La Fábrica de la producción de arte en serio
Al conocer a Efraín Bernal me sorprende su tranquilidad. Imagino que dirigir La Fábrica en Madrid, España (escogida como la mejor galería de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo, ARCO, en 2011), es un oficio frenético, pero este paisa, graduado en ciencias de la información y periodismo que habla con un acento bastante neutro, es un perfecto ejemplo de calma.
Bernal está en Bogotá acompañando a Óscar Muñoz, el único colombiano que hace parte del grupo de artistas de la galería, en su retrospectiva Protografías que se exhibe en el Museo de Arte del Banco de la República. La Fábrica ha escogido a Muñoz como artista destacado dentro de su grupo de creadores de primera línea y con él participarán de nuevo en ARCO, que se llevará a cabo en Madrid del 15 al 19 de febrero.
Antes de sentarme a conversar con Efraín, recuerdo con quién estoy hablando. Sé que este hombre tuvo su primera experiencia con el arte a principios de los años noventa en una revista cultural y que desde entonces se enamoró del tema, a tal punto que realizó un doctorado en Historia del Arte, viajó a España sin un trabajo concreto y desde hace doce años entabló por fin una relación directa con el arte, primero en una casa de subastas y luego en la galería de Soledad Lorenzo antes de llegar a ARCO. Mientras hago memoria, él me ofrece el catálogo de la exposición de Francesca Woodman en el Museo de Arte Moderno de San Francisco, una fotógrafa y videoartista originaria de Denver que se suicidó a los 22 años en Nueva York. Su trabajo, fuerte y conmovedor, es una introducción muy apropiada al catálogo de artistas de La Fábrica.
No sé si Bernal lo haya hecho a propósito o no, pero cuando inicio la entrevista, tras media hora de observar la obra de Woodman, me siento muy diferente. Más adelante me contará que cree en la capacidad de cierto tipo de arte de “conmoverte y llenarte”. Hacerme entrar en contacto con la obra de uno de los artistas que maneja su galería es una forma directa y efectiva de hacerme entrar en su mundo.
Un mundo en el que está rodeado de superestrellas del arte: Eija-LiisaAthila, Paul Graham, Marina Abramovic y Diane Arbus hacen parte del grupo de creadores de su galería. Todos ellos de fama mundial, y unidos conceptualmente por líneas temáticas fuertes, que buscan sacudir al espectador. Los artistas de La Fábrica no son para los amantes del arte dulce y decorativo.
La pasión de Bernal por el arte nace con el cine. Durante sus años universitarios no se perdía ni una función de los cineclubes que por esa época presentaban cine arte de origen europeo. Desde entonces se enamoró de la fuerza expresiva de la imagen en movimiento y eso ha determinado una de las líneas de selección de La Fábrica: todos sus artistas trabajan el video o la fotografía y la mayoría de ellos como medio principal. En su opinión, no hay otra manifestación del arte que pueda producir una vivencia tan realista como ver un fragmento de video: “Hay instantes en que uno ve un determinado momento de una secuencia y eso refleja lo que has vivido y te permite entender cosas de tu historia”.
El otro gran criterio de selección en la galería lo constituye el tema. Eso ha hecho que La Fábrica sea premiada y considerada un proyecto serio. Bernal es riguroso en el tipo de programa que desarrolla y las temáticas que manejan sus artistas no son fáciles: “Yo estoy muy cercano a todas las problemáticas sociales y existenciales. Ese es el arte que más me interesa. No expongo obras decorativas ni un tipo de arte que sea amable para estar con él, ni para convivir con él”.
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Le pregunto si esa línea temática fuerte no dificulta el éxito comercial. “Claro”, me responde. “Tienes que encontrar un tipo de coleccionista muy especial para que quiera convivir con un tipo de obra que tenga una temática más fuerte porque en realidad todo el mundo quiere convivir con cosas que sean amables”. Piensa por un segundo, se ríe y remata la frase diciendo “y yo no discuto eso”.
Me explica que su galería trabaja con ciertos artistas muy exitosos en el ámbito mundial, él los llama galácticos, como para explicar la enormidad de sus talentos, y que eso permite crear un equilibrio con el cual garantiza la viabilidad comercial y al mismo tiempo la coherencia del proyecto de la galería. Pone como ejemplo a Marina Abramovic, que hoy en día es fácilmente la artista de performance más importante del mundo. Su obra en video, aunque fuerte en temática, tiene una enorme demanda y eso le ha permitido a La Fábrica trabajar con artistas con menos visibilidad como la iraní Shirin Neshat, con quien Bernal sabe de antemano que la parte comercial no va a ser su fuerte.
La temática de la obra es, para él, lo más importante, y ni el éxito comercial, ni el género ni el territorio entran en consideración: “De hecho, es una coincidencia que ahora esté trabajando con Óscar Muñoz, pero en realidad yo no trabajo con él por el hecho de ser colombiano. Simplemente la obra, su tipo de obra, y el mundo del que se ocupa a mí me interesa”. Luego de la temática está la calidad de la obra. Para él, haber exhibido a Muñoz al lado de una gigante como Abramovic en París, y ver cómo las dos obras convivían perfectamente lado a lado, es una validación de su labor como galerista.
Sabe que las décadas en el mundo del arte han afinado su ojo, que su visión cada vez es más universal y su gusto cada vez más reducido. La línea que separaba su vida personal de su vida laboral ha desaparecido. Está rodeado de varios de los artistas contemporáneos más importantes y con ellos ha establecido relaciones profundas: “Yo trabajo con dieciocho artistas y es como si tuviera dieciocho parejas”, vínculos que lo nutren, que lo han transformado profundamente y que en sus palabras lo han hecho “más discreto y más humano”.
¿Cómo explicar que un periodista antioqueño haya permitido que el arte se apodere de su vida hasta el punto de convertirlo en el director de una de las galerías más prestigiosas del mundo? La única explicación es una pasión profunda y vital. Tal vez por eso, al preguntarle por esa relación existencial que subsiste entre algunos galeristas y el arte, lo primero que viene a la mente de Bernal es una famosa cita de Jean Cocteau que podría explicar su determinación por mantener una línea de temáticas fuertes y obras de calidad: “Sólo el arte nos salvará”.