me obsesioné con el COVID-19 y con las medidas que tomaban otros países. Creo que, de verdad, necesito un respiro”.
Este es el testimonio de Daniel,* un hombre joven que, como muchos, ha sucumbido a la avalancha informativa en la que vivimos y que no se detiene con noticias falsas o detalles de la vida de influencers que realmente nada aportan.
Pues bien, el suizo Rolf Dobelli, exitoso empresario que decidió dedicarse a la filosofía, también era un adicto a las noticias y las dejó por completo hace ya más de una década. Gracias a todos los beneficios que cree que esto genera escribió el libro Stop reading news, que acaba de publicarse en Colombia con el nombre Dieta de noticias.
Dobelli, autor de best sellers como El arte de pensar y cofundador de Get Abstract, conversó por Zoom en exclusiva con Diners.
Cumple once años de vivir sin noticias. ¿Qué ha sido lo más difícil después de tomar una decisión tan radical?
Lo más difícil, sin duda, fue comenzar, porque sientes como si te fueras a perder de algo verdaderamente importante. Piensas que algo peligroso, grande, está justo por pasar en la esquina y te lo vas a perder. Hasta que logras entender que nunca hay nada realmente grande que vaya a suceder. Las cosas trascendentales están en tu vida personal y en los negocios –no incluyo a los periodistas, obviamente, porque ustedes tienen que saber qué está pasando–, pero las demás personas tienen un trabajo, una vida, un hobbie, y ahí transcurre la vida, no en Siberia donde se estrelló un avión o en otro lugar donde dos presidentes se reúnen para darse la mano. Pero ese es el miedo al principio. Los primeros treinta días son los más duros. Luego, ya te sientes bien y entiendes que nada dramático va a pasarte.
Vivimos en una época compleja por la pandemia. ¿Cómo ha sobrevivido sin estar informado en medio de esta coyuntura?, ¿se ha sentido tranquilo sin saber qué pasa?
Es una gran pregunta, porque escribí el libro antes de la pandemia. La manera como me mantengo informado es a través de la página oficial de mi país, que especifica lo que puedes o no hacer y cuántos casos hay. Creo que todos los países tienen un sitio web como este. Y solo veo eso. Sigo las reglas, pero no me voy a involucrar con el hecho de si lo que están haciendo los políticos está bien o mal, cada uno tiene una opinión al respecto, y ya no estoy más en ese negocio, porque no estoy mejor informado que los expertos.
Al menos sé que el gobierno suizo cuenta con gente preparada que sabe mucho más que yo del tema. Warren Buffett tiene una pila de cosas en su escritorio que dice “Demasiado difíciles”. Y el COVID-19 para mí está en esa pila, así que no desperdicio mi tiempo buscando más opiniones. Y no necesito las noticias para eso.
Tiempo, atención y creatividad son algunas de las cosas que, según usted, nos roban las noticias. ¿Cómo ha visto su creatividad mejorar en esta década?
Bueno, primero que todo, si tienes más tiempo, puedes ser más creativo. Así que si ahorras noventa minutos al día, que es lo que en promedio gastamos viendo las noticias, tendrás más tiempo… claro, esto era antes del coronavirus, ahora debe ser mucho más, pueden ser hasta dos horas diarias de noticias, lo que serían catorce horas semanales. ¡Eso es una locura total!
Si tienes más tiempo, tienes una mente más clara. Yo no trabajo en algo creativo específicamente, pero sí me puedo dar cuenta que puedo pensar de manera más profunda sobre las cosas que me interesan, porque mi atención no la están tomando todos esos flashes informativos. No te puedo decir que en estos años he pintado cuadros geniales. Y antes escribía novelas de ficción, pero ya no lo hago. Mi esposa es novelista y es mucho mejor que yo, así que renuncié (risas).
En términos de salud, usted habla de que las noticias son tan malas como el azúcar y pueden generar estrés crónico. Pero su afirmación me parece un poco exagerada…
Hay estudios, pocos, que han visto la relación entre las noticias y el estrés crónico. Pero para mí resulta obvio que las noticias te generen ansiedad, te pongan nervioso, inquieto, agitado. Así que puede no ser un estrés crónico en el sentido clínico, pero sí generan reacciones físicas en tu cuerpo. Produces adrenalina y otras hormonas, como el cortisol, que debilitan el sistema inmunológico e inhiben las hormonas del crecimiento. Y eso no es bueno. Envejeces más rápido. No hay una prueba en la ciencia aún, pero sí puntos para conectar.
Los algoritmos de las redes sociales han contribuido a la información falsa y a fortalecer las ideologías extremistas, haciendo creer que tienen una aceptación masiva. ¿Se nos salió de las manos esto?, ¿deberíamos abandonar las redes?
Las redes sociales traen más sesgo de confirmación que las noticias en sí mismas. Pero ahora están mezcladas, porque en tus redes obtienes noticias acordes con tu perfil. Y no sé qué hacer respecto de las redes sociales, no las uso, me mantengo alejado y estoy feliz con eso. Las personas que las han abandonado me han dicho también que se sienten contentas. No sé si prohibirlas sea la respuesta, porque tienen elementos positivos. Pero, de nuevo, está en la pila de las cosas muy difíciles, así que me alegro de no ser un político. Yo, por lo pronto, no voy a estar allí.
Foto: Cortesía Lucas Senoner
También habla de la falsa empatía que crean las noticias. Pero pienso en los movimientos sociales que se han creado a raíz de estas noticias, que comenzaron como algo pequeño y se consolidaron como algo importante, como el Me too o el Black Lives Matter. Si alguien dejara de leer noticias, quizás se perdería de este tipo de acontecimientos que ayudan a cambiar el mundo y a despertar conciencias…
En el pasado, hace doscientos años, esto sucedía a través de los libros, porque no existían las noticias. Así que, de cierta manera, puede que no estés consciente de ciertos movimientos que estén ocurriendo, pero créeme que si es algo importante vas a escuchar a alguien hablar de eso. Y siempre puedes googlear y mirar de qué se trata.
Y sí, de alguna manera las noticias ayudan a estos movimientos sociales, pero es tanta la cantidad de noticias que tienes que ver para encontrar esto, que consumir tanta basura no lo hace algo valioso. Hay ciertos artículos en los medios que están bien, especialmente en una revista o en una publicación semanal, pero las cosas que a diario se publican en línea son basura y no la necesitas.
Si me hablas, por ejemplo, de Me Too o Black Lives Matter puedes leer un artículo largo, un libro o ver un documental, quizás pueda salir seis meses más tarde, pero está bien, no necesitas tenerlo de inmediato.
¿Qué les diría a las nuevas generaciones que han crecido en medio de esta avalancha informativa y que no saben cómo era vivir sin tantas intromisiones?
Por eso escribí este libro. Y creo que es la misma historia con el azúcar o con el cigarrillo. Durante casi dos generaciones no había ninguna pista sobre los efectos que fumar tenía en el cuerpo.
Muchos lo disfrutaban, hasta era parte de su estilo de vida. Y en cuanto el azúcar, era un ingrediente mucho más barato, todo comenzó a ser azucarado y después de la Segunda Guerra Mundial la gente lo comía como loca. Solo mucho después se dio cuenta de que quizás era algo no tan bueno para su salud.
Así que en la medida en que la gente pueda darse cuenta de que no es bueno, cambiará. No todo el mundo lo hará, no todo la gente ha dejado de fumar ni de comer azúcar. Pero quiero darles argumentos a las personas que sienten que esta avalancha de noticias está mal y que es razonable detenerse o al menos intentar salirse.
Y, bueno, siempre vas a poder volver. Los medios de comunicación tendrán los brazos abiertos y podrás consumir noticias de nuevo en un segundo. Pero por qué no probar durante un par de meses y ver lo que te pasa. No te cuesta dinero y te da muchos beneficios.
Es importante aclarar que usted cree en dos tipos de periodismo: el investigativo y el explicativo. Ambos son costosos y muy pocas corporaciones quieren invertir en estos modelos. Sin embargo, usted asegura que está en manos de los consumidores generar el cambio. Pero muchos medios tradicionales están optando por hacer ese otro periodismo sensacionalista y su audiencia crece exponencialmente. Es como un círculo difícil de escapar…
Tengo muchos amigos periodistas atrapados en eso. Tienen que crear más historias, ver lo que está en línea, cambiar el titular de la historia para ver si genera más clics, y si las cifras van hacia arriba, añadir más historias de la misma esencia… El coronavirus fue perfecto porque cualquier noticia volaba y generaba clics, links y comentarios. Pero es una locura.
Si eres un periodista de noticias diarias, sal de ahí, por favor. Y si hay una manera, escribe en una revista semanal o mensual, en formatos largos. A veces creo que el periodismo es uno de esos trabajos que uno debería ejercer cuando tenga otros ingresos y no dependa solo de eso, para así escribir historias largas y publicarlas en una revista, en un sitio web o en un libro. De lo contrario, caerá en esa trampa.
¿Y como sociedad?
Como sociedad deberíamos crear un modelo de negocios que permitiera fortalecer el periodismo de investigación y el explicativo. Hay que mantenerse alejado de los fondos del gobierno para que puedan ser independientes y buscar fundaciones que patrocinen estas investigaciones, porque son muy costosas.
Otro de los fenómenos que vemos con preocupación son las noticias falsas. Desde su mirada, ¿cómo lo ve?
Este es otro problema gravísimo. Y no creo que se pueda detener. Dentro de poco, los robots con algoritmos crearán historias falsas para cada target y será más difícil distinguir qué es verdad y qué es falso. Así que si dejas de ver las noticias en vivo, quitas ese peligro en tu vida, porque es mucho más complejo crear libros falsos que una noticia. Automáticamente construyes un filtro y tendrás más argumentos para saber qué es real.
¿Cuál es su próximo proyecto?
Estoy muy ocupado en construir el proyecto World.Minds, una comunidad de científicos, pensadores y artistas. Es una red muy valiosa que nos da acceso a los expertos. Ojalá se pueda convertir en algo grande. Así que nos reunimos en Zoom, aprendemos el uno del otro y escuchamos ideas frescas, nuevas y no tan difundidas. Ahí comprendes que no se necesitan las noticias para entender el mundo. Es una comunidad fantástica.
* Nombre cambiado a petición de la fuente.
10 razones para dejar de ver noticias
1. Son irrelevantes para lo que realmente importa en su vida.
2. Evalúan mal los riesgos.
3. Limitan la comprensión, porque son como burbujas de jabón que estallan en la superficie de un mundo complejo.
4. Refuerzan el sesgo de confirmación, y así se convierten en agentes indirectos de las ideologías.
5. Mantienen el volcán de la opinión pública en ebullición, y pensar que hay que formarse una opinión sobre todo constituye un grave error.
6. Inhiben la reflexión porque están diseñadas para distraer.
7. Crean la fama falsa, porque rompen el vínculo entre la fama y los logros de una persona.
8. Nos vuelven pasivos, porque caemos en un agujero psicológico que se llama impotencia adquirida, ya que no tiene influencia real en la mayoría de los acontecimientos.
9. Matan la creatividad, porque no abren la perspectiva, por el contrario, casi siempre dicen lo mismo.
10. Generan una falsa empatía. La verdadera empatía significa acción. Si quiere ayudar realmente, done dinero, no su atención.
Este artículo fue publicado originalmente en marzo de 2021
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