Carlos Saavedra, retratista de la realidad

Su proyecto de retratar mujeres por todo el país fue seleccionado por National Geographic.
 
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Revista Diners

Carlos Saavedra, o “Carli”, como le dicen sus amigos, recuerda que en Cartagena, en su niñez, sintió atracción por primera vez por la antigua Polaroid de su abuelo. Siempre que le tomaban fotos anhelaba ser el de detrás del lente.

“Papi, yo quiero ser fotógrafo”, le dijo a su padre un día, y él no respondió nada; solo se salió del cuarto. “Pero a los quince minutos volvió emocionado con libros y revistas de fotografía para mostrarme”, cuenta Carlos. Ahora, a sus veinticuatro años, es fotógrafo profesional y se especializa en retrato. “La gente tiene mucho que contar, y yo quiero lograr sacar algo más de una cara”.

Su primer gran proyecto, Las hijas de Huitaca, lo llevó a viajar por Colombia para retratar mujeres, desde niñas de nueve años hasta señoras de noventa. Recorría el país con una cámara de medio formato y una carpa inmensa, para crear una especie de caja de luz que iluminaba sus fotografías desde 360 grados.

El resultado de su trabajo, una serie de retratos en blanco y negro de 110 centímetros por 110, es desgarrador. A ese tamaño las mujeres son elevadas a diosas o figuras míticas, pero al mismo tiempo se ven más reales que nunca. Cada línea, cada arruga, cada sombra impacta y cada detalle cuenta la historia de una mujer colombiana. No conocemos a estas mujeres, pero a través del lente de Carlos Saavedra nos conectamos con ellas como seres humanos, como madres e hijos.

Carlos ha trabajado con diversas revistas nacionales, y sus fotografías lograron la selección de editores del concurso National Geographic y fueron expuestas en la galería de Getty Images en Londres. En diciembre fue seleccionado por el Banco Interamericano de Desarrollo para exponer Las hijas de Huitaca en Washington, y la serie llegará a Bogotá a finales de febrero.

Pero la exposición más importante ya pasó. Carlos regresó a cada uno de los pueblos que visitó durante su viaje a mostrar las fotos, y al final se las regaló a sus protagonistas. Así creó un verdadero intercambio. “Algunas se impactaban. No todo el mundo está acostumbrado a verse reflejado tan profundamente”.

         

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febrero
14 / 2012