La historia desconocida de Mario Vargas Llosa
Revista Diners
¿Qué son 88 años para Mario Vargas Llosa? El nobel peruano que se dio el lujo de darle un puño a Gabriel García Márquez y mostrarle al mundo su forma de ver la vida. En Diners, intentaremos darle respuesta a esta incógnita a través de un repaso por los libros más importantes de escritor, que hoy está más vivo que nunca pese a los rumores sobre su estado de salud.
Mario Vargas Llosa y su primera novela
Si el peruano cumple 88 años y aún es capaz de lanzar sus comentarios agudos sobre la vida cotidiana, imagínese de lo que es capaz su primera novela de apenas 61 años: La ciudad y los perros de 1963.
Con este libro se llevó el premio Biblioteca Breve, que enaltece la aparición de una obra que no sólo por su crudo retrato de la sociedad peruana de la época, sino por su profunda innovación de la técnica narrativa de la novela latinoamericana.
Justamente esta novela de Vargas Llosa abrió el camino para los autores del boom y puso a nuestras letras en el mapa de la literatura universal. De hecho, sus fuertes ideas políticas y su reflexión constante sobre la literatura como una forma de testimonio de la realidad, puso de manifiesto en su primera novela las desigualdades e incoherencias de la sociedad limeña de su juventud, a la vez que su profunda aversión hacia el totalitarismo y la brutalidad antidemocrática.
Un relato del Perú que nadie quería conocer
El escritor utiliza su novela para poner al frente a los estudiantes imaginados del Colegio Militar Leoncio Prado —al que en efecto asistió el escritor apenas dos años de su adolescencia. Lo suficiente para que el autor lo pusiera en sus historias, que no siguen una estructura cronológica del tiempo, sino que se convierte en un crudo relato sobre los efectos de la disciplina, la represión, la violencia, el erotismo y la corrupción, en la vida de los personajes.
Vargas Llosa también plasma en su escritura un mar de misterios. De hecho, La ciudad y los perros es una ópera prima que se escapa del propio autor porque no sigue las formas convencionales de relatar, sino que estaba enfocada en satisfacer a un nuevo lector, tal vez a este que está leyendo esto en pleno 2024.
Un tipo ácido de principio a fin
Mario Vargas Llosa no le interesó acomodarse en una sociedad aristócrata, sino reflexionar sobre la misma, como lo hizo en su momento con su novela Cartas a un joven novelista de 1997 en la que asegura:
“La intranquilidad frente al mundo real que la buena literatura alienta puede en circunstancias determinadas, traducirse también en una actitud de rebeldía frente a la autoridad, las instituciones o las creencias establecidas”, relata el autor.
Y es que el ganador del premio Rómulo Gallegos de 1967 catalogó a la literatura de fuego, por la polémica que puede provocar, sobre todo aquella que despierta la libertad estética.
La historia personal de Vargas Llosa
La separación de los padres de Vargas Llosa causó algo en lo profundo de su corazón. Tal vez un conflicto que hasta hoy está sin resolver, sobre todo con la conflictiva relación que tuvo con su padre; los inverosímiles trabajos que tuvo paralelamente a sus estudios -como revisar los nombres de las tumbas en un tiempo- y hasta las penumbras que tuvo que vivir en Europa cuando estudió en el viejo continente.
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También hay que recordar sus disputas con García Márquez y el prominente rol que desempeñó en Perú como un literato de talla mundial. Sin embargo, lo más importante es que su voz como autor y como figura pública da cuenta de una valiosa y necesaria reflexión sobre los problemas de la cultura latinoamericana de los cuales su obra se ha nutrido y ante los que se enfrenta.
Por tales razones, resulta tan pertinente que la celebración de su cumpleaños sea motivo para recordar aquella discusión que alguna vez puso sobre la mesa con su ensayo: La civilización del espectáculo.
Qué podemos aprender de Vargas Llosa en nuestros tiempos
Resulta difícil imaginar qué puede pensar la generación próxima sobre los relatos del peruano y si simplemente pasará por sus ojos como un río, o que se convertirá en un punto de quiebre para seguir incomodando y haciendo reflexionar.
En el caso de La civilización del espectáculo, Varga Llosa advierte sobre la generalización de la banalidad y la predominancia del entretenimiento sobre la cultura -como sucede con las redes sociales-.
En cuanto a la literatura, el autor la señala como el motor principal de la creación ya no es la innovación estética, ni proponer una interpretación de la realidad y la edificación de una visión alternativa de la misma, sino el ánimo de divertir y entretener al lector, lo que pone al personaje de farándula por encima de los ya casi extintos intelectuales. ¿Sucederá lo mismo en nuestros tiempos?
Tocará conversar con nuestros lectores y su punto de vista sobre Mario Vargas Llosa, uno de los escritores vivos más importantes de la literatura latinoamericana.