Jean Paul Gaultier y Ruven Afanador: un vínculo entrañable
Marilú Menéndez
Siempre he pensado que la magia rige la vida de Ruven Afanador. No sé si es por ser colombiano, o por tener esa mirada caleidoscópica en la que aparecen y reaparecen estratos luminosos de subtextos encantados por una resonancia clara y constante. Magia y resonancia que encontramos una vez más en las fotografías del diseñador Jean Paul Gaultier destacadas en este número de la revista Diners.
Tomadas hace unas semanas en su atelier de alta costura de París, las fotos celebran la apertura de la retrospectiva de la obra de Gaultier en Madrid, y son las primeras por Afanador del aclamado francés, a pesar de una amistad de más de una década. Se conocieron en el 2001, cuatro meses después de la publicación de Torero, en casa de una amiga mutua, en el piso más alto de un viejo edificio en un oscuro barrio parisino.
Un ambiente sorprendente: inmenso, moderno y minimalista, cuya blancura astral Afanador parece evocar en el prístino montaje de esta toma tantos años después. Entorno casi lunar donde Gaultier saluda al asombrado Afanador en un perfecto castellano aprendido durante los años de colaboración con Almodóvar. Durante el transcurso de la exquisita noche, se hace evidente que Gaultier conoce la obra de Afanador íntimamente, obra que comparte con la suya una opulenta decadencia y un reto a las definiciones convencionales de género y belleza.
Hacia los postres, Jean Paul revela que, seducido por los retratos de Torero, quiere que Ruven consienta que él los use como inspiración de su próxima colección para hombres, delatando una humildad cautivadora y rara en un diseñador de moda que habita los círculos emblemáticos de la francesa, a pesar de la actitud rebelde e irreverente que caracteriza su atrevido regodeo en un underground transgresor. Fue una colección sensacional, cuya genial metamorfosis de los delicados detalles de Torero en modernas piezas de ropa masculina, conmovió a Afanador profundamente. Un reverso de papeles singular en nuestros tiempos: el consumado diseñador inspirado por el joven fotógrafo, para el cual había sido él mismo, fuente esencial. Admiración que luego expresa Gaultier en el lindo prólogo de Sombra, segundo libro de Afanador. En la reciente toma, el poderoso lazo estético entre estos dos celebrados artistas resulta irrefutable.
Es lo que permite a Gautier dejarse llevar por la magia juguetona del lente de Afanador y proyectar la elegante travesura de la suya con tan maravilloso abandono.
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