Los 5 libros favoritos de Alejandro Gaviria
Alejandro Gaviria
Otro fin del mundo es posible se titula la más reciente novela del ingeniero civil, economista y actual rector de la Universidad de los Andes. A Diners le contó cuáles son sus cinco libros imprescindibles.
Papiros amorosos
Eugenio Montejo
Montejo nos llama la atención, de manera insistente, sobre la necesidad de que “en cada minuto nos asombre ese frágil milagro de estar vivos”. Otro poeta, el también venezolano Rafael Cadenas, dijo de la poesía de Montejo que es esa última religión que les va quedando a los hombres. Nada más y nada menos.
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El libro de la arena
Jorge Luis Borges
Su último gran libro de cuentos. Contiene su cuento más largo, El Congreso, una reflexión sobre el escepticismo y la resignación liberadora de muchas empresas humanas. Contiene también su cuento de amor más explícito, Ulrica, y muchas historias maravillosas. “La congoja ya inútil de no haber sido más buenos”, dice uno de los personajes, arrepentido de haberle faltado a un pariente ya muerto. Siempre recuerdo esa frase.
1984
George Orwell
Los seres humanos tendemos a olvidarnos de la libertad, caemos muy fácil en una suerte de servidumbre voluntaria. En este momento, cuando parecemos estar entrando en una de esas épocas de locura que sufre la humanidad, este libro nos recuerda los horrores –existenciales– de la opresión, y nos llama la atención sobre una identidad inobjetable: humanidad = libertad.
La isla
Aldous Huxley
Desde hace dos años comencé a leer frenéticamente a Huxley. Esta novela cuenta la historia de Will Farnaby, periodista que termina en una isla llamada Pala. Y fue con esta lectura y la de Un mundo feliz que empecé a conectar las ideas de este filósofo inglés con las problemáticas actuales, como la crisis ambiental y las trampas del nacionalismo.
Los días azules
Fernando Vallejo
Una novela que, como ninguna otra, me conecta con el tiempo ido. La escena de la caída de un globo al final de los cielos azules de diciembre en la Medellín de otro tiempo. La releo con frecuencia. Me confirma ese axioma vallejiano de que la felicidad solo existe en la nostalgia.