“Seguiré usando la comida para crear arte”: Luis Carlos Cifuentes

Óscar Mena
No lo llamen artista plástico. Dirá que mejor le digan autodidacta y que para ser artista no es necesario tomar unas clases en la universidad. Tampoco es pintor, ni solo un escultor. De hecho, durante estos cinco años de carrera, ha hecho un análisis sobre el ambiente político del país y el mundo, utilizando nada más que un plato y los alimentos que encuentra en su cocina, como lo hizo con el retrato de Juan Manuel Santos de mermelada o el Donald Trump hecho con salsa picante mexicana.
Él es el santandereano Luis Carlos Cifuentes, quien participó en la convocatoria de la fundación Corazón Verde para intervenir uno de los 35 Mickey Mouse con motivo de su 90 aniversario. Estas esculturas, que por el momento están exhibidas en el centro comercial Andino, serán subastadas el próximo 17 de octubre en el club El Country, con el fin de apoyar el programa ‘Grado Once’, que financia los estudios básicos de policías y auxiliares heridos.
Diners conversó con el artista sobre su participación en esta exposición, su carrera y las redes sociales:
¿Cuáles son sus expectativas con esta obra de Mickey Mouse?
Más allá de crear polémica, quise hacerle un homenaje a este personaje de mi infancia, porque refleja la inocencia y dulzura, no como otras caricaturas de hoy. Por eso, hice que el ratón se viera bañado en chocolate líquido, para que la gente se acerque y le den ganas de tocarlo.
Siempre quise trabajar en una escultura. Tal vez este es el primer paso de la pintura a la escultura, usando la comida como mi primer insumo.
¿Cómo es su proceso creativo?
Las cosas van llegando. El asociar el material con un personaje es una cosa que se da en la medida de que los hechos y discursos lo permitan. Por ejemplo, el Maduro, hecho con harina pan, está ligado a la crisis alimentaria que vive Venezuela o el Donald Trump, hecho con salsa picante mexicana, hace referencia a las restricciones de migración con los mexicanos.
El ámbito nacional es otra de mis inspiraciones, por ejemplo, hice a Nairo Quintana con panela, como símbolo de uno de los alimentos más conocidos en Colombia, a Catherine Ibargüen con chocolate o a Gustavo Petro con aguacate.
¿Cómo influyen las redes sociales en su trabajo?
Los retratos hechos con comida fueron hechos inicialmente para redes sociales porque no había forma de conservar estos materiales. Más adelante sacamos una serie de fotografías de este trabajo que llamamos ‘Retratos servidos’, que el público puede apreciar en una galería cerca al parque de Usaquén hasta el 27 de octubre.
Por otro lado, soy afortunado con las redes sociales porque cree un público y un espacio para mis obras. Gracias a eso tengo un reconocimiento, lo que me da la capacidad para ser mi propio mánager y gestor.
¿Para quién son sus obras?
Mis obras han tenido buena aceptación en redes sociales y medios. Considero que el arte hay que sacarlo de ese espacio que es solo para conocedores, y ponerlo para que todos lo puedan apreciar e interactuar.
Qué prefiere: ¿el arte que critica o el que genera un estatus social?
De hecho tengo las dos líneas. En un principio no esperaba vivir de la línea crítica porque era un producto para redes. De hecho, tengo un Cristo hecho con caviar, que aunque es muy bello, está hecho para criticar a la Iglesia Católica y su exceso de riquezas.
En cambio la otra línea, que es de retratos a color, es mucho más alegre y está hecha para que la gente la disfrute y la tenga en la casa.
¿Cuál es su artista favorito?
Más allá de tener una referencia clásica, lo que hago es tener a muchos pintores figurativos contemporáneos a mi. De hecho, todas las personas que sigo en Instagram son artistas a quienes admiro mucho, como por ejemplo, Julian Martinez Villalba, Francisco Suárez Camacho y Harley Manifold, solo por mencionar algunos casos.