10 cuentos de Hans Christian Andersen ilustrados por nórdicos y latinoamericanos
Revista Diners
El nombre del autor Hans Christian Andersen resuena profundamente en nuestra memoria, no solo porque así se llama el premio más importante en literatura infantil, sino también por los míticos personajes que creó en cada una de sus historias. Desde la sirenita hasta el soldadito de plomo (que en realidad es de estaño), pasando por el patito feo y Pulgarcita, todos hemos leído, escuchado o visto, alguno de estos personajes.
La sirenita
Panamericana Editorial acaba de lanzar esta edición de lujo del escritor danés que vale la pena leer detenidamente, no solo para conocer las versiones originales de estos cuentos -en varios casos muy distintas a las que conocemos- sino también para disfrutar del estilo particular que cada uno de los ilustradores le imprimió a las historias.
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El prólogo, escrito por Andrés Hoyos, cuenta que Andersen nació en la pequeña ciudad de Odense y tuvo una vida complicada: hijo único, perdió su padre a los 11 años, y su madre fue una lavandera de pocas letras. Ya más grande, era poco atractivo y jamás tuvo hijos, aunque se enamoró de mujeres que resultaban inalcanzables.
Al comienzo de su carrera como escritor le interesaban más otros géneros, escribió poesía, obras de teatro y una novela; sin embargo, sus cuentos infantiles fueron los que lo llevaron a la fama y a ser mundialmente reconocido. Según Hoyos, sus héroes se parecen a él, pues sufren y son obstinados. El mismo Andersen explicó que El patito feo era un claro reflejo de su vida.
El patito feo / Carlos Manuel Díaz Consuela
Cuentos sin un final feliz
Más allá de eso también es interesante ver cómo muchos de sus cuentos no tienen un final feliz, como el de La Sirenita, quien toma la decisión de arrojarse a las olas del mar y convertirse en una hija del aire, y no termina feliz con el príncipe, como en la versión cinematográfica de Disney; otras historias además, reviven las injusticias sociales de la Europa del siglo XIX, como en La niña de los fósforos, donde una pequeña infante muere de frío en la calle; y otros, como en El traje del emperador, abordan las mentiras que se tejen gracias al poder de una persona en contraposición a la verdad que siempre están dispuestos a decir los niños.
Este libro, que contó con la traducción de Brigitte Bonning, es la primera edición especial en gran formato que publica Panamericana. Vale destacar que por Colombia están Helena Melo, quien ilustró La pastora y el deshollinador en acuarela líquida y lápices de grafito sobre papel; José Sanabria, con Cinco en una vaina de arvejas y la portada del libro en acuarela en seco, sobre papel cien por ciento algodón; y Carlos Manuel Díaz Consuela, con El patito feo, en dibujo digital.
La pastora y el deshollinador / Helena Melo
También hay ilustradores de Ecuador, México, Brasil, Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia.